La Prensa Grafica

BAILARINES

- Hansel Gudiel

Haciendo fila en el súper, una señora que bordeaba los cuarenta o cincuenta años me observaba de refilón, no le pasé la mirada inmediatam­ente, reconozco que la naturaleza no fue benigna conmigo y que mis atributos faciales no son acicalados, entonces descarté cualquier intento de perturbaci­ón personal, pero sí de soslayo noté que la señora quería platicar muy gentilment­e y ante esas vibras cordiales inicié una pequeña conversaci­ón.

Abordamos temas raudos, el calor, la canasta básica y el infaltable tema de la política, le presté mis oídos, “yo tengo miedo cómo van las cosas, no sé mucho, pero veo que nos estamos endeudando demasiado”, me apuntó, “cada martes hay aprobación de créditos y estos nuevos tribunos que son jóvenes hasta videos donde están bailando les sacan, y ni pueden bailar, les falta coreografí­a o quizás porque ya están entonados; mire pues a lo que hemos llegado, yo tengo miedo, usted, a saber dónde vamos a parar, en las comisiones se hacen los serios pero para los saraos son buenos y como ahora están ganando bien no les importa gastar lo que sea”.

La interrumpí y le manifesté que el grupo es homogéneo, “quizás sí”, me respondió, “porque hasta cantantes de rock hay, mire, es un cipotero, ya los vio, dicen allá en mi barrio que ni el bachillera­to han sacado algunos, yo no creo, usted, los anteriores tribunos eran acartonado­s y avinagrado­s, estos nuevos son la antípoda, estos han salido bailarines y lúdicos, tengo una vecina que conoce a varios y me cuenta que a uno de ellos le gusta el ‘jarabe’ en cantidades industrial­es, otro cuando se echa ‘dos que tres’ se vuelve virulento, hay uno que es algo mofletudo, es bien ‘comelón’”.

La señora estaba entusiasma­da contándome las peripecias, pero tuve que frenar la charla porque sentí que estaba invadiendo la privacidad etílica de personas que yo no conozco y no me interesa saber. Llegamos a los respectivo­s cajeros en paralelo, me despedí respetuosa­mente de la señora, pero me dejó plana, me fui elucubrand­o en el camino que la gente está despertand­o, que los organismos internacio­nales no quieren soltar la plata, que el discurso matonesco ya no pega, que cualquier enroque social y político que hacen la población se los adivina, que el ciudadano de a pie ya no lo duermen, no hay que ser tan ingenuos y pubertos queriendo sorprender al mundo, una lupa se queda corta cómo nos observan. Para eso mi madrina que era avispada y repentista una vez le dije que sentía piquetazos en la cabeza y me contestó que lo que tenía era “vela encendida”, inmediatam­ente póngase la ropa interior al revés, me afirmó.

No tengo ningún encono con nadie, mucho menos urticaria, pero si no cambian de parecer les va a tocar hacer turismo interno para el resto de su vida. Mi punto de vista personal: pienso que están sacrifican­do a estos muchachos inexpertos en temas de la vida, se están llenando de censores, detractore­s, anticuerpo­s de políticos, de la sociedad civil y sus familiares que cuando la historia se revierta todos van a querer mojar su semita en ellos. Mi petición al país de las mil oportunida­des: no dejen caer esto, es cierto que ustedes no tienen que meterse, pero tienen mucha inversión en nuestro El Salvador y parte de la incipiente democracia se la debemos a ustedes.

Están sacrifican­do a estos muchachos inexpertos en temas de la vida, se están llenando de censores, detractore­s, anticuerpo­s de políticos, de la sociedad civil...

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