EL “CULEBRÓN” ARGENTINO Y LOS DE EL SALVADOR
En Argentina, “culebrón” significa un conflicto público entre el presidente y el vicepresidente, últimamente lo han escenificado el presidente Alberto Fernández y la vice Cristina Fernández de Kirchner a raíz de la derrota de su gobierno en las elecciones primarias. Tanto allá como acá, los “culebrones” son más frecuentes de lo que pensamos.
Generalmente el vicepresidente es un funcionario más bien honorario que real, pues fuera de ocupar la silla del presidente, ya sea por incapacidad o fuera del país (por razones políticas o turísticas) y de formar parte del consejo de ministros, solo tiene otra función que el presidente le ordene.
Nuestra historia electoral no está exenta de “culebrones” criollos, basta recordar los conflictos entre Julio Rivera y el vicepresidente Francisco Lima, o de Armando Molina y Enrique Mayorga, y más recientes entre Tony Saca y Ana Vilma de Escobar; sin embargo, los dos casos radicales fueron los del presidente Pío Romero Bosque, que, después de servir como vicepresidente de Antonio Quiñónez, apenas tomó posesión, lo mandó fuera del país, y el general Martínez, que, en su primera constitución de 1939, se curó en salud, eliminando el cargo de vicepresidente.
Hasta ahora, las relaciones entre el presidente Bukele y su vice Ulloa no han protagonizado “culebrones”; el vicepresidente se comporta como un fiel defensor de su jefe; aunque inicia en sus declaraciones diciendo “tener diferencias con el presidente”, nunca las ha explicitado y, por el contrario lo ha respaldado públicamente cuando el gobierno ha violado la Constitución, como fue el caso de la inconstitucional destitución de los magistrados de la Sala Constitucional y del fiscal general, argumentando que “si atacan al presidente, este tiene el derecho de defenderse”, con lo que le confiere al presidente, ante cualquier ataque, el derecho de hacer lo que quiera, como quiera, sin importar si es ilegal. Recientemente, frente a la aprobación de la reelección inmediata decretada por la ilegítima Sala Constitucional y acuerpada por 4 magistrados del Tribunal Electoral, simplemente le echó la culpa a “lo mal redactada que está la Constitución de 1983 por lo que se presta a interpretaciones”, aun cuando en su propuesta de Reforma Constitucional los 2 artículos que la prohíben son tan claros y enfáticos, que los ha dejado intactos.
La situación se le está complicando aún más; en su reforma el vicepresidente propone que para reelegirse el presidente solo espere 5 años (ahora son 10); pero esto choca abiertamente con la urgencia que le produce al presidente ver disminuir su popularidad y la necesidad urgente de evitar para él y sus funcionarios los 5 años de vulnerabilidad judicial que el vice establece; además, si se reelige inmediatamente fácilmente podrá extender más mandatos, siguiendo las huellas de Daniel Ortega.
Por otro lado, el vice Ulloa pretende generar legitimidad a su “reforma”, proponiendo textos que abren la puerta al aborto, los matrimonios del mismo sexo y la eutanasia; se trata de una maniobra política orientada por un lado, a crear grupos sociales que lo reciban como su líder para una futura participación política, y por el otro, generar conflictos entre las organizaciones de la sociedad civil y así quebrar el creciente impulso nacional de luchar contra las nefastas políticas del actual gobierno, por encima y respetando las diferencias ideológicas y políticas. En todo caso la rotunda declaración del presidente, rechazando estas reformas, después de que la Conferencia Episcopal las condenó, significa lo que vale el vice para el presidente.
Finalmente, la presentación de la reforma constitucional por el vice Ulloa al presidente el 15 de este mes fue anunciada por el gobierno con bombo y platillo, sin embargo, la entrega se hizo despojada de toda solemnidad, con escasa publicidad, como a escondidas. Esto puede ser una indicación de que el presidente ya no se siente seguro que el instrumento “reforma” valga la pena y que es más fácil y rápido cambiar la Constitución ordenándole a sus subalternos de la Sala Constitucional y del Tribunal Supremo Electoral que la violen, como lo ha hecho con el tema de su reelección inmediata.
¿Quo vadis vice Ulloa? ¿Mantener tu “reforma” aun sabiendo que los cambios que le introdujo el presidente Bukele son “pétreos” para los diputados de Nuevas Ideas, GANA y PDC? O callarse y bajar la cabeza ofreciendo la prueba de tu subordinación ideológica y política al poderoso. En todo caso no creo que presenciemos ningún “culebrón”.
...La rotunda declaración del presidente, rechazando estas reformas, después de que la Conferencia Episcopal las condenó, significa lo que vale el vice para el presidente.