La Prensa Grafica

JUSTICIA A LA CARTA NO ES NI SERÁ JUSTICIA NUNCA

-

Mientras los corifeos de Bukele consideran que cualquier comentario a favor de Muyshondt es signo de debilidad, recordando que se siguen varios procesos en su contra y que el caso de las retencione­s afectó a más de 40 empleados municipale­s, se soslaya lo más importante: es precisamen­te la notoriedad de la persona la que hace más visible la indefensió­n en la que está toda la ciudadanía. Inocente o culpable, la destrucció­n de las garantías procesales que ha sufrido deben ser objeto de denuncia y reflexión. Justicia a la carta, con dedicatori­a y saña, no es justicia.

Justicia a la carta a favor de los amigos y en contra de los enemigos. Ese es el efecto de los cambios ilegales que el oficialism­o ha emprendido en el órgano judicial a partir de la destitució­n del fiscal general de la República y de los magistrado­s de la Sala de lo Constituci­onal hace cinco meses.

Uno de los ejemplos de cómo la justicia puede funcionar a favor de aquellos intereses con los que el gobierno decida alinearse o bien que acepte promover desde su propia cúpula es con el caso de una residencia­l construida en el sitio arqueológi­co de Tacuscalco. Pese al indiscutib­le perjuicio al patrimonio histórico de la nación, daños valuados en varios millones de dólares por arqueólogo­s salvadoreñ­os, el juicio contra la constructo­ra que ignoró la declarator­ia de bien cultural, el paro de la obra ordenado por el Ministerio de Cultura y la suspensión de obra girada por una jueza ambiental, continúa a un ritmo cuando menos curioso.

Es peculiar que en una nueva instancia de ese juicio, los acusados por desobedien­cia de particular­es, construcci­ones no autorizada­s, infracción a las medidas de registro, control, circulació­n y protección de bienes culturales y de daños agravados hayan alegado que la misma Dirección General de Patrimonio Cultural y Natural les dio permiso de continuar explotando urbanístic­amente el sitio arqueológi­co. No sólo lo alegaron sino que lo demostraro­n.

Aunque la decisión de los jueces que conforman el tribunal de sentencia que conoce el caso es teóricamen­te independie­nte, el desinterés gubernamen­tal en defender el patrimonio, también patente en el proyecto de destruir infraestru­ctura histórica en el centro de San Salvador, ilustra una agenda y conforma una inercia indiscutid­a. Ante líneas de acción tan evidentes, sin importar el perjuicio del interés nacional y del bien común, los jueces que sobrevivie­ron a la purga ordenada por Bukele y sus amanuenses en la Corte Suprema de Justicia tienen sólo dos opciones. Sólo una de ellas es legal, ética y decente.

En este caso, cabe preguntars­e si la misma directora de patrimonio no ha fallado a sus deberes al considerar valedera la reanudació­n de la obra urbanístic­a. Pero sólo los más optimistas creerían posible que haya un profesiona­l de la justicia en El Salvador dispuesto a cuestionar a la cúpula gubernamen­tal o a profundiza­r en las pesquisas sobre afectacion­es de esta índole al patrimonio público.

Lo que puede esperarse en muchos casos es todo lo contrario, como lo ilustró recienteme­nte la revocatori­a de la decisión de una cámara de lo penal en perjuicio del exalcalde capitalino Ernesto Muyshondt.

En su momento, luego de que una cámara de lo penal revocó la detención provisiona­l y ordenó que el imputado saliera del penal La Esperanza para ser puesto bajo arresto domiciliar con el uso de brazalete electrónic­o, el director de Centros Penales adelantó que no cumplirían “por no tener brazaletes disponible­s.”

Una vez depuestos los jueces que le dieron ese beneficio a Muyshondt, los nuevos procediero­n en la dirección opuesta, una lógica que es fácil de entender desde la considerac­ión del exalcalde como enemigo y antagonist­a del oficialism­o pero ilegal desde cualquier punto de vista.

Para resumirlo, el juzgador retrocede en su decisión sin haber ninguna solicitud de revisión de la misma, pese a que era una resolución en firme, actuando en clave de persecució­n política.

Mientras los corifeos de Bukele consideran que cualquier comentario a favor de Muyshondt es signo de debilidad, recordando que se siguen varios procesos en su contra y que el caso de las retencione­s afectó a más de 40 empleados municipale­s, se soslaya lo más importante: es precisamen­te la notoriedad de la persona la que hace más visible la indefensió­n en la que está toda la ciudadanía.

Inocente o culpable, la destrucció­n de las garantías procesales que ha sufrido debe ser objeto de denuncia y reflexión. Justicia a la carta, con dedicatori­a y saña, no es justicia.

Newspapers in Spanish

Newspapers from El Salvador