LOS GURÚS Y YO
Seis nombres y un destino: La Patria Salvadoreña.
La historia nueva, que arranca en la primera mitad del siglo pasado, nos dio estas preclaras mentes de los ADVOCATUS que hacen honor a su título de Doctores y a su profesión cuando ya la vida podría tener a los que quedan, disfrutando a los hijos y nietos. Pero no, ellos, fieles a su formación (ADVOCATUS: Del latín, “llamado a ayudar”) están, por voluntad propia, insertados en la problemática nacional, en el área en que son más fuertes: la defensa de la institucionalidad del Estado Democrático y Constitucional de Derecho; y por ende de lo que en él se contiene: Primacía Constitucional, Derechos Humanos, separación de poderes, transparencia, representación política, Control Constitucional de los excesos gubernamentales, independencia judicial.
Enrique Borgo Bustamante, Ángel Góchez Marín†, René Fortín Magaña†, Alfredo Martínez Moreno†, José Domingo Méndez y Abraham Rodríguez† son parte de nuestra historia en quienes tenemos unos formidables guías, cuando la patria los necesita.
Semanalmente tuve la honra de reunirme con ellos a analizar el tema del día, ubicándonos en nuestra visión, en el sitio del salvadoreño, acreedor del servicio público. Nuestro pueblo tuvo y aún tiene en ellos a sus fieles gladiadores, que se fajan en la arena de la legalidad, de la defensa de los Derechos fundamentales, utilizando sabiamente el Derecho como instrumento de convivencia digna y pacífica, hablando por los “sin voz” que quieren “la separación de poderes, el respeto a las libertades públicas, los derechos colectivos como la familia, el trabajo, la educación y la salud”.
El acierto y vigor intelectual de estos Gurús, sumados a sus nombres y ejemplo, me hacen expresar que sus vidas mismas son una enseñanza para todos.
Las generaciones que les seguimos, tenemos esos ejemplos a seguir e imitar.
Tienen el derecho de ser y decir lo que piensan y cómo piensan, sin prudencia ni recato. Valor les sobra. Me consta. Su paciencia y buen juicio los mantiene, a diferencia de otros, en el sillón de la credibilidad. Su tesonero esfuerzo los vuelve también jóvenes y valientes como el Libertador, que en el fragor de la lucha cuando ve que el ánimo de sus soldados se debilita y está perdiendo, ordena que le quiten la silla a su corcel, recupera la confianza de sus hombres y gana la batalla.
La obtención semanal de un pensamiento compartido entre los Gurús que surge desde “la diferencia” se vuelve faro de luz democrática, que también nos hace pensar que la patria no está perdida. Que los altibajos políticos son parte de la lucha por hacer realidad nuestros ideales.
Escribir la historia nos corresponde a todos. El ejemplo de estos “NOTABLES”, ahora diezmados, nos debe entusiasmar y animar en la lucha por un mejor El Salvador.
“Nuestro pueblo tuvo y aún tiene en ellos a sus fieles gladiadores, que se fajan en la arena de la legalidad, de la defensa de los Derechos fundamentales”.