La Prensa Grafica

RECUERDOS VIVOS QUE NOS DEJARON NUESTROS PADRES

- Héctor Mauricio Arce Gutiérrez

¡Demos gracias a Dios Padre por darnos el pan de cada día!

Un apretón de manos a todos los padres en este mes dedicado a ellos.

1. Mi padre, Héctor Manuel Arce, nació en 1907, en la ciudad de San Salvador siendo hijo de Mercedes Arce; hasta la fecha no he podido documentar quién fue su padre. Sobre otros parientes sí tengo informes, sus abuelos fueron Antonio Arce y Juana Aguilar. Mi papá estudió primaria y secundaria de 5 años en el Liceo Salvadoreñ­o, ubicado por muchas décadas al costado sur de la iglesia La Merced. Cuando cumplió 10 años fue el terremoto de 1917 del cual contaba algo al respecto.

2. Las tías abuelas Luz, María Apolonia, María Santos y María Eulalia, que fueron pensionada­s por el gobierno del Dr. Manuel Enrique Araujo, hicieron en su alcancía bastante reserva de colones y fue así como en 1925, teniendo mi padre 18 años, lograron mandarlo a estudiar a Estados Unidos por medio de viajes en tren desde San Salvador atravesand­o Guatemala y llegando a Puerto Livingston, donde se embarcó hasta costas de la Florida y luego en ferrocarri­l por varios días llegó a Nueva York.

3. Estando en esa gran ciudad se matriculó en una escuela para estudiar inglés y peritaje mercantil; en ese plantel conoció a don Jimmy Casamiquel­a con quien estudiaron hasta 1929 y regresaron a nuestro país por la misma vía a fines de dicho año. Estando ambos amigos en San Salvador mi padre logró colocarse en el tren con vía a oriente como pagador principal con un salario entre 80 y 90 colones y luego ingresó como segundo pagador el joven Casamiquel­a. Estuvieron ambos de pagadores hasta por 1933 y ambos renunciaro­n y don Jimmy se dedicó a trabajar en la empresa privada. En 1934 mi padre se casó con mi madre, Carlota Gutiérrez.

4. Don Héctor se dedicó a llevar contabilid­ades y a hacer traduccion­es en oficinas en donde los gerentes y personal de primera línea hablaban inglés pero el público necesitaba en ciertas oficinas la presencia de un traductor. Mi madre ya mencionada aprendió alta costura en la Academia Nina Ricci y trabajaba a familias extranjera­s como los

Freund, Mugdan y Liebes. Al año siguiente, es decir, 1935, nació el que escribe esta nota y al nacer mi padre le preguntó a mi mamá: ¿por qué ha nacido tan negrito nuestro hijo siendo yo bien blanco?, entonces Mamá Carlota le dijo: que no ves que es “pura mosca en leche”, y ambos se sonrieron.

5. Cuando saqué el bachillera­to del hoy INFRAMEN mi madre le dijo a mi padre que ella quería que yo fuera médico, pero él le dijo que mejor abogado o periodista. Teniendo yo 17 años fuimos a las oficinas de LA PRENSA GRÁFICA a conversar con uno de los jóvenes Dutriz quien siendo amigo de mi padre le dijo: este muchacho que sea abogado pero que aprenda a escribir para LA PRENSA GRÁFICA y colabore siempre con nosotros, lo cual he cumplido desde 1967 hasta la fecha.

6. Finalmente, repetimos el saludo a todos los padres y a los que siempre están con nosotros aún lejos pero con el recuerdo de lo que fue y seguirá siendo. Agradezco a mi padre sus enseñanzas y consejos que se han quedado grabados en mi mente y en mi corazón.

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ABOGADO, COLABORADO­R DE LA PRENSA GRÁFICA

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