SE DESFILÓ HACIENDO HONOR A LA PATRIA
Los doscientos años de independencia no pasaron desapercibidos. Fue inspiración para que muchos ciudadanos, de todas las edades y estratos sociales, saludaran a la patria entonando el himno nacional, haciendo oración a la bandera y orgullosos del sistema de gobierno democrático, republicano y representativo que establece nuestra Constitución de la República en el artículo número 85.
Durante 28 meses hemos sido espectadores de la destrucción de nuestra historia, de nuestras bases democráticas y de nuestra institucionalidad; hemos sido espectadores del irrespeto a la separación de poderes y al Estado de derecho; hemos sido espectadores del irrespeto a los derechos humanos fundamentales; hemos sido espectadores de la anulación de los gobiernos locales; hemos sido espectadores de la construcción de condiciones para depositar en una sola persona el control del Estado negándonos como república libre e independiente.
No fueron cien, fueron miles los que ocuparon las calles para desfilar en una fecha simbólica para nuestro país. Críticos espectadores en espacio para pronunciarse públicamente porque la democracia es más que el derecho a ejercer el voto en las urnas. La democracia es participar, es organizarse, es participar en la política pública, es asegurar que los mandatarios responden a las necesidades y expectativas ciudadanas. Los que votan y dejan hacer a su mandatario lo que quiera a cambio de cajas de alimentos carecen de espíritu democrático.
La gente perdió el miedo a expresarse. Llegó al lugar de la convocatoria, esperó tranquilamente, caminó pacíficamente, levantó creativos y contundentes carteles y pancartas, llegó al parque Morazán, entonó el himno nacional, hizo la oración a la bandera y, concluida la inspiración del día, aprovechó para admirar espacios del centro histórico. Los ciudadanos marcharon con respeto, en paz y ejerciendo su derecho de libre expresión y movilización. La gente caminó por las plazas, la gente tomó fotografías, la gente se paró a admirar las joyas arquitectónicas del centro histórico. No siempre se llega hasta allí, mucho menos a pie. En el bicentenario se tuvo excusa para caminar tranquilamente por el centro de San Salvador expresándose públicamente.
Al menos cinco temas clave a los que la gente dice NO. No al bitcóin. No a la reforma de la Constitución de la República. No a la corrupción y el despilfarro. No a la reelección. No a la dictadura. Pancartas, carteles e impresos de diferentes tamaños, todos con mensajes concretos y contundentes: Te pedimos libertad y nos diste dictadura. ¡Peligro! estudiantes armados con pancartas. Mis abuelos y mis papás no sufrieron una guerra, para sufrir una dictadura.
Más guitarras, menos armas, los jóvenes queremos paz. Iglesia y Estado, asunto separado. Peor que los mismos de siempre. Nada sale más caro que lo que el gobierno ofrece gratis. Mi libertad no es moneda de cambio. No es chivo imponer el bitcóin, vivir en dictadura, atropellar la justicia, negociar con pandillas. Así demostrando creatividad, demostró su sentir, ese sentir compartido que movió a miles a salir a la calle el día del bicentenario de independencia.
El 15 de septiembre la gente salió voluntariamente a desfilar por las calles y avenidas de San Salvador expresándose con libertad y ejerciendo su derecho de expresión. Jóvenes, muchos jóvenes, adolescentes con cartel en mano, adultos vestidos de azul y blanco, llegaron hasta la Plaza Morazán y entonaron el himno nacional y la oración a la bandera. Hay evidente y generalizado compromiso con la democracia, el Estado de derecho y el respeto a los derechos fundamentales. Ojalá que se entienda.
Pancartas, carteles e impresos de diferentes tamaños, todos con mensajes concretos y contundentes: Te pedimos libertad y nos diste dictadura.