EL BITCÓIN SALVADOREÑO Y LA TEORÍA DEL CAOS
La Teoría del Caos es un instrumento de las matemáticas y física modernas que se usa para evaluar las probabilidades de desarrollo o fracaso de diversos sistemas, partiendo de dos variables fundamentales y que se acoplan para su éxito, pero que se ven sujetas a variaciones causadas por otra variable de diferente orientación y que pueden llegar a implicar grandes diferencias en el comportamiento futuro del sistema.
Esta teoría clasifica los sistemas en tres niveles: estables, aquellos que mantienen sus variables en el tiempo, suelen ser exitosos y son predecibles; inestables y caóticos, sistemas en los que las variables iniciales pierden parcial o totalmente su capacidad de conducirlo por la interferencia de otras variables, llamadas “atractores” o “sumideros” que le generan al sistema inestabilidad y, por tanto, reducción de sus probabilidades de desarrollo; la inestabilidad puede crecer a tal grado que las variables fundamentales pierden el control del sistema y quedan girando en torno a los atractores, el nivel caótico; el sistema se vuelve impredecible y fracasa. Los niveles inestable y caótico se caracterizan por que las condiciones iniciales, gradual o definitivamente, quedan subordinadas a los “atractores”.
Usando la Teoría del Caos trataré de ubicar la condición que actualmente presenta el sistema de doble moneda de El
Salvador (dólar y bitcóin) y sus probabilidades de éxito y predictibilidad.
Las dos variables básicas que generan este sistema son: la primera, la decisión del residente y de la empresa Strike de instaurar el bitcóin como moneda de curso legal (se ignora el carácter de esta alianza financiera, pues el gobierno no lo publica, pero lo que sabemos es que $203 millones de nuestros impuestos se están dedicando para montarlo y que goza de una seguridad especial por parte de la PNC y las Fuerzas Armadas –3 policías y 4 soldados en cada tienda–); la segunda variable es el aparato estatal (Asamblea, Banco Central y
Hacienda) que definen las normas obligatorias para el funcionamiento del bitcóin.
Al mismo tiempo aparece un conjunto de
“atractores” que pueden alterar la estabilidad del sistema. Como aún no está funcionando solo podemos enunciar los más evidentes:
1. Una clara mayoría de la población rechaza la imposición del bitcóin no solo porque ya está acostumbrada a usar el dólar, sino porque no entiende cómo funciona y teme que signifique pérdida de ingresos, el presidente trató de explicarlo, pero no supo hacerse entender y hay miles de trabajadores que carecen del teléfono inteligente que es indispensable en este caso.
2. Una mayoría de economistas nacionales y extranjeros la rechazan. El colegio de economistas nacionales COLPROCE, universidades e intelectuales de prestigio se han pronunciado en contra; los principales organismos financieros internacionales se han negado a prestar su ayuda y han advertido al gobierno el peligro que esta aventura presenta, 4 premios Nobel en Economía, públicamente, advirtieron lo equivocado y riesgoso que es.
3. La improvisación en la preparación del sistema es grave. El gobierno concentra sus esfuerzos en la publicidad y no en las normas que regirán el sistema: tratar de convencer al público que el bitcóin nos hará ricos, y no muestra seriedad en enfrentar las serias dificultades que este cambio significa para el sistema financiero y los habitantes del país; y, a 10 días de iniciar el sistema, el gobierno pidió al BCIE que abriera licitación para un estudio completo del sistema y sus perspectivas.
4. Las contradicciones entre los actores que lo empujan. La Ley del Bitcóin en el artículo 7 obliga a todos los agentes económicos a aceptar esta moneda, por el contrario, el presidente públicamente dice y repite que no habría obligatoriedad para nadie, y el Banco Central en sus normas a los bancos privados los hace ignorar la ley. El problema es que el artículo 7 al establecer la obligatoriedad de uso del bitcóin es la clave para que bancos y público lo usen.
5. La contradicción entre principios del bitcóin y su
La “cartera” (“wallet”) oficial acaba con la privacidad del manejo de sus ingresos, pues se exige el nombre y número de DUI, y de NIT; en otras palabras, esto le permitirá al gobierno tener información directa de la vida financiera de los ciudadanos.
práctica en El