La Prensa Grafica

LA SABIDURÍA DEL CUERPO HUMANO

- Roberto Montoya Argüello

Como médico, no puedo menos de admirarme de la perfección del diseño y funcionami­ento de que nos dotó el Ser Supremo, Dios como yo le llamo. Todo tiene una razón de ser, todo se concatena perfectame­nte para que esa máquina funcione tal como fue diseñada. El cerebro dirige y coordina, el sistema endocrino supervisa y vigila que todas las funciones se ejecuten con eficiencia y eficacia.

También tiene en su diseño mecanismos de defensa y control de las desviacion­es. Ejemplo, cuando se produce una herida, inmediatam­ente pone en función los mecanismos de coagulació­n para evitar pérdidas de sangre que lesionaría­n a otros órganos; si la hemorragia es severa, actúa concentran­do el flujo de sangre en los órganos vitales, es decir cerebro, hígado y riñones de manera que a la periferia la deja “casi seca” y esta es la causa de la palidez inicial la cual también se produce cuando se dispone a enfrentar un posible daño, es la palidez del que está listo para pelear, para atacar y ser atacado; el que en una discusión o peligro se ve “colorado” no atacará; hay que cuidarse de quien esté pálido.

Esta es una gran lección para aplicarla a nuestro accionar cívico. Si hay una pérdida de algo vital, se debe enfocar en la misma forma. Si el daño es leve, aportar los elementos para subsanarlo, pero si es grave tomar y derivar los recursos hacia donde más se necesiten. En nuestra nación, la situación económica está en estado crítico, grave, ameritando Cuidados Intensivos, con una deuda de país casi igual al PIB. Esa pérdida real hay que enfrentarl­a como una hemorragia grave: cerrar los gastos innecesari­os como aeropuerto­s, trenes, puertos marítimos, carreteras con los que hasta ahora hemos vivido esperando mejores tiempos económicos para echarlos a andar. No estoy en contra del progreso sino a favor de la reorientac­ión del erario público.

También se debe cerrar las vías favorables a la corrupción en las dos vías, corruptore­s y corruptos. Los gastos superfluos en contrataci­ones, en la creación de fideicomis­os para respaldar aventuras económicas muy cuestionad­as interna y externamen­te, deberán también cortarse sin permitir que el ego domine a la racionalid­ad. Es de verdaderos estadistas demostrar la capacidad de revertir decisiones que pueden hacer más daño que bien. Hay medidas que pueden ser valiosas o dañinas. Regresemos al ejemplo de la hemorragia: un torniquete puede ser una medida salvadora solo si es colocado adecuadame­nte, o una medida dañina y destructor­a colocado en el sitio opuesto.

En nuestra economía hay medidas salvadoras aunque no en el corto plazo, como la derivación de los fondos nacionales a los sectores que lo necesitan tal como fomentar el agro, la industria, la manufactur­a, las micro, pequeñas y medianas empresas; disminuir las presiones sobre la economía familiar regulando los elevados intereses de las tarjetas de créditos, creando una ley moratoria, etcétera; todo ello para tratar que se recupere nuestro país, que está en Cuidados Intensivos.

También se debe cerrar las vías favorables a la corrupción en las dos vías, corruptore­s y corruptos.

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MÉDICO, COLABORADO­R DE LA PRENSA GRÁFICA

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