PANDEMIA, MIGRACIÓN Y DESARROLLO HUMANO
Una investigación conjunta del PNUD y la OIM realizada en nueve países (incluyendo El Salvador) muestra que la pandemia ha aumentado la pobreza y el desempleo para muchos migrantes y sus familias. Los datos recopilados mostraron que las restricciones de viaje han dejado a un número significativo de migrantes varados, y otros se han visto obligados a regresar a sus países de origen donde enfrentan muchas dificultades.
La pandemia de covid-19 ha desencadenado una crisis socioeconómica y exacerbado las vulnerabilidades en entornos frágiles. Por ejemplo, la referida investigación muestra que La Unión, en El Salvador, donde gran parte de su población trabaja en el extranjero y que algunos han regresado, uno de cada tres hogares tenía un miembro de la familia que había perdido su trabajo.
Dicho estudio plantea que los esfuerzos para erradicar la pobreza y el hambre, mejorar la salud y la educación y promover la igualdad de género no tendrán éxito si los planes de desarrollo y las políticas públicas no incorporan a los migrantes. El reto es enorme, dado que las respuestas integrales requieren el involucramiento de las personas migrantes y retornadas, para una mejor recuperación y la construcción de sociedades más inclusivas y resilientes.
Este problema es complejo y pasar de la teoría a la práctica es difícil. Teóricamente, lo pertinente es trabajar en políticas nacionales que construyan cohesión social y generen oportunidades económicas en los lugares de origen de las personas migrantes. Llevar este planteamiento a la práctica es complicado. ¿Por qué? Porque ampliar las oportunidades y reducir la inseguridad en el interior de El Salvador requiere de voluntad política, reprogramación presupuestaria y acción conjunta. Consiguientemente, sería un error delegarle la solución de esta problemática a las municipalidades. Una solución integral y sostenible requiere de la coordinación y cooperación del nivel local, nacional, regional e internacional.
Por otra parte, PNUD y OIM subrayan dos puntos: (1) la pandemia evidenció que la población migrante es “esencial” para la fuerza laboral en áreas importantes del desarrollo, y (2) sin incorporar a la migración y a los migrantes en la planificación y acción no habrá recuperación del covid-19 ni se lograrán los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030. En otras palabras, es primordial la inclusión de las personas que están emigrando y retornando al país.
La investigación del PNUD y la OIM permite subrayar la conveniencia de generar sinergias, confianza y oportunidades para dinamizar las economías locales. ¿Cómo hacerlo? Estimulando la inversión, el acceso a internet, la autosuficiencia y la empleabilidad en los 14 departamentos del país.
Reflexión: las remesas –los dólares ganados por miles de migrantes salvadoreños y enviados a sus casas– han mantenido a flote la economía nacional y familiar durante la pandemia. La solidaridad cuscatleca ha alcanzado los 6 mil millones de dólares en el último año (cerca del 22 % del PIB).
Conclusión: es crucial que las autoridades nacionales y locales integren a las personas migrantes y retornadas dentro de las políticas públicas y planes de acción para la recuperación económica y el mejoramiento de la calidad de vida en el lugar de origen de la población migrante. En síntesis, promover la inclusión social y elevar el índice de desarrollo humano en el interior del país es la ruta indicada para abordar las causas del éxodo salvadoreño.
El reto es enorme, dado que las respuestas integrales requieren el involucramiento de las personas migrantes y retornadas.