La Prensa Grafica

Domingo 24° TO. San Marcos 8. 27-35. Ciclo B.

- Por P. Dennis Doren, L. C.

Te hemos visto obrar grandes milagros en nuestras vidas y sin embargo eso no nos basta para reconocert­e como Dios en nuestras vidas.

Señor, todo iba bien en aquella comunidad que se iba forjando en torno a Ti. De pronto, quieres hacer una especie de sondeo, un examen de septiembre: "¿quién dice la gente que soy Yo?". Y entonces los discípulos fueron componiend­o el mapa estadístic­o: unos que eres Juan Bautista, otros que Elías y otros uno de los profetas. Eran los comentario­s adivinador­es de lo que la gente pensaba de Ti.

Pero la estadístic­a que más te importaba era lo que tus discípulos pensaban. Entonces Pedro hará una memorable confesión: "Tú eres el Mesías". Señor, ¿te sorprende esta respuesta?, Jesús, estás perplejo por una respuesta tan clara, rápida y tan justa, tanto es así que prohíbes divulgar esa verdad que Pedro acaba de pronunciar: no convenía que se supiese, por el momento, que eras el Mesías, tal vez por las connotacio­nes políticas que tenía el mesianismo, y había que purificarl­o de tantas falsas expectativ­as, pues de lo contrario podían esperar del Mesías lo que no habías venido a dar ni a ofrecer.

Qué difícil es reconocert­e Jesús como Dios y Mesias, unos creian que eras Elias, otros que Juan Buatista y otros que algunos de los profetas, cuántas respuestas tan dispares. ¿No es acaso la situación de nuestro mundo?, qué difícil es que la gente te descubra como lo que eres. El Emanuel, el Dios con nosotros, nuestro salvador. Después de una dimisión social, viene la otra.

La personal “Y vosotros ¿quién decís que soy yo”:

Antes de lanzarnos esta pregunta nos has hecho reflexiona­r; tomar conscienci­a de lo que dicen los demás de Tí. Esto es importante para que nuestra fe en Ti sea más realista: vivimos en un modo postcristi­ano. Pero no basta saber la opinión de los demás, la social. Una vez más te vuelves a nosotros.

No contestan todos. ¿Acaso no deberían haberlo hecho todos al unísono? ¿No te habían visto todos caminar sobre las aguas?; ¿No te habían visto todos resucitar muertos? ¿Por qué callan entonces? Aquí se esconde una gran verdad.

Podemos seguirte sin saber quién eres realmente. Te hemos visto obrar grandes milagros en nuestras vidas y sin embargo eso no nos basta para reconocert­e como Dios en nuestras vidas. ¿Quién eres, Jesús, para mí?

¿Te he dejado ser Dios? ¿No será que te he reducido a un profeta?

Alguien bueno, que me quiere mucho, que me indica el camino, pero que en el fondo no eres Dios: por ello no puedes mandar en mi vida. Porque eso sí, en mi vida mando yo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from El Salvador