ALZA DE PRECIOS DE ALIMENTOS Y HAMBRUNAS DE PROPORCIONES BÍBLICAS
“Aumento del hambre” por el fuerte incremento de los precios de los alimentos advirtió el Fondo Monetario Internacional (FMI) el 6 de abril pasado y ahora, el 30 de junio, David Beasley, director del Programa Mundial de Alimentos (PMA), dice temer una “hambruna sin precedentes y de proporciones bíblicas” en docenas de países por una escasez de alimentos. Y agrega: “Pensamos que el año pasado superaríamos la pandemia de coronavirus, en cambio permanece con las variantes devastando sobre todo a las naciones de bajos ingresos y a los países en desarrollo que han sido catastróficamente golpeados por esta tormenta perfecta”.
Debemos poner atención a esta advertencia del PMA, programa de la Organización de las Naciones Unidas que recibió el Premio Nobel de la Paz en 2020 por su “lucha contra el hambre y contribución a mejorar las condiciones de paz en las zonas afectadas por conflictos y... (por) prevenir el uso del hambre como arma de guerra”.
Con visión previsora, Beasley señaló que es necesario que los líderes mundiales vuelvan a asignar más fondos a los países más afectados, como ocurrió el año pasado por la pandemia de coronavirus, porque “estos no son solo números, no son solo estadísticas, son personas reales... vidas reales, frágiles y literalmente al borde de la inanición”.
Si bien es poco probable que en El Salvador se den estas condiciones, es de considerar que 32 % de su población, unos 2.18 millones de personas, vivió en situación de pobreza en 2020 y podría llegar a 33.3 % en
2021, unos 2.28 millones de personas, de las cuales, alrededor de 475 mil (7.0 %) estaría viviendo en situación de pobreza extrema, en
grave riesgo de desnutrición.
Por esto, atender a estas personas en situación de pobreza debe ser prioridad de país, tal como se hizo durante la parte más fuerte de la pandemia en 2020 e inicio de 2021, lo cual podría mejorarse si se trabaja directamente con el PMA en la entrega de alimentos.
Oscurece el panorama la advertencia del FMI que, de no haber intervenciones de políticas, prevé una “disminución de los ingresos y el aumento de los precios de los alimentos registrados (a nivel mundial) en 2020”. Ante esta situación, el FMI sugiere que los gobiernos fortalezcan las redes de protección de los más vulnerables y ver cómo evitar alzas en el precio de los alimentos, y “adoptar medidas alternativas que estimulen la existencia de suficientes reservas estratégicas de alimentos... y alienten el desarrollo y la adopción de cultivos y métodos de producción más resilientes al clima”. Según el FMI, los precios de los alimentos se elevaron 20 % entre agosto de
2020 y febrero de 2021, especialmente, por el 45 % de aumento en precio de aceites vegetales y 41 % en los cereales y 38 % del trigo, sin considerar el 50 % de alza de los precios de la soja y el maíz ante el fuerte aumento de la demanda china. El gran temor del FMI es que la pandemia de covid-19 pueda “borrar décadas de progreso contra la desnutrición en todo el mundo”.
En El Salvador, además de semillas y fertilizantes, habría que dar mayor asistencia técnica y mejorar y ampliar los distritos de riego, para producir más alimentos y reducir al mínimo posible el impacto externo que pueda darse.
Es de considerar que 32 % de la población de El Salvador, unos 2.18 millones de personas, vivió en situación de pobreza en 2020 y podría llegar a 33.3 % en 2021.