UN LIBRO CERRADO: RESERVA TOTAL A TODO SOBRE LA BINAES
LOS INFORMES TÉCNICOS QUE REVELAN EL ESTADO ACTUAL DE LA BIBLIOTECA, LA AUTORIZACIÓN DE LA DEMOLICIÓN Y DEMÁS DOCUMENTOS RELACIONADOS NO SE PODRÁN CONSULTAR HASTA QUE SE CUMPLAN LOS SIETE AÑOS DE REVERSA TOTAL.
Una de las incógnitas más grandes que ha girado entorno a la demolición de un edificio que forma parte del patrimonio cultural del país y que, en consecuencia, tiene protección: la Biblioteca Nacional Francisco Gavidia (BINAES) ha sido la falta de transparencia en cuanto a la información sobre la nueva edificación, donación de China.
Las autoridades salvadoreñas decretaron reserva total a todos los documentos generados en el marco del Acuerdo Exterior de Ejecución del Proyecto de Asistencia Internacional del Ministerio de Comercio de China y el Ministerio de Cultura.
De acuerdo con información oficial, la reserva fue realizada el pasado 21 de agosto y serán siete años en la que los documentos no podrán ser consultados por los ciudadanos que deseen conocer a profundidad los detalles de esta inminente demolición.
Los informes técnicos que revelan el estado actual de la biblioteca, el traslado de libros, la autorización de la demolición y demás documentos relacionados no se podrán consultar hasta que se cumplan el periodo estipulado.
Para muchos profesionales lo que genera una gran incertidumbre es que el edificio no presenta daños estructurales e incluso lo han comparado con el emblemático rascacielos de Nueva York, Estados Unidos, el Empire State Building.
La actual sede de la BINAES es un edificio que tras varios terremotos no presenta problemas estructurales que pudieran justificar su demolición, de hecho resulta “absurdo” derribarlo, como declaró el ingeniero residente que se encargó de la construcción del edificio de la BINAES, José María Durán, en una entrevista exclusiva que brindó en mayo a LA PRENSA GRÁFICA.
El pasado mes de agosto, un robusto grupo de casi 150 profesionales solicitaron una entrevista con las autoridades del Ministerio de Cultura y con la comisión de Cultura y Educación de la Asamblea Legislativa para que justificaran la demolición de la actual Biblioteca Nacional.
En la misiva los profesionales, que en su mayoría eran ingenieros y arquitectos, pedían una cita con ambas entidades para esclarecer las razones que los llevaron a tomar la decisión de demoler el edificio, de ambas entidades solamente una respondió a la petición.
De acuerdo con los profesionales firmantes, fue la ministra de Cultura, Mariemm Pleitez quien respondió que no podía concer tar la cita porque toda la información estaba protegida con reserva total, por lo que no se podría sostener la reunión en la que se entablara una conversación sobre la BINAES.
Fue en diciembre del 2019 que el presidente, Nayib Bukele, anunció por medio de su cuenta oficial de Twitter que el presidente
de China, Xi Jinpin otorgó al país una “gigantesca cooperación no reembolsable”.
En ese momento se estipuló que el apoyo ascendería a 44 millones de dólares solamente para la construcción, pero en las últimas horas reveló que los fondos ascienden a 54 millones, 10 más de los cuales se desconoce su procedencia.
Durante el fin de semana informó a través de redes sociales que la nueva biblioteca tendrá un auditorio y destacó que uno de los “elementos principales es que, al igual que un libro abierto, esta estructura se abre y conecta con los edificios históricos de su entorno”, escribió en su cuenta de Twitter.
Algo que se contradice con la opinión de profesionales que aseguran que se perdería la armonía arquitecónica con el entorno, pues el diseño no encajaría con lo que hay a su alrededor: la Catedral y el Palacio Nacional, por ejemplo.
“Su diseño está basado en nuestras olas, nuestro arrecife y nuestros volcanes”, señaló Bukele y aseguró que se escogió esa locación por dos razones: la primera para “continuar revitalizando el Centro Histórico”, algo que de acuerdo con sus palabras inició cuando era alcalde de San Salvador.
Y la segunda es “porque el actual edificio es de 1950 y está dañado”, sin embargo el informe de la última evaluación realizada por el Ministerio de Obras Públicas (MOP), la Asociación de Ingenieros y Arquitectos (ASIA) y la Federación Salvadoreña de Ingenieros, Arquitectos y Ramas Afines (FESIARA), en enero 2001, estipuló que el edificio se encuentra en buen estado y se le otorgó la clasificación de bandera verde, que significa que no ha sufrido ningún daño visible en los elementos estructurales después de los terremotos sufridos ese año.