EN GRAN MEDIDA, LO QUE VA PASANDO EN EL AMBIENTE ESTÁ DETERMINADO POR NUESTRAS PROPIAS DECISIONES COMO SOCIEDAD
Entendamos de una vez por todas que, independientemente de los matices, de las singularidades y de los desajustes que vayan presentando los hechos en los que nos vemos envueltos en los diversos planos colectivos, lo que siempre resalta es la relación causa-efecto; es decir, el vínculo acción-resultados. Y vistas las cosas desde tal perspectiva, se grafica sin mayor dificultad lo trascendente que es estar en todo momento pendientes de lo que se hace y de lo que se deja de hacer, para poder así ir siguiéndole la pista al curso de la realidad. La tendencia más fácil y a la vez la más propicia a los extravíos es aquella que busca encastillamientos en posiciones tanto impulsivas como defensivas, y lo que se logra con ello es un estancamiento, que puede llegar a ser permanente, en posiciones que se enredan cada vez más. Por todo lo anterior es absolutamente decisivo asumir en todo momento actitudes analíticas de fondo, que habiliten tanto la comprensión como la buena marcha. Todo esto lo podemos ver aún más claro, si nos disponemos a ello, en las circunstancias que corren, en las que se escenifica un choque constante entre lo que se venía dando en la política y lo que ahora se da. Todos los actores deberían poner cuanto antes lo que le toca a cada uno, para que al final sea la ciudadanía la que vaya tomando las decisiones oportunas en el devenir del proceso nacional. Como hemos repetido constantemente, y lo seguiremos haciendo sin cansarnos, dicho proceso nos pertenece a todos, porque todos somos la ciudadanía en la que reside el poder según la lógica irrecusable de la democracia. Y al ser así, nos toca armar destino en común, como la misma democracia determina. Por todo lo anterior, y lo que se podría agregar al respecto, es deber absolutamente compartido consolidar Patria y definir destino ahora y siempre, con todo lo que eso significa y representa.