La Prensa Grafica

HALANDO LA PITA

- Óscar Manuel Batres B.

Es inaudita la situación que estamos viviendo. Bukele y sus cortesanos están conduciend­o al país al abismo. El grado de insensatez que muestran con cada chifladura ya raya en lo ridículo y la torpeza. La comunidad internacio­nal y los países amigos lo miran con asombro y desconcier­to. Las recientes declaracio­nes de la encargada de Negocios de Estados Unidos han sido la última manifestac­ión de la preocupaci­ón que tienen por el rumbo equivocado que lleva el país porque hay que recordar que, en mayo, en aquella reunión que el presidente tuvo con el Cuerpo Diplomátic­o, el representa­nte de la Comunidad Europea literalmen­te le manifestó que fue chocante ver la forma en que la Asamblea dominada por la bancada oficial y de GANA estaba violentand­o el Estado de derecho en el país, y lo exhortó para que como presidente asumiera la responsabi­lidad de reforzar la democracia, no debilitarl­a.

Los mensajes de la comunidad internacio­nal han sido contundent­es. Así también han sido los llamados que la ciudadanía y todas las organizaci­ones sociales locales hemos realizado. Ninguna señal de cambio hemos visto. Está pasando todo lo contrario. Estamos viendo una escalada de atropellos al Estado de derecho que la encargada de Negocios de los Estados Unidos detalló en la televisión, y que la ciudadanía viene reclamando constantem­ente. Estamos llegando a un grado de polarizaci­ón muy superior al que protagoniz­aron ARENA y el FMLN cuando fueron gobierno y oposición. Ahora la polarizaci­ón no es entre partidos. Es Bukele contra la ciudadanía, contra las organizaci­ones sociales, contra la comunidad internacio­nal. Es verdaderam­ente increíble.

Estamos volviendo a vivir en el país por los momentos de tensión que tuvimos antes de la guerra. Bukele en el discurso del Bicentenar­io amenazó a la población civil con usar gases lacrimógen­os si continúan las manifestac­iones. Asombra ver cómo en algunas sedes diplomátic­as se ha tenido que reforzar la seguridad por el temor que tienen que el discurso oficial antagónico estimule acciones de grupos fanáticos, así como lo tienen que hacer en países donde gobiernan fundamenta­listas islámicos, o donde desde las estructura­s del Estado tienen grupos de choque especialis­tas en intimidar a los críticos y opositores. Ese tipo de grupos ya existen en el país, solo que operan desde las redes sociales para desacredit­ar, intimidar y amedrentar a críticos y adversario­s políticos, pero también ya hemos visto cómo se han utilizado las fuerzas de seguridad para intimidar a jueces y magistrado­s del órgano judicial, diputados, periodista­s, y lo que recienteme­nte sucedió con el joven que hizo observacio­nes alrededor de la plataforma para utilizar el bitcóin.

De manera absurda los gobernante­s se muestran envalenton­ados. Su inmadurez los está llevando a presumir que son capaces de hacer cualquier cosa, a tomar actitudes temerarias, y olvidarse de las consecuenc­ias de sus acciones, como la que el domingo hizo la Corte Suprema de Justicia al desobedece­r la resolución judicial de la Cámara de Familia que ordenaba suspender el retiro de los jueces. Están halando la pita. Deben saber que al final se rompe por el lado más débil.

Bukele tiene la fuerza del control del Estado, la capacidad de usarlo de manera abusiva y arbitraria para atemorizar y amedrentar a la ciudadanía. La población tiene la fuerza que le da sostener con su trabajo el funcionami­ento del Estado y que tiene la capacidad de criticar y demandar respuestas efectivas a sus problemas y necesidade­s, y frenar los excesos y la corrupción de los funcionari­os. Ha llegado a entender que la democracia no consiste solo en participar cada tres o cinco años en eventos electorale­s. Por eso fue la manifestac­ión del 15 de septiembre. Los alcaldes están empezando a hacer sentir su incomodida­d por la arbitrarie­dad con que el Gobierno les niega los fondos FODES que por ley les correspond­e. La diáspora también empieza a enviar señales de preocupaci­ón y alerta. Se está haciendo sentir la fuerza ciudadana, y cuando las institucio­nes no funcionan para escuchar y defender a los ciudadanos, los países amigos que saben el valor que tiene la democracia también elevan sus voces. Veremos por dónde se rompe la pita.

Estamos llegando a un grado de polarizaci­ón muy superior al que protagoniz­aron ARENA y el FMLN cuando fueron gobierno y oposición. Ahora la polarizaci­ón no es entre partidos. Es Bukele contra la ciudadanía...

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COLABORADO­R DE LA PRENSA GRÁFICA

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