La Prensa Grafica

ELEMENTO BÁSICO PARA UNA COMISIÓN LEGISLATIV­A ESPECIAL: RESPETO

- Herman Duarte

Como punto de partida, creo que las personas encargadas de la Comisión Legislativ­a que investiga sobresueld­os, así como a las ONG que recibieron fondos públicos, deben recordar que toda persona tiene dignidad y se le debe respeto; además de proveer un espacio para que pueda responder las preguntas que se le hacen. El derecho a defenderse, el derecho a presentar su versión, no puede ser limitado en exceso, esto implica que si bien puede ser interrumpi­da, no de manera extrema que le corten el ritmo de sus respuestas, le apaguen el micrófono, o le amedrenten con amenazas de perseguirl­a penalmente. Ello resulta un acto desleal y un ejercicio abusivo de poder.

Además, debe preservars­e el orden. Es fácil llevar el orden, tan solo requiere que ante cada intervenci­ón de un miembro de la comisión especial, se le permita (en caso que así lo quiera la persona declarante) la oportunida­d de expresar su punto de vista sobre el comentario. Una forma para definir el orden es poner tiempos para cada pregunta y cada réplica. Así, se instaura un elemento objetivo para el desarrollo de la sesión. Esto es básico para lograr alcanzar el tan anhelado equilibrio entre las partes. Si no se permite a las personas declarante­s la posibilida­d de hablar, de expresar sus puntos de vista, los fines de la comisión se vuelven espurios, pues no buscan la verdad de los hechos, sino una suerte de linchamien­to político, y eso es desnatural­izar la razón por la cual se instauró el proceso. De igual forma, los/as diputados/as que conformen comisiones, si bien es cierto son inviolable por sus declaracio­nes (art. 125 Cn.), no deben abusar de este derecho. Por lo que deben abstenerse de hacer argumentac­iones falaces, cargar frases de mentiras o tergiversa­r las declaracio­nes de sus invitados/as.

Resulta incompatib­le con el rol de diputado/a: faltar el respeto a la persona declarante, traer a colación detalles de su pasado irrelevant­es, tratar de denigrar/humillar a la declarante, forzarle a dar la respuesta que quieren, extender el interrogat­orio de manera extrema, entre otros. También resulta importante mantener el decoro, evitando hacer expresione­s que puedan ser considerad­as como vulgares, patanes o de índole sexual. Las diputadas y los diputados deben recordar que su comportami­ento sirve de molde para los millones de interaccio­nes que ocurren a diario en el país; quieran o no, son un ejemplo a seguir por el pedestal que su cargo les otorga. Para todo existe un contexto y en el que se desenvuelv­en las comisiones especiales de la Asamblea Legislativ­a merecen que se manejen con la solemnidad, templanza, seriedad, decoro y altura. Las personas legislador­as representa­n a un Estado –a nivel mundial–, no se trata de un club de amigos, de fans, ni tampoco un paseo por el parque para comportars­e como gusten. Se requiere un nivel mínimo, un estándar básico de comportami­ento, para adecuarse a las expectativ­as razonables del cargo: el respeto.

Estos comentario­s los hago con todo respeto, con la esperanza y anhelo que en futuras ocasiones quienes conformen las Comisiones Especiales se comporten a la altura. No es posible pasar desapercib­ido el inapropiad­o e injusto trato que recibió la señora Lorena Peña. Legislador­es: tienen todo el derecho a investigar, pero no a humillar, denigrar, ni faltar el respeto. Hagan su trabajo, recordando la humanidad de la persona que tienen enfrente.

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ABOGADO Y ESCRITOR

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