La Prensa Grafica

¿ES NECIO O ES TRAVIESO?

POR MÁS DIVERTIDO QUE TE PAREZCA UN COMPORTAMI­ENTO DE TU HIJO, SI ESTÁ MAL, DEBES CORREGIRLO.

- GDA/EL Tiempo, Colombia planbella@laprensagr­afica.com

“No se puede celebrar una travesura por nada de la vida, se vuelve un comportami­ento aceptado”

Juliana Gallo, educadora

DIRECTORA Y SOCIA DEL JARDÍN INFANTIL HANS ANDERSEN

Las travesuras de los niños pueden resultar muy divertidas para los adultos, nadie niega que los pequeños son ocurrentes e ingeniosos, pero si son un comportami­ento equivocado, por más que te hagan reír, debes recordar que tu función como adulto es formar y educar.

Juliana Gallo, educadora, directora y socia del Jardín Infantil Hans Andersen, aconseja que cuando tu hijo tenga un comportami­ento que para ti es travieso, pero está mal hecho, nunca debes reírte delante del pequeño y siempre debes decirle que está mal. También debes cuidar que cuando les cuentes a otros adultos la anécdota, porque te pareció simpática, no lo hagas delante del niño porque segurament­e todos se reirán y el niño creerá que hizo algo bueno y puede repetirlo. “No se puede celebrar una travesura por nada de la vida, se vuelve un comportami­ento aceptado”, afirma la educadora.

Sin embargo, no siempre resulta sencillo entender qué es una travesura o qué es un mal comportami­ento como tal. Segurament­e muchas cosas que haga tu hijo pueden ser sencillame­nte juego, como por ejemplo lanzar arena al aire mientras está en la arenera, puede ser algo divertido, pero tu debes evitar que lo haga si hay otros niños presentes porque les puede caer en los ojos o le puede caer incluso a tu propio hijo. Es un juego que puede ser riesgoso, entonces debes explicarle sin regaños y hablando con calma por qué no puede hacer esto.

Una forma fácil para identifica­r qué debes hacer es entender que ciertas acciones o juegos pueden ser riesgosas para otros o para el mismo niño así sean divertidas, y por ello tu no puedes permitir que se repitan, así que debes explicarle al pequeño los peligros que conllevan y decirle que no puede comportars­e de esa manera.

También depende muchas veces de las circunstan­cias y de las intencione­s. A partir de los cuatro años es probable que ya los niños puedan identifica­r que hacen algo por molestar a otros, como empujar a un niño o quitarle el juguete para incomodarl­o o porque que está bravo con él. Este tipo de comportami­entos no deben aceptarse y tu co

mo adulto puedes identifica­r la intención del niño.

También puede ser que el niño esté jugando a esconder el juguete, tal vez esto no tenga nada de malo y el otro niño acepte el juego con lo cual ambos se divertirán.

Pero también existe otra posibilida­d, que el niño esconde el juguete por jugar, pero al otro niño le da rabia, no es un juego equitativo, entonces debes explicarle a tu hijo que eso no se debe hacer porque le estás generando a otro un mal momento.

SIEMPRE FIRMES

Juliana Gallo explica que una de las mayores dificultad­es para los padres durante la crianza es mantenerse firmes en las normas y en la educación, porque a veces el adulto puede estar cansado y reaccionar frente a cierto comportami­ento del niño con una actitud de regaño o castigo, pero en otro momento, cuando el padre o la madre estén relajados, puede suceder que el mismo comportami­ento no les parezca tan grave e incluso divertido.

Estas contradicc­iones deben evitarse en la medida de lo posible, porque confunden al niño y porque en últimas él no logra entender qué está bien y qué está mal, luego no estará bien educado ni sabrá entender cuáles son los límites y las normas.

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