Crisis en campamentos de migrantes
Miles de migrantes mexicanos y centroamericanos enfrentan inseguridad en la frontera norte.
Las condiciones de cientos de familias que esperan en la frontera norte de México su oportunidad para pedir asilo en Estados Unidos empeora día a día. Muchos están en campamentos improvisados, bajo plásticos o lonas, sin baños y a merced de los criminales tanto en Tijuana, en el extremo oeste, junto a California, como en otros puntos de la frontera. “Los niños se están enfermando de diarrea, se enferman de calenturas, de infecciones porque hay mucha mosca”, cuenta Karitina Hernández, de 63 años, una mexicana que salió huyendo del sureño estado de Guerrero con toda su familia, seis adultos y tres niños. Llevan semanas viviendo en una tienda de campaña de El Chaparral, uno de los cruces que unen Tijuana con San Diego, donde unos 2.000 migrantes de distintas nacionalidades -sobre todo mexicanos, centroamericanos o haitianos- viven hacinados bloqueando este paso peatonal. “No hay higiene, aquí en la basura tiran todo, tiran el excremento, orines”, añade Hernández. Tampoco hay seguridad. La Comisión Nacional de Derechos Humanos alertó hace días de los riesgos sanitarios y de todo tipo tipo que están sufriendo esas personas. Las autoridades en Tijuana ya han avisado que planean desalojar la zona del Chaparral pero los migrantes temen que si se mueven, sus posibilidades de cruzar disminuyan, sobre todo hoy cuando la administración Biden reabrió la posibilidad de asilos.