EL VICEPRESIDENTE RUBORIZA AL PAÍS DESDE BRUSELAS
Acaso Ulloa ha vivido en una burbuja estos dos años y medio, y por ende no se entera de que el gobierno del que forma parte ha atentado contra el derecho público a la información, que ha pervertido al Instituto de Acceso con sirvientes del oficialismo, que ningún alcalde ni diputado ni ministro brinda declaraciones a la mayoría de medios de comunicación, la mayoría de ellos compartiendo en privado que no los dejan opinar ni hablar y que los tienen intimidados. Si el vicepresidente no se ha enterado de esto, de las agresiones reportadas mes a mes por la Asociación de Periodistas de El Salvador, varias de ellas de violencia física y de amenazas por medios digitales o telefónicos, y no entiende la gravedad de la situación, debería abstenerse de hablar al respecto. El efecto contrario es hacer el ridículo como lo hizo en esa entrevista, a los ojos de miles de personas.
Desde Bruselas, llegan a El Salvador unas peculiares declaraciones del señor vicepresidente de la República, Félix Ulloa, especialmente luego de conversar con un periodista de DW Español, el canal en castellano de la Deutsche Welle. En ese encuentro, el representante del régimen salvadoreño ilustra a la perfección lo desubicado del discurso oficial.
A diferencia de en el plano doméstico, en el cual los funcionarios como Ulloa se sienten seguros al ejercer su diatriba contra el periodismo independiente porque sólo lo hacen con gente que antes se dedicó a este oficio pero ahora son meros artesanos de la propaganda, el vicepresidente se expuso al escrutinio que tanto crispa a la burocracia de GANA y de Nuevas Ideas. Y por supuesto, no pudo disimularlo, tiene atrofiados los reflejos democráticos. Sin duda en esos poco más de nueve minutos le rindió un verdadero documento a los que afuera de nuestras fronteras quieren entender qué tan real es la destrucción de la democracia en este país.
El compañero de fórmula electoral de Bukele sostuvo que la narrativa de desmontaje constitucional en El Salvador es un invento entre otros "de medios de comunicación que por primera vez van a pagar impuestos, que están orquestando la campaña de desinformación sobre la deriva autoritaria". Mientras Ulloa recitaba las líneas que Bukele le comisionó -no fuese a equivocarse otra vez como cuando habló de la CICIES, en los primeros días del gobierno-, la televisora emitía imágenes de un presidente rabioso y amenazante afuera de la Asamblea Legislativa, las de aquel vergonzoso 9 de febrero del año pasado.
"Todas las actuaciones realizadas han sido estrictamente apegadas a la ley", sostuvo Ulloa aun cuando es internacionalmente entendido que lo ocurrido en El Salvador desde el 1 de mayo, hechos que pueden resumirse como la prostitución del órgano judicial y el fin de la independencia de poderes, es la raíz del ostracismo al que el Estado ha sido condenado en los principales círculos diplomáticos. Por eso nadie los recibe en Washington, por eso se gastan el dinero que el país no tiene en lobistas y cartas elegantes a los periódicos estadounidenses.
Cuestionado sobre qué explicación hubo para la destitución de los magistrados de la Sala de lo Constitucional en la primera plenaria de la bancada oficialista, y sin pestañear al declamar esa línea, el vicepresidente se dejó decir que "es una cosa que funciona dentro de la institucionalidad", y consideró que la separación de poderes no existió en el pasado, dando por hecho que sí la hay hoy. Es una afirmación cuando menos temeraria, muy cercana al cinismo característico del régimen cyan.
Al final, cuando el entrevistador le preguntó por las amenazas a la libertad de prensa en El Salvador de las que se conoce recurrentemente en foros como el de la Sociedad Interamericana de Prensa, el Grupo de Diarios de América o la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el también abogado consideró que "hay absoluta libertad, no hay un periodista preso, no hay un medio censurado a pesar de que algunos deberían ser procesados por calumnia y por difamación pero el presidente ha sido tolerante".
Acaso Ulloa ha vivido en una burbuja estos dos años y medio, y por ende no se entera de que el gobierno del que forma parte ha atentado contra el derecho público a la información, que ha pervertido al Instituto de Acceso con sirvientes del oficialismo, que ningún alcalde ni diputado ni ministro brinda declaraciones a la mayoría de medios de comunicación, la mayoría de ellos compartiendo en privado que no los dejan opinar ni hablar y que los tienen intimidados. Si el vicepresidente no se ha enterado de esto, de las agresiones reportadas mes a mes por la Asociación de Periodistas de El Salvador, varias de ellas de violencia física y de amenazas por medios digitales o telefónicos, y no entiende la gravedad de la situación, debería abstenerse de hablar al respecto. El efecto contrario es hacer el ridículo como lo hizo en esa entrevista, a los ojos de miles de personas.
Ya no importa si esta persona fue demócrata o no, si creyó en el imperio de la ley y en el orden constitucional o no. Lo lamentable es que una persona que entiende las garantías ciudadanas y democráticas bajo un vidrio tan turbio sea la que tras manosear la Carta Magna pretenda darle a la nación una mejor versión de su articulado.