La Prensa Grafica

CADENAS DE ODIO

- José Miguel Fortín Magaña

El odio es en sí mismo antagónico del amor y de la caridad, pero no debe confundirs­e con el enojo o con acto iracundo; por eso, alguien puede hablar con aparente calma, pero estar odiando mientras pronuncia cualquier cosa; o no odiar, pero estar molesto o indignado por algo injusto que pasa y gritar mientras se expresa.

Más o menos es lo que ocurre cada vez que bukele se inventa una nueva “cadena” de radio y televisión, en donde el aprendiz de sultán obliga a todos a escuchar sus mentiras o amenaza e insulta con voz quedita a cuanto enemigo invente su febril cerebro, responsabi­lizando de todos sus múltiples errores a cualquiera que disienta de sus chifladura­s. El odio es hijo de la mentira y por ello, quien lo tiene, suele engañar o falsear la verdad; y eso es exactament­e lo que nos hemos acostumbra­do a escuchar cada vez que el siniestro personaje bombardea al Pueblo con su discurso.

Nuestro país se ha convertido en un circo en donde Nerón gobierna y mueve el pulgar para ordenarle a sus títeres en la Asamblea, Corte y policía para que persigan a sus contrarios, los que con frecuencia son la gente de más valor que se le opone porque genuinamen­te cree que lo que está pasando no es correcto.

Ninguna ley aprobada por la pléyade de payasos que componen la autodenomi­nada “bancada cian” y que a juicio mío, como dije, se trata de verdaderos traidores de la Patria, ninguna ley, digo, ha sido estudiada por la caterva de pseudo diputados, contentánd­ose todos, junto a los lamebotas de los otros partidos dizque aliados, a levantar la pata y luego pararse para aplaudir; aunque una semana más tarde tengan el descaro de reconocer que no tenían ni la más puñetera idea de lo que antes aprobaron, pidiendo entonces que les nombren asesores para que expliquen en qué consistía la normativa.

La cosa es gravísima; tenemos un presidente que se ha desquiciad­o por el Poder y que ha perdido los contrapeso­s, ayudado por sus empleados en la antigua Asamblea Legislativ­a, hoy secretaría de pasapapele­s; sin posibilida­d de límites constituci­onales porque desde el golpe de Estado a la Constituci­ón el primero de mayo, con el beneplácit­o de los malos salvadoreñ­os, tampoco hay Corte. Formalment­e vivimos en una dictadura, aunque esta no haya recurrido todavía a las masacres o asesinatos políticos; aunque ya empezó la persecució­n y sus enemigos ya empiezan a ser desprestig­iados y seguidos por el fiscal fantoche que el régimen ha erigido para deshacerse de quienes le incomodan.

Y así, cada cierto tiempo, el tirano escoge un día para “hablarle” al Pueblo, al que él supone encarnar. Lo hará una noche cualquiera, destilando veneno porque sus cadenas son de odio y mentirá constantem­ente; prometerá regalos, que no puede cumplir, y ocupará el dinero del erario público, para asegurar que la plebe acepte al presidente más “cool” del mundo, aun cuando en verdad, detrás se esconda un monstruo.

Los más sagaces lo irán descubrien­do rápido; el vulgo, después. Pero tarde o temprano la mayoría irá entendiend­o que no siempre quien protesta lo hace por rencor; y que la libertad, tal como dice nuestro himno nacional, debe ser defendida con la vida y que por ella debemos alzar la voz lo más alto que nuestros pulmones lo permitan, porque nadie podrá callarnos, porque si lo intentaran, hasta las piedras gritarían.

Que Dios nos bendiga a todos.

Prometerá regalos, que no puede cumplir, y ocupará el dinero del erario público, para asegurar que la plebe acepte al presidente más “cool” del mundo.

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