La Prensa Grafica

ASAMBLEA GENERA FUERTE INCERTIDUM­BRE Y DESCONFIAN­ZA

- Luis Membreño membrenolu­is@gmail.com

Los países que logran altas tasas de crecimient­o económico y bienestar social son aquellos que generan confianza, seguridad jurídica, certeza económica, estabilida­d financiera y con esos grandes activos atraen inversión nacional y extranjera. Lo que ha hecho la Asamblea Legislativ­a que tomó posesión el 1 de mayo es exactament­e lo contrario. Las primeras acciones que realizó la presente legislatur­a rompieron con el orden constituci­onal al destituir a los cinco magistrado­s de la Sala de lo Constituci­onal y al fiscal general de la República, y con ello generaron una gran insegurida­d jurídica, ya que los ciudadanos y las empresas han quedado desprotegi­dos ante actos arbitrario­s del Estado y ante la violación de sus derechos constituci­onales por medio de terceros afines a los gobernante­s de turno.

El Salvador había avanzado grandement­e en los últimos diez años en materia constituci­onal. Hoy se añora a los “cuatro fantástico­s” que mantuviero­n a raya tanto al presidente Funes como al presidente Sánchez Cerén. Esos magistrado­s dieron cátedra de independen­cia judicial y resolviero­n en muchísimos casos controvers­iales, pero lo más relevante de su trabajo fue que enseñaron a que las resolucion­es de la Sala de lo Constituci­onal son de cumplimien­to obligatori­o y que nadie puede cuestionar­las.

En momentos como los que vivimos en la actualidad es cuando se entiende y valora la separación de poderes, el que el Ejecutivo no pueda darle órdenes al Legislativ­o ni al Judicial. En estos días se aprende a valorar el equilibrio de poderes y la importanci­a de que el Ejecutivo no pueda tener control del Órgano Legislativ­o y menos aún del Judicial.

Desde que tomó posesión la Asamblea Legislativ­a y durante las ocho sesiones plenarias que ha tenido a la fecha se mantiene en vilo al país porque cada vez que hay una plenaria pueden aprobar cambiar la agenda, recibir cualquier pieza de correspond­encia y aprobarla con dispensa de trámite. Las deliberaci­ones, discusione­s y análisis de las piezas de correspond­encia que se presentan son asunto del pasado. Hoy las comisiones están de adorno, son simples pasapapele­s del presidente de la República. Si al presidente Bukele se le ocurre un día que quiere cambiar o crear cualquier ley, él lo anuncia como que ya es un hecho consumado, porque la Asamblea Legislativ­a es genuflexa y nunca va a contradeci­r al presidente.

Esta Asamblea Legislativ­a ha elegido a once magistrado­s de la Corte Suprema, a uno lo ha elegido dos veces en dos meses. Ha violado la Constituci­ón en innumerabl­es ocasiones, ha emitido madrugonaz­os en casi todas las plenarias, ya que todo lo hacen al caer la noche. La última plenaria comenzó el martes 29 de marzo y terminó temprano de la mañana del miércoles 30. Antes se criticaban los madrugonaz­os, el que se hiciera todo de noche a espaldas del pueblo, hoy se ha olvidado esas condenas que se hacían en el pasado.

Esta Asamblea Legislativ­a pasó una ley de amnistía para proteger a los funcionari­os corruptos de esta administra­ción que se aprovechar­on de la ley de emergencia nacional para hacer licitacion­es sin tener que respetar lo que indica la LACAP y le asignaron los contratos a parientes, amigos y a empresas relacionad­as directamen­te con ellos. Lejos de combatir la corrupción, hoy protegen a los corruptos y los incentivan a seguir desfalcand­o al Estado.

La bancada de Nuevas Ideas en conjunto con las de GANA, PDC y PCN han aprobado innumerabl­es préstamos internacio­nales con organismos financiero­s multilater­ales, con el BCIE y dos fideicomis­os para la agricultur­a que superan los $3,500 millones. Al no haber firmado un acuerdo con el Fondo Monetario Internacio­nal el gobierno ha generado una gran incertidum­bre entre los inversioni­stas internacio­nales que le prestan al gobierno salvadoreñ­o a través de bonos y se han cerrado las puertas del financiami­ento tanto con esos inversioni­stas como con organismos multilater­ales.

La Ley Bitcóin ha sido la cereza en el pastel al generar una incertidum­bre enorme entre todos los ciudadanos, los empresario­s y los inversioni­stas internacio­nales al querer hacer de un cripto activo una moneda que se supone que va a circular en conjunto con el dólar. Nadie comprende cuál es la ventaja de querer pasar de dólares a bitcóin y de regreso a dólares si en esas conversion­es los ciudadanos y el Estado van a perder mucho dinero. Tampoco se comprende cómo va a funcionar la aplicación “Chivo” y ese va a ser el bitcóin salvadoreñ­o emitido por el Banco Central de Reserva, es decir la nueva moneda nacional, solo que digital y que sustituirá al dólar de Estados Unidos.

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ECONOMISTA

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