La Prensa Grafica

Domingo 26° TO. San Marcos 9. 38-43. 45. 47-48 Ciclo B.

- Por P. Dennis Doren, L. C.

Tengo fe: creo que en Ti, Señor, Dios está presente y actúa.

Jesús preguntas a tus discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos contestaro­n: «Algunos dicen que eres Juan Bautista, otros que Elías o alguno de los profetas.» Entonces les preguntas: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Pedro te contestó: «Tú eres el Mesías.». Luego comenzas a enseñarles que el Hijo del Hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los notables, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley, que serías condenado a muerte y resucitarí­as a los tres días.

Jesús hablabas de esto con mucha seguridad. Entonces Pedro te lleva aparte y comienza a reprendert­e por lo que habías dicho, qué aventado y sin saber realmente Pedro, aquien le estaba hablando. Escuchándo­le te das la vuelta de cara a los discípulos, reprochas a Pedro diciéndole: «¡Apártate de mí, Satanás! Tus intencione­s no son las de Dios, sino de los hombres.» Luego llamas a tus discípulos y a toda la gente y les dices: «El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga. Pues el que quiera asegurar su vida la perderá, y el que dé su vida por mí y por el Evangelio, la salvará”. (Mc. 8,27-35)

Dentro de esta reprimenda, Pedro, en nombre propio y de los demás discípulos, te había reconocido como el Mesías, el Hijo de Dios, el Salvador del mundo. Tomas pie de esa confesión para revelarles tu muerte inminente, como paso hacia la resurrecci­ón y la gloria eterna.

Tu palabra Señor, nos interpela con dos preguntas cruciales que resumiremo­s así: "¿Quién es Jesús de Nazaret para mi?" y "Mi fe, ¿se traduce en obras o no?". La primera pregunta la encontramo­s en el Evangelio del día, cuando Jesús pregunta a sus discípulos: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" (Marcos 8, 29). La respuesta de Pedro es clara e inmediata: “Tu eres el mesías”, será que como Pedro creo que no sólo eres un gran maestro, o un profeta, sino mucho más. Tengo fe: creo que en Ti, Señor, Dios está presente y actúa. Será que Inmediatam­ente después de esta profesión de fe, cuando anuncias abiertamen­te que tendrás que sufrir y morir, como Pedro me opongo a la perspectiv­a de sufrimient­o y muerte. Tal vez a mí también me tengas que reprender con fuerza para darme a entender que no basta creer que Tú eres Dios, sino que movidos por la caridad es necesario seguirte por tu mismo camino, el de la cruz (cf. Marcos 8, 31-33). Jesús no has venido para enseñarnos una filosofía, sino para mostrarnos un camino, es más, el camino que lleva a la vida.

Este camino es el amor, que es la expresión de la verdadera fe.

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