La Prensa Grafica

SIN BRÚJULA FRENTE AL MUNDO

- Federico Hernández Aguilar

No es sabio pedirle manzanas a un palo de aguacate. Es necedad esperar que un pintor de brocha gorda recree un cuadro de Dalí. Tampoco hemos de exigirle una política exterior coherente a un gobierno que ni siquiera internamen­te sabe qué hacer. De hecho, en la actualidad, imagino lo arduo que debe ser trabajar en la cancillerí­a salvadoreñ­a, a las órdenes de un presidente que emite posturas oficiales a través de Twitter y de acuerdo con su muy particular humor.

El mundo, lamentable­mente, ya no tiene paciencia con los regímenes improvisad­os que pretenden enterrar su falta de visión política bajo toneladas de propaganda. La comunidad internacio­nal da por sentado que los mandatario­s al frente de cada país son equilibrad­os, maduros, reflexivos y muy señores de sus emociones. Los infantilis­mos talvez asombren y causen risa, pero resultan improceden­tes para hacerse de un prestigio en la palestra global.

Así como están las cosas, la velocidad de la comunicaci­ón digital es una herramient­a efectiva en manos de estadistas con sólidos principios, comprometi­dos con la paz, la libertad y la democracia. Pero también funciona al revés: cuando esos principios son inexistent­es, la rapidez de la comunicaci­ón no hace sino exhibir, en una vitrina gigantesca, la falta de escrúpulos.

El conflicto en Ucrania, que tiene en vilo al planeta, es la oportunida­d dorada que todo gobernante sensato aprovechar­ía para ponerse del lado correcto de la historia. Más allá de los detalles étnicos, sociales o geopolític­os que puedan discutirse en la presente coyuntura, e incluso por encima de las ambiciones concretas o los errores cometidos por individuos o gobiernos específico­s, existe un principio básico del derecho internacio­nal que jamás debe negociarse: el de la no agresión (o, mejor formulado, el de “la abstención del uso de la fuerza”).

Según este principio, toda nación ningún pretexto, “de recurrir a la amenaza o al abierto uso de la fuerza contra la integridad territoria­l o la independen­cia política de cualquier Estado” (resolución 2625 de la Asamblea

General de las Naciones Unidas), en virtud del riesgo evidente que ello supone para la paz y la estabilida­d internacio­nales. Esta obligación de contenido negativo

–pues se enuncia como un “deber de abstención”– incluye incursione­s militares inmotivada­s, actos de represalia de cualquier tipo y hasta el fomento u organizaci­ón irregulare­s en territorio extranjero.

De aceptarse sin más que un país invada a otro, con la excusa que sea, la comunidad internacio­nal se quedaría sin autoridad moral para evitar que estallaran guerras en cualquier parte. Hitler, por ejemplo, invocaba un imaginario “espacio vital alemán” como uno de los motivos detrás de la anexión de Austria y Checoslova­quia en 1938, igual que hace hoy Vladimir Putin al apoyar a separatist­as en Ucrania y hablar del “derecho inmanente de legítima defensa”. Y así como hace más de 80 años era equivocado apoyar las pretension­es nazis, en estos momentos es poco menos que estúpido ponerse del lado de Rusia. Es cuestión de principios.

¿Hacia dónde apunta la brújula de la política exterior salvadoreñ­a en este momento? A juzgar por el silencio cómplice de Nayib Bukele, y la consecuent­e movilizaci­ón retórica de la red oficialist­a de troles contra EUA, Putin-hitler tendría, increíblem­ente, las simpatías de nuestro gobierno. ¿Acaso puede ser más pronunciad­o el colapso moral de ese engendro populista y demagógico llamado “Nuevas Ideas”? civilizada de se privará, bandas bajo

El mundo, lamentable­mente, ya no tiene paciencia con los regímenes improvisad­os que pretenden enterrar su falta de visión política bajo toneladas de propaganda.

armadas o

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from El Salvador