REMESAS E INVERSIONES PRODUCTIVAS
La FAO estudia la función que desempeñan la emigración y las remesas en la agricultura, la seguridad alimentaria y el desarrollo rural. La publicación de la CEPAL “Estrategias para fomentar la inversión de remesas familiares y la inclusión financiera” destaca que, en algunos países, los flujos de remesas superan a la inversión extranjera directa y la asistencia oficial para el desarrollo. El Salvador es el país de América Latina en el que estos flujos tienen el mayor peso, arriba del 21 % del PIB.
La mayor parte de las remesas se orienta a satisfacer necesidades básicas de los hogares receptores y hasta un 33 % de estas se ahorra o se invierte en educación y salud. El uso de las remesas en actividades productivas es aún reducido (por las escasas capacidades empresariales, la baja rentabilidad de las inversiones locales y la limitada inclusión financiera de los receptores de remesas).
En la década de 1980, la visión predominante era que las remesas incrementaban los ingresos y el bienestar de las familias receptoras, pero no incidían de forma apreciable en elevar la producción y el empleo en las comunidades locales. Se asumía que el flujo de remesas no generaba un cambio importante en las condiciones estructurales que había originado la migración primaria.
En las décadas de 1990 y de 2000, emergieron nuevos enfoques sobre el impacto de las remesas en el desarrollo de las comunidades receptoras. Un abordaje plantea que una vez que se emprende la emigración, las remesas dependen de las elecciones individuales de los mismos migrantes y de las decisiones de los hogares de origen de las personas migrantes. Además, sobresale el uso de las remesas como una especie de “seguro” en tiempos de crisis.
Por otra parte, algunos investigadores estiman que las remesas pueden tener efectos adversos sobre las economías locales (menos mano de obra disponible), debido al desincentivo laboral que provoca contar incondicionalmente con una cantidad constante de dólares. Asimismo, las remesas pueden ahondar la desigualdad entre las familias receptoras y las que están excluidas de ese flujo.
La hipótesis de este ensayo es que al dinamizarse las economías locales se reduce la migración (interna y externa). Habría, entonces, que prestarle atención a estos elementos: 1) la mayoría de servicios financieros tienen un sesgo comercial, urbano y de corto plazo, 2) los receptores de remesas reportan un mayor ingreso familiar y tienen mayores niveles de acceso financiero, 3) las mujeres tienen una menor probabilidad que los hombres de poseer una cuenta bancaria, 4) hay una relación positiva entre años de escolaridad y la posibilidad de estar incluido financieramente, 5) el acceso a internet aumenta la probabilidad de insertarse financieramente.
Reflexión: una tarea nacional es hacer accesible los servicios financieros a los segmentos poblacionales con menores ingresos y a los agentes económicos locales, para estimular la autosuficiencia, la inversión productiva de las remesas y la empleabilidad.
Conclusión: fortalecer las capacidades de las unidades económicas locales y facilitar su inclusión financiera es una efectiva estrategia para frenar la migración masiva. ¿Por qué? Porque al ampliarse las inversiones, negocios y empleos a nivel territorial, más personas desearán vivir en su lugar de origen. Conviene, por tanto, adoptar medidas fiscales, tecnológicas y financieras para promover la inversión de las remesas en actividades productivas en el interior del país.
Hasta un 33 % de estas se ahorra o se invierte en educación y salud. El uso de las remesas en actividades productivas es aún reducido.