¿DESTINO, RUMBO, CARTA DE NAVEGACIÓN?
Cuando se viaja, se dirige una empresa y con mayor razón se conduce a un país, hay cosas que no pueden obviarse, lo primero es el destino, al Polo Norte o al Polo Sur, Santa Ana o San Miguel, es básico para emprender el viaje, así se sabe hacia a dónde, con qué equipamiento contar, si en tren, en carro o en avión, cantidad de combustible, tripulación si se necesita, habilidades de los tripulantes, experiencia del capitán para sortear obstáculos según la ruta, de las tormentas tropicales a los iceberg en aguas gélidas.
El destino es fundamental para marcar el rumbo, dependiendo de las condiciones que se encontrarán, vientos, lluvia, mareas o las propias del terreno si es por tierra y cerca, accidentes topográficos, tráfico, estado de los caminos, etcétera.
Al dirigir los destinos de un país con mucha mayor razón se precisa de destino, rumbo y carta de navegación. Hasta ahora los ciudadanos no tenemos ni idea de ninguno de esos temas estratégicos, aparentemente el gobierno tampoco y si lo sabe, no lo ha comunicado. Lo único que el gobierno muestra y los de afuera percibimos, nacional e internacionalmente, es la búsqueda ilimitada del poder y una vocación por el culto al líder como se ha visto en tanto gobierno populista. Eso lo tienen como no lo ha tenido nadie, el poder total y la actitud desafiante de hacer lo que les venga en gana sin conocer límites ni importarles críticas ni obstáculos internacionales. Muy notablemente la confrontación con nuestro aliado más importante, primera potencia económica y probablemente militar en el mundo, Estados
Unidos de América (EUA).
Ante la crítica y el reclamo, Bukele, en lugar de poner pausa y reflexionar, reacciona en su mejor estilo menospreciando ambos y acelerando en lo que puede causar mayor confrontación y serios problemas para el país; después del bitcóin, anuncia sin estudios de soporte un incremento de salario mínimo y en un hecho sin precedentes reprime a una oposición mansa, ARENA, embargándolos de manera fulminante, según todos los juristas, ilegalmente sin causales, juicio, dictamen ni lo que mandan los reglamentos, una extinción de dominio de sus inmuebles, muebles y la deuda política que nunca desembolsaron, a matar al oponente aunque esté amarrado y de rodillas.
La mayoría de la opinión lo ve como una amenaza, un escarmiento para los que lo opongan. Con el poder total en sus manos, con el fiscal impuesto listo a obedecer órdenes instantáneamente, sin ningún contrapeso al tener en su mano la Corte Suprema de Justicia, demuestra que está dispuesto a hacer lo que se le ocurra sin importar consecuencias.
Es realmente lamentable y ciertamente preocupante.
Con toda la acumulación de poder, Bukele tiene la oportunidad, aunque sea a grandes rasgos, de hacer las cosas bien, fijar destino para el país más allá de la concentración de poderes, ajustar el rumbo de acuerdo con ello y diseñar una carta de navegación, un programa de gobierno con políticas públicas que superen el discurso del odio, la desinformación y la crispación constante en que mantiene a la sociedad y apunten a llevar el país a un mejor estadio, ajustar las finanzas públicas y el endeudamiento suicida, contenerse en su furia e improvisación y resolver los grandes problemas del país que están allí, intactos y multiplicados.
Es importante que desescale la tensión con EUA y aproveche la mano que le tienden al país, no es tarde todavía, es de sabios rectificar.
Con el poder total en sus manos, con el fiscal impuesto listo a obedecer órdenes instantáneamente, sin ningún contrapeso al tener en su mano la Corte Suprema de Justicia, Bukele demuestra que está dispuesto a hacer lo que se le ocurra sin importar consecuencias.