La Prensa Grafica

PANDEMIA, MIGRACIÓN Y DESARROLLO HUMANO

- Rafael E. Góchez regochez@hotmail.com

Una investigac­ión conjunta del PNUD y la OIM realizada en nueve países (incluyendo El Salvador) muestra que la pandemia ha aumentado la pobreza y el desempleo para muchos migrantes y sus familias. Los datos recopilado­s mostraron que las restriccio­nes de viaje han dejado a un número significat­ivo de migrantes varados, y otros se han visto obligados a regresar a sus países de origen donde enfrentan muchas dificultad­es.

La pandemia de covid-19 ha desencaden­ado una crisis socioeconó­mica y exacerbado las vulnerabil­idades en entornos frágiles. Por ejemplo, la referida investigac­ión muestra que La Unión, en El Salvador, donde gran parte de su población trabaja en el extranjero y que algunos han regresado, uno de cada tres hogares tenía un miembro de la familia que había perdido su trabajo.

Dicho estudio plantea que los esfuerzos para erradicar la pobreza y el hambre, mejorar la salud y la educación y promover la igualdad de género no tendrán éxito si los planes de desarrollo y las políticas públicas no incorporan a los migrantes. El reto es enorme, dado que las respuestas integrales requieren el involucram­iento de las personas migrantes y retornadas, para una mejor recuperaci­ón y la construcci­ón de sociedades más inclusivas y resiliente­s.

Este problema es complejo y pasar de la teoría a la práctica es difícil. Teóricamen­te, lo pertinente es trabajar en políticas nacionales que construyan cohesión social y generen oportunida­des económicas en los lugares de origen de las personas migrantes. Llevar este planteamie­nto a la práctica es complicado. ¿Por qué? Porque ampliar las oportunida­des y reducir la insegurida­d en el interior de El Salvador requiere de voluntad política, reprograma­ción presupuest­aria y acción conjunta. Consiguien­temente, sería un error delegarle la solución de esta problemáti­ca a las municipali­dades. Una solución integral y sostenible requiere de la coordinaci­ón y cooperació­n del nivel local, nacional, regional e internacio­nal.

Por otra parte, PNUD y OIM subrayan dos puntos: (1) la pandemia evidenció que la población migrante es “esencial” para la fuerza laboral en áreas importante­s del desarrollo, y (2) sin incorporar a la migración y a los migrantes en la planificac­ión y acción no habrá recuperaci­ón del covid-19 ni se lograrán los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030. En otras palabras, es primordial la inclusión de las personas que están emigrando y retornando al país.

La investigac­ión del PNUD y la OIM permite subrayar la convenienc­ia de generar sinergias, confianza y oportunida­des para dinamizar las economías locales. ¿Cómo hacerlo? Estimuland­o la inversión, el acceso a internet, la autosufici­encia y la empleabili­dad en los 14 departamen­tos del país.

Reflexión: las remesas –los dólares ganados por miles de migrantes salvadoreñ­os y enviados a sus casas– han mantenido a flote la economía nacional y familiar durante la pandemia. La solidarida­d cuscatleca ha alcanzado los 6 mil millones de dólares en el último año (cerca del 22 % del PIB).

Conclusión: es crucial que las autoridade­s nacionales y locales integren a las personas migrantes y retornadas dentro de las políticas públicas y planes de acción para la recuperaci­ón económica y el mejoramien­to de la calidad de vida en el lugar de origen de la población migrante. En síntesis, promover la inclusión social y elevar el índice de desarrollo humano en el interior del país es la ruta indicada para abordar las causas del éxodo salvadoreñ­o.

El reto es enorme, dado que las respuestas integrales requieren el involucram­iento de las personas migrantes y retornadas.

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COLABORADO­R DE LA PRENSA GRÁFICA

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