NECESIDADES HUMANITARIAS
Naciones Unidas publicó este año un estudio sobre el Panorama de Necesidades Humanitarias (PNH) en El Salvador, Guatemala y Honduras, el cual describe las situaciones sociales más apremiantes (pobreza, choques climáticos, violencia crónica, acceso limitado a servicios de salud, flujos migratorios, entre otros) y el número estimado de personas que necesitan asistencia durante emergencias.
Hoy en día viven casi 8.3 millones de personas con necesidades humanitarias en los tres países arriba mencionados, cifra que representa un incremento de 60 % relativo a los 5.2 millones de personas con necesidades humanitarias identificadas a inicio de 2020, antes de las crisis generadas por la pandemia del covid-19 y los huracanes del año pasado. Las mujeres y niñas, en especial indígenas y rurales, enfrentan mayor pobreza, desempleo y limitación de acceso a servicios de salud.
El Salvador reporta 6.7 millones de habitantes, Guatemala 17.1 millones y Honduras 9.4 millones (suman un total de 33.2 millones). Arriba del 60 % de la población de los tres países tiene entre 15 y 64 años. Casi 8 de cada 10 personas en la población rural de Guatemala viven en situación de pobreza, 6 de 10 en Honduras y casi 5 de cada 10 en El Salvador.
La pandemia del coronavirus acentuó las vulnerabilidades de El Salvador. En 2020, la pobreza extrema aumentó un 4.3 % llegando a afectar al 9.8% de la población. Además, la cantidad de personas en inseguridad alimentaria pasó de ser 620,000 antes de la pandemia, a aproximadamente 1,043,661.
En el marco del PNH, se elaboró el Plan de Respuesta Humanitaria (PRH) de El Salvador, el cual busca proteger y salvar las vidas de 912 mil personas en mayor condición de vulnerabilidad y apoyar su resiliencia. El PRH incluye 56 proyectos para ser implementados entre 2021-2022 y se necesitan
$156.5 millones para ello. ¿De dónde saldrán esos fondos? No hay claridad sobre este punto y la estrechez fiscal limita la movilización de recursos extraordinarios.
El PRH de El Salvador ha sido preparado por el GOES y el sistema de Naciones Unidas, quienes se han auto formulado una pregunta concluyente: ¿Qué pasa si no respondemos? De no atenderse las necesidades apremiantes de las familias más vulnerables en el corto plazo, es muy probable que durante las próximas emergencias aumente el número de personas desplazadas internamente y se amplíen las insuficiencias en siete áreas: (1) seguridad alimentaria; (2) nutrición (arriesga el crecimiento y desarrollo de los niños); (3) agua y saneamiento; (4) salud; (5) educación (cuanto más tiempo estén fuera de la escuela los niños y adolescentes, más difícil será que vuelvan); (6) coordinación y gestión de albergues; y (7) logística y telecomunicaciones (la coordinación intersectorial y la ayuda oportuna son clave para atender efectivamente a las poblaciones afectadas durante los desastres).
Reflexión: el PRH es un valioso documento que establece prioridades, mapea a 45 organizaciones humanitarias y costea las respuestas propuestas. El reto del PRH es doble: (1) financiamiento, los montos establecidos son de carácter indicativo y se sugieren las contribuciones financieras directas a agencias de ayuda acreditadas (vía el Fondo Central de Respuesta a Emergencias, administrado por Ocha/naciones Unidas), y (2) articulación, la base programática contiene acciones sectoriales para proteger y salvar vidas durante emergencias, dejando pendiente su vinculación con acciones poscrisis que faciliten el acceso a medios de vida sostenibles.
El Plan de Respuesta Humanitaria incluye 56 proyectos para ser implementados entre 2021-2022 y se necesitan $156.5 millones para ello. ¿De dónde saldrán esos fondos?