La Prensa Grafica

“Se perdió el rumbo de la agricultur­a (...) No han habido políticas, créditos ni apoyo para la comerciali­zación".

- Diego Recalde, FAO EL SALVADOR

de gobernanza, gestionar normativas y leyes importante­s como una ley de cuencas, ley de agua y de estímulos forestales.

Como parte del Corredor Seco de Centroamér­ica, el país vive a expensas de la variación extrema de las precipitac­iones y la temperatur­a lo cual es una amenaza para la seguridad alimentari­a de la población. Estas condicione­s se agravan especialme­nte por los altos niveles de deforestac­ión que generan degradació­n de tierras y estrés hídrico.

“Principalm­ente el llamado es a proteger los bosques y paisajes forestales por todos los beneficios que nos generan: fijan nitrógeno al suelo, capturan CO2, permiten la infiltraci­ón de agua en los suelos para que se pueda almacenar en los acuíferos esto es fundamenta­l para poder garantizar agua para todos los múltiples usos”, explicó Recalde.

Los bosques ofrecen mucho más, como aire fresco, frutos y productos de alta nutrición y brindan espacio de recreación y sombra. “A pesar de estos beneficios 10 millones de hectáreas de bosques son afectadas anualmente en el mundo; y 2 mil millones de hectáreas de tierra son degradadas. Si perdemos bosques y degradamos suelos nos quedamos sin agua”, enfatizó Recalde.

La pérdida de bosques hace que “el clima” se vaya calentando, de hecho la temperatur­a alrededor de un árbol se reduce entre 2 y 5 grados.

El Decenio de la Restauraci­ón de Ecosistema de Paisajes fue propuesto en Nueva York por El Salvador, y RECLIMA nace de esa propuesta y de la necesidad que tiene el país para invertir y hacer acciones importante­s en el área de restauraci­ón de paisajes y ahondar en investigac­ión.

Es así como se apoya al Banco regional de semillas forestales a través del CENTA (Centronaci­onaldetecn­ologíaagro­pecuaria y Forestal) y se promueve una producción más verde con incentivos para promover la diversific­ación de producción.

La gran pérdida de bosques en El Salvador ha influido para que tenga los niveles más bajos de metros cúbicos per cápita anuales llegando cerca del estrés hídrico. “Se trata de un país pequeño con suelos altamente degradados que no captan agua, no son protegidos. Estimamos que cuesta mil dólares por hectárea cubrirla con todo tipo de especies. Es una estrategia de mediano y largo plazo”, dice Recalde.

Este trabajo implica no solo la compra de nuevas especies, la siembra y mantenimie­nto, sino además el trabajo de cada propietari­o para sembrar otros cultivos simultáneo­s con el fin de asegurar su manutenció­n como café, cacao y frutales (productos que el país importa casi en totalidad).

El funcionari­o hace énfasis en que colaboran con el Plan Nacional del Agua y que se busca un diálogo porque “una ley de agua no puede ser unilateral, involucra comunidade­s, municipios, actores locales, productore­s de diferente tipo y nivel, todos tienen intereses”.

Añade que si la ley no se discute en lugar de ser un bien será todo lo contrario. “Debe haber socializac­ión, participac­ión y un acuerdomín­imoentreto­doslosacto­respara verelprobl­emademaner­aintegral.debeestabl­ecer tarifas adecuadas, el agua no puede ser gratis, debe tener un costo razonable para que tampoco sea un peso para la eficiencia empresaria­l y las tarifas de agua para el consumo humano no pueden ser subsidiada­s para todo el mundo. No puede ser que en los barrios finos de la capital se paguen $3, eso no alcanza para mantener un sistema de calidad y para el buen servicio. Esta ley además debe promover la reforestac­ión con estímulos forestales”, dice.

Recalde explica que los sistemas agroalimen­tarios en El Salvador deben tener una visión sistémica, no se puede ver la producción desligada del agua y de los bosques.

“Se perdió el rumbo de la agricultur­a y ahora la producción está en un declive total, por ejemplo el café va a tener la menor producción de la historia este año, por debajo de los 500 mil quintales, cuando alguna vez produjo 3.5 millones y la producción del país era récord en casi todos los cultivos. No han habido políticas, créditos ni apoyo para la comerciali­zación de productos nacionales, ha habido un abandono del campo”, añadió.

Finalmente, dice que el modelo de consumo que predomina hoy en día, motivado por la remesas, no es un modelo sostenible ni beneficios­o, es necesario retomar la agricultur­a , reducir las importacio­nes de hortalizas y frutas para generar nuevos empleos que además sean verdes.

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