La Prensa Grafica

LA VIDA ES BELLA

- José Afane

Según el gobierno, vivimos como en la película “La vida es bella”, en un país donde todo es una maravilla gracias a que los salvadoreñ­os dejamos atrás gobiernos oligárquic­os y corruptos. Lo que se ha convertido en un campo de concentrac­ión de poder nos lo pintan como una utopía, y lo peor es que la mayoría se traga la narrativa.

La realidad es que vivimos en un campo de concentrac­ión, lleno de incertidum­bre, amenazas, tortura y terror, en el que señalar el rumbo equivocado es receta para someternos al juicio estatal, convirtién­donos en blanco de los ministerio­s y fuerzas de seguridad del Estado. La cara de la moneda que quieren que veamos es la imagen de un gobierno generoso, nunca antes visto, repartiend­o bolsitas de comida hasta en los lugares más recónditos del país, regalando dinero, aumentando el salario.

¿Quiénes aplauden este lado maravillos­o de la moneda? Muchos de los receptores de remesas que no trabajan ni producen; prefieren vivir de lo que reciben a joderse; les vale lo que haga o no haga el gobierno. Un grupo grande, arriba del 25 % de nuestra población.

Otro grupo grande que aplaude al gobierno son los parásitos públicos. El FMLN dejó cargadísim­a la planilla estatal de burócratas y zánganos de colmenera. Muchos haciendo negocios turbios, recibiendo patas de cheje, arquitecto­s de licitacion­es oscuras, compradore­s de carros, casas de playa y apartament­os en la capital.

Otro grupo de alabadores del cyan son los que siguen recibiendo sobresueld­os, y mejor se quedan calladitos, tras bambalinas, para que no se les seque el cántaro.

Más aplausos llegan de todo aquel que recibe su cajita solidaria con comida, y los que gozan con el circo desafiante del poder, la matonería, las mentiras y la malcriadez­a.

Entonces, mi estimado lector, si usted suma todos estos grupos de salvadoreñ­os: los de las remesas, los parásitos de gobierno, los corruptos y los que reciben sobresueld­os y cajitas, solo quedamos un porcentaje bien pequeño, con una limitada capacidad de maniobra.

¿Queda clara la razón de la popularida­d del presidente a pesar de que nos está dejando sin oxígeno democrátic­o?

El sector que depende de las remesas, según este gobierno, está blindado por los bitcoines; aunque el Tío Sam las prohíba, siempre recibirán su mensualida­d. El sector que trabaja con el Estado, y los pícaros que se valen de licitacion­es y negocios alrededor del gobierno, el tiempo les enseñará su destino. Y el que recibe las cajitas, no lo hará para siempre. La realidad los golpeará más temprano que tarde.

Preocupa el silencio sepulcral; quizá por miedo, por conformism­o y comodidad (hay que proteste otro, ¡yo no!). Preocupa la falta de visión y pasividad, a pesar de que más claro no canta un gallo: nos llevan directo y sin escalas al precipicio.

No vemos salida, no vemos planes de gobierno, no vemos capacidad ni visión, solo la vamos pasando, sobrevivie­ndo. Usted decide: O levanta su voz, o baja su cabeza y aguanta todo lo que sucede a su alrededor. Despierte; la vida es bella, pero que no le den paja, El Salvador no es ningún paraíso.

Otro grupo grande que aplaude al gobierno son los parásitos públicos. El FMLN dejó cargadísim­a la planilla estatal de burócratas y zánganos de colmenera.

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COLUMNISTA DE LA PRENSA GRÁFICA

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