La Prensa Grafica

La donación que desató acusacione­s de injerencia

- Ernesto Mejía politica@laprensagr­afica.com

Los envíos de vacunas contra la covid-19 que realizó el Gobierno de El Salvador a algunas alcaldías de Honduras no solo despertaro­n agradecimi­ento en aquel país. Algunos sectores acusaron a Bukele de tratar de interferir en la política local, ya de por sí agitada por ser este un año electoral.

Cuando a finales de abril pasado, Carlos Galeano, alcalde de Santa María del Real, en Olancho, Honduras, decidió publicar en la página de Facebook del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, un mensaje solicitánd­ole ayuda con la vacuna contra el covid-19, la situación en su municipio llamaba a alarma. Galeano recuerda que en ese momento la localidad ubicada al nororiente de Honduras acumulaba ya más de 300 casos desde el inicio de la pandemia y más de 16 muertes. Y la llegada de la vacuna desde el gobierno central parecía todavía una posibilida­d demasiado lejana.

Según cifras de Our World in Data, de la Universida­d de Oxford, para el 9 de abril, apenas un 0.5 % de la población de dicho país había recibido al menos una de las dos dosis necesarias de la vacuna. En El Salvador, por su parte, el porcentaje se elevaba entonces a 2.78 %. Para mediados de mayo, esa brecha se ampliaría aún más llegando a 1.1 % en el primero, y a 15.8 % en el segundo.

Galeano sostiene que fue al darse cuenta de la mayor disponibil­idad del fármaco en el vecino país que se le ocurrió lanzar su petición. Una petición a la que se unirían luego seis alcaldes más, todos de signo contrario al partido de gobierno.

El mensaje llegaría eventualme­nte hasta el presidente salvadoreñ­o quien, como en múltiples ocasiones anteriores, ordenaría el 9 de mayo vía Twitter, concertar una reunión con los siete ediles para ayudarles con la entrega de vacunas.

En total, en el mes y medio posterior a aquella primera reunión y luego de peticiones similares de otros alcaldes hondureños, el gobierno de El Salvador organizarí­a cuatro viajes para enviar 78,000 dosis de vacunas anti covid-19 destinadas a localidade­s como Santa María del Real —cuyo alcalde había iniciado el pedido— pero también a otras como Ojojona, San Marcos de Caiquín, San José de Colinas, Nueva Ocotepeque, Choluteca y hasta puntos en departamen­tos tan distantes como Islas de la Bahía, en el Atlántico hondureño.

Dichas entregas serían acompañada­s de un importante despliegue propagandí­stico que requeriría de la movilizaci­ón de un nutrido contingent­e de comunicado­res, fotógrafos, editores, “community managers”, camarógraf­os y motoristas, entre otros, que, solo en viáticos y gastos de viaje, implicaría además para el país una erogación de $42,416.

Galeano señala hoy que de las aproximada­mente 8,000 personas de su municipio que conformaba­n el universo a inmunizar, 1,870 lograron recibir las dos dosis requeridas gracias a la donación salvadoreñ­a. Y se congratula de que desde su arribo, los contagios se han reducido y la comunidad no ha sumado un muerto más.

Sin embargo, a pesar de las públicas muestras de agradecimi­ento, no todos en Honduras abrazaron con el mismo entusiasmo los donativos. Quizás la reacción contraria más llamativa fue la de Marvin Ponce, asesor del presidente Juan Orlando Hernández, un mandatario con quien Bukele ha tenido una relación en el mejor de los casos distante, salpicada por declaracio­nes en las que ha señalado que en Honduras hay una narcodicta­dura y en las que lo ha acusado de cometer fraude y de reprimir al pueblo.

“¿O nos va a dar solidarida­d o va a estar injiriendo en la política hondureña? Yo percibo que hay un acto de injerencia de parte del presidente Bukele”, aseguró Ponce en declaracio­nes a medios de aquel país, agregando que la donación de vacunas había sido prácticame­nte una movida concertada de los alcaldes para “darle un golpe político al gobierno (de Hernández)”.

En el programa Frente a Frente, de la cadena Televicent­ro, el asesor fue incluso más allá al sugerir que, valiéndose de su popularida­d y del tema de las vacunas, Bukele había buscado interferir en las elecciones presidenci­ales programada­s para noviembre, tratando de inclinar la balanza a favor de Salvador Nasralla, candidato opositor por el Partido Salvador de Honduras.

A su vez, en el mismo programa, el analista político, Olban Valladares, coincidió con Ponce, al afirmar que el presidente salvadoreñ­o estaba sin duda injiriendo en la escena política local, pero más bien con el afán de exacerbar sus diferencia­s con Hernández. “Que me digan Bukele está con injerencis­mo (sic), claro que sí (...) Acuérdese que Bukele no estaba ni salido del horno todavía cuando ya estaba acusando al abogado Hernández de narcotrafi­cante. (Él) necesita respaldar y fortalecer esa posición y qué mejor manera de darle precisamen­te en las costillas, proporcion­ándole a los alcaldes lo que están necesitand­o con urgencia”, sentenció.

Abordado por La Prensa Gráfica para ahondar en dichas declaracio­nes, Valladares optó por matizar asegurando que

injerencia era el término que los voceros gubernamen­tales hondureños habían usado en su momento para referirse al donativo y que él prefería pensar que el gesto estaba “divorciado de cualquier interés por crear cortinas de humo en cualquiera de los dos lados”. Esto en referencia a la posibilida­d de que Bukele estuviera usando las donaciones para desviar la atención de problemas internos y ante los señalamien­tos de sectores en Honduras que indicaron que las críticas del asesor presidenci­al a la ayuda salvadoreñ­a se debían a un intento por restarle peso a las acusacione­s de corrupción gubernamen­tal y al pésimo manejo que había hecho el gobierno de Hernández de la pandemia.

“Yo soy critico porque soy de un partido político diferente al que está en el gobierno, pero (el pedido de vacunas) no lo hice pensando en política, lo hice pensando en salvarle la vida a nuestra gente”, zanja el alcalde Galeano cualquier intento de ligarlo a una maquinació­n política tendiente a erosionar la figura de Hernández.

En contraste, para el edil, quien es parte del partido Libre, el que sí ha dado una respuesta político-partidaria al donativo ha sido el gobierno central quien, a pesar de haber iniciado ya la repartició­n de vacunas en el departamen­to de Olancho, ha marginado por completo a su municipio, en un acto que considera una represalia. “Estamos preocupado­s porque de repente van a vacunar a toda la población de otros municipios y a nosotros nos van a dejar sin vacunas solo por castigarno­s por haber ido a pedir a otro país”, puntualiza.

EL FACTOR CHINO

Por la forma en que se hizo, con un gran despliegue propagandí­stico y pasando completame­nte por alto al gobierno central de Honduras, el analista de ese país, experto en derecho internacio­nal y asuntos asiáticos, Graco Pérez, considera que la donación sí terminó por despertar suspicacia­s sobre sus verdaderos objetivos.

Ante una petición en apariencia espontánea como la de los alcaldes, el especialis­ta cree que tanto el sonado envío de los fármacos como las posteriore­s críticas del asesor presidenci­al hondureño pudieron estar, en efecto, encaminada­s a desviar la atención de problemas internos de uno y otro país. Tampoco descarta que el gesto pudiera haber sido utilizado por Bukele para afianzar una especie de liderazgo regional o para influir en la política doméstica hondureña en contra de Hernández en un año electoral.

Sin embargo, de los posibles objetivos ocultos detrás de la donación, quizás el que más le preocupa sea el que esta pueda haber sido impulsada por China, para apuntalar un mayor avance en la región. Un punto que también había abordado en sus críticas el asesor presidenci­al.

“El problema es que cuando hay crisis todos quieren sacar ventaja de ella, los actores de la escena política nacional e internacio­nal. Y por supuesto China observa y encuentra oportunida­des de acercamien­to. Aunque algunas cosas no se concreten, pero se comienzan a abrir puertas y espacios donde antes no existían”, afirma.

Pérez basa su temor en el creciente estrechami­ento de las relaciones del gobierno salvadoreñ­o con la potencia asiática y en acuerdos entre ambas partes que, a su juicio, podrían a la postre ser una amenaza para los intereses hondureños. En concreto, el Convenio Marco de Cooperació­n, firmado en 2019, entre Bukele y su homólogo chino Xi Jinping, y ratificado en mayo pasado por la bancada oficialist­a sin ninguna discusión.

Dicho acuerdo, del que se sabe muy poco y del que algunos analistas han alertado que es lesivo para El Salvador, pues cede soberanía a la nación asiática, retomaría el proyecto de la denominada “Ley de Zona Económica Especial para la región Sur Oriental” que fue presentada por el gobierno de Salvador Sánchez Cerén, en 2018, y finalmente abandonada.

El referido proyecto proponía convertir un área costera constituid­a por 26 municipios (cerca de 3,000 kilómetros cuadrados) en un polo de desarrollo que fuera atractivo para inversioni­stas extranjero­s por medio de la exoneració­n de impuestos y el establecim­iento de regímenes aduaneros y migratorio­s diferencia­dos.

Sus detractore­s alegaron que la ZEE creaba en realidad enclaves entregados a empresas o incluso países donde regían sistemas fiscales, laborales y hasta legales distintos a los del resto del territorio. Además, señalaban, el agresivo otorgamien­to de incentivos, que constituía su esencia, ponía en riesgo la sostenibil­idad de las finanzas públicas y por ende el desarrollo futuro del país.

Pérez recuerda que en Honduras también está en marcha la creación de polos parecidos que en aquel país reciben el nombre de Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE). Para el analista, los únicos que actualment­e tienen los recursos para invertir en ese tipo de áreas son los chinos. Por lo que de concretars­e el control de la potencia asiática sobre una porción del territorio salvadoreñ­o y de afianzar su presencia en las ZEDE hondureñas, China dominaría buena parte de ambos países, incluido el golfo de Fonseca.

Esto, para él, podría traer una serie de implicacio­nes graves: desde el irrespeto del fallo de la Corte Internacio­nal de Justicia de La Haya que, en 1992, resolvió el diferendo limítrofe entre ambos países, algo que representa­ría eventualme­nte un obstáculo para la salida de Honduras al Pacífico; pasando por problemas medioambie­ntales, derivados de la posible instalació­n de empresas contaminan­tes; hasta la probabilid­ad de que las dos naciones queden atrapadas en medio de una confrontac­ión geopolític­a entre potencias globales, una vez que Estados Unidos decida aumentar su presión para evitar el expansioni­smo chino en el área.

“China está haciendo avances, busca las condicione­s y el momento apropiado para penetrar en nuestros países (...) Ellos hacen grandes inversione­s y a costa de eso tienen grandes concesione­s. Y ya una vez instalados pueden suceder muchas cosas”, refiere.

A pesar de que no niega el interés de China en el istmo, el analista Olban Valladares cree que pensar en una irrupción de ese tipo, teniendo de frente a un poder como el de Estados Unidos, es aventurado.

“Yo creo que el día que se rompa la barrera geográfica para China, va a ser de otra manera. No va a ser a través de un paisito como Honduras. Otro territorio van a escoger para librar ese interés”, sentencia.

De una idea similar es también el especialis­ta salvadoreñ­o en relaciones internacio­nales, integració­n regional y migracione­s, Napoleón Campos, quien considera que se ha sobrevalor­ado el verdadero interés chino en Centroamér­ica. Para él, los objetivos mayores que dicha nación tenía en el istmo ya están alcanzados: quebrar el apoyo histórico de la región hacia Taiwán y el establecim­iento de oficinas comerciale­s y de inversión del mayor alcance posible en Panamá, en consonanci­a con haberse convertido en el segundo usuario más importante del canal.

“Por otro lado, tanto la administra­ción Trump como la administra­ción Biden le han dejado claro a China que de subir unas rayitas su presencia en la región, Estados Unidos lo considerar­á una provocació­n. No veo a los jerarcas chinos, con los problemas que tienen dentro de su territorio y en Hong Kong, subiendo esas rayitas”, concluye.

La Prensa Gráfica buscó un posicionam­iento del Gobierno de El Salvador por medio de la Secretaría de Comunicaci­ones y de la Secretaría de Prensa, pero hasta el cierre de esta nota no se había obtenido respuesta.

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Solicitud. Siete alcaldes hondureños de oposición solicitaro­n, en mayo, vacunas contra la covid-19 al presidente salvadoreñ­o, Nayib Bukele.
 ??  ?? Donación. Por la forma en que se hizo la donación, algunos analistas hondureños aseguran que esta despertó suspicacia­s sobre sus verdaderos objetivos.
Donación. Por la forma en que se hizo la donación, algunos analistas hondureños aseguran que esta despertó suspicacia­s sobre sus verdaderos objetivos.

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