MÁS ORGULLO Y MENOS PREJUICIO
Esta semana se celebró el Día Internacional del Orgullo LGBT, un día en el que a nivel internacional se realizan marchas y otras actividades para reafirmar el sentimiento de orgullo sobre las identidades y orientaciones sexuales y de género tradicionalmente marginadas y reprimidas y para visibilizar su presencia en la sociedad.
Seamos honestos, en la gran mayoría de países de Latinoamérica predomina la cultura tradicional y conservadora que castiga a las comunidades con una orientación sexual diferente con insultos, hostigamiento, memes, chistes, apodos y críticas constantes.
Cuando esto sucede en el ambiente laboral, presenta desafíos para la fuerza laboral LGBTI+ y para la cultura organizacional tradicional de muchas empresas y compañías. Excluirles y no tener políticas que les considere no solo afecta a las organizaciones, también a la sociedad.
En 2020 el estudio realizado con 28,000 colaboradores de 26 países del mundo indicó que solo 14 % de colaboradores LGBTI+ (lesbiana, gay, bisexual, transgénero, queer, intersexual y otros) se siente apoyado por la organización donde trabaja, solo el 21 % de en posiciones de liderazgo es totalmente abierto en su trabajo respecto a su orientación sexual, mientras que el 19 % dice no ser sincero sobre su orientación sexual por temor a ser discriminado.
Según el estudio, ante esto las empresas deben promover que los líderes hablen abiertamente sobre el tema, promover acciones de apoyo y asegurar un entorno de trabajo equitativo y de no discriminación. Las empresas comienzan con la adopción de políticas de diversidad e inclusión, sensibilizan a sus equipos de trabajo en esta temática e instauran comités de diversidad e inclusión que diseñan estrategias integrales.
A nivel individual, si bien la base de cualquier conversación es el respeto a las diferencias, el rol de una persona que se convierte en aliada va mucho más allá de ponerse una camisa multicolor por moda o cambiar de tema cuando alguien hace un comentario despectivo hacia alguien con una preferencia sexual diferente a la suya. Una persona aliada del tema es capaz de defender a otros que se encuentran en situaciones de discriminación, amplifica las voces de los marginados y no representados, usa su posición y ventaja para apoyar a otros y se educa constantemente sobre temas relacionados.
Nuestra cultura no solo discrimina a estas personas, también está llena de prejuicios que lastiman y no nos dejan vivir culturas inclusivas y diversas. Se critica a la mujer que tiene hijos, porque se cree que no puede ocupar un rol de liderazgo al dedicar más tiempo al hogar; se critica a la persona mayor, porque se piensa que ya no tiene nada que ofrecer a nivel profesional; se critica al hombre de negocios, porque se piensa que no dedica suficiente tiempo a sus hijos; se critica a la joven que asciende, por pensar que tiene alguna relación con su jefe; en fin, esto frena el mundo de oportunidades que se puede tener cuando se trabaja en entornos más abiertos e inclusivos.
Construir una cultura organizacional abierta a la diversidad requiere ambientes laborales que tengan como principios la no discriminación, el respeto, la aceptación y el trato igualitario de los colaboradores, visibilizando a todas las personas, su potencial y talento. Ni más, ni menos: igual.
Sintámonos orgullosos de amar, aceptar, respetar y tolerar más. Solo promoviendo más el orgullo que los prejuicios podremos avanzar como sociedad.
En la gran mayoría de países de Latinoamérica predomina la cultura tradicional y conservadora... Cuando esto sucede en el ambiente laboral, presenta desafíos para la fuerza laboral LGBTI+.