CHIVO PESADO
Es desternillante que las instituciones que están imbricadas se digan públicamente que se van a apoyar, sabiendo que están regidas por el mismo hilo conductor. He repetido en varias ocasiones que los ojos del mundo están puestos en nuestro querido El Salvador. En mi escaso rendimiento intelectual me pongo a pensar y huelga decir que el país no va por buen camino. Los salvadoreños somos ariscos, y dice un escritor que quizás por eso nos dicen “guanacos”, somos curiosos. Me da tristeza que somos un país pobre y lo pudimos comprobar con la pandemia, pero todo llevaba un interés político y se aprovecharon de esa limitación económica, lo hice ver en otras notas de opinión. Como también que quieren cambiar de religión, a mi Jesucristo no lo dejo por más rituales que me quieran enseñar.
Los salvadoreños somos trabajadores pero también somos desconfiados y nos duermen, pero un ratito o como dicen los mexicanos “un tantito”. Es cierto que algunas personas, que ya son pocas, guardan un agradecimiento con la ayuda pecuniaria, pero todas fueron tretas muy choteadas, cabe aclarar que la plata es de los impuestos nuestros.
La gente comenta que nuestro gobierno tiene varios asesores extranjeros, pero ya se fregaron porque “dictadura” no se va a dar en nuestro terruño, los salvadoreños somos “lámparas”, hasta el humilde campesino ya vio cómo está la jugada, ya les adivinaron los acertijos, la prueba inequívoca, incontrovertible e indubitable son las marchas de las personas en las calles. Cuando los oigo por los medios de comunicación y empiezan con esa articulación sintética y esos gestos de dramaturgos y esa mitomanía, me voy corriendo a verme al espejo y me digo “la cara tenés de baboso”. Dicen en los corrillos que estamos saturados de covid y no solo los hospitales, también barrios y colonias y que una nueva cuarentena y tronamos económicamente.
Una sugerencia modesta y cordial: traten de dialogar, los veo ofuscados, tensos, todavía están a tiempo, después justifican que hubo malos entendidos, que hubo confusión porque unos documentos se traspapelaron o que estaban mal asesorados, cualquier cosa digan porque esa avalancha no la detienen, lo que les viene es aterrador, hagan caso, por favor, no les veo buen derrotero. Por el amor a Dios sean inteligentes, traten de sortear los escollos pasados con una buena exposición. Tienen que cambiar la estrategia, les falta habilidad de la buena, como la prudencia de Gracián, ese juego natural de Nietzsche, los conocimientos del narcisismo que enseña Fromm, la diplomacia de Kissinger, el don de la palabra de Obama, les falta mucho. Estamos hasta el copete de escuchar la trillada y estridente frase “somos representantes del pueblo”, están patinando con la misma cantaleta, no saben el chirrido que provoca.
En otro orden de anécdotas, cuando mi padrino llegaba mero contento y blandengue a casa, mi madrina, que era de carácter, se le quedaba viendo y solo con la mirada le decía “échese” y mi pobre padrino se sentaba en una silla y no se movía. Ahora está de moda la palabra “chivo”, antes algunas mujeres en la jerga popular cuando no se les aportaba económicamente usaban la frase despectiva este de “chivo pesado” quiere estar, la economía salvadoreña tiene su “chivo pesado”, tarde o temprano se va a ir y la va a dejar criando y acabada.
Una sugerencia modesta y cordial: traten de dialogar, los veo ofuscados, tensos, todavía están a tiempo.