La Prensa Grafica

¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN EL MUNDO? ¿CUÁL EL MOTIVO DE LO QUE OCURRE? ¿CUÁLES SERÁN LAS CONSECUENC­IAS?

- P. Fernando Gioia, EP

Si hacemos un recorrido de lo acontecido en el mundo en los últimos meses, quedará conmovido nuestro modo de pensar y de vivir. No habría espacio en un artículo para dar a conocer tantas informacio­nes. Lo haré resumidame­nte, con algunos hechos que ocurren en estos momentos en el universo todo.

que causó 6.3 millones de muertos, crónicos y sus efectos psicológic­os.

–que podrá desembocar en Tercera Guerra Mundial–, consecuenc­ia de la invasión rusa a Ucrania. Noticias, fotos y videos terribles nos llegan a todo instante. Mariúpol, ciudad convertida en un gran cementerio y reducida a escombros, con miles de personas asesinadas u obligadas a huir. “Una tierra arrasada", señala el arzobispo primado de la Iglesia Greco-católica Ucraniana, Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk: “Ucrania está ardiendo. Ucrania está en llamas”.

Una crisis alimentici­a podrá ser consecuenc­ia de la guerra en Ucrania, considerad­a granero del mundo, quinto país exportador de trigo, entre otros. En Alemania, el Ministerio de Interior recomienda hacer acopio de agua y alimentos para diez días ante una posible crisis de suministro­s, “porque la situación es realmente grave”. La ONU teme “un huracán de hambrunas”, sobre todo en países de África.

llaman la atención en su aparecimie­nto, variedad e intensidad. En España mayo ha sido el más caluroso desde 1961. En sentido contrario, en Chile el mayor frío de los últimos 50 años. Australia con la mayor nevada en los últimos 54 años. En Japón inundacion­es implicaron la evacuación de más de 300 mil personas. En Brasil provocan 120 muertos y 100 mil desalojado­s. México y otras naciones del Caribe, abatidas por el huracán Agatha, el más fuerte en siete décadas. Se aproxima una “ola de calor peligrosa y letal” al suroeste de EUA, advierte el Servicio Meteorológ­ico Nacional.

En la preocupant­e degradació­n de los valores fundamenta­les, la familia –que constituye uno de los bienes más preciosos de la humanidad en el decir de Juan Pablo II–, sufre una acometida como ninguna otra institució­n. Oscurecida, entre otras cosas, “por la poligamia, la epidemia del divorcio, el llamado amor libre y otras deformacio­nes” (Gaudium et spes, 47).

Más de la mitad de los jóvenes españoles reconocen problemas de salud mental y muchos tienen ideas suicidas, según la Fundación Mutua Madrileña y Fundación FAD Juventud. Si fuera solo España..., desde principios de año, en EUA, según la organizaci­ón Gun Violence Archive, más de 10,000 murieron por suicidio.

La defensa de la vida parece ser cosa del pasado. El “discurso” de los derechos humanos se niega a reconocer la dignidad de la vida en todas sus etapas, desde su inicio hasta su fin, llegando a considerar con más derechos a los sanos o fuertes que a los débiles con discapacid­ades o ancianos, considerán­dolos una carga para la sociedad.

ocurridas últimament­e en el país más rico del mundo. Desde principios de año Estados Unidos ha sufrido 237 tiroteos masivos, según Gun Violence Archive. “Hay más asesinatos en masa que días en el año”, dijo el senador demócrata de Connecticu­t Chris Murphy. El número de víctimas de la violencia armada es aterrador. Hay 43 millones de armas en manos de cualquiera. La más reciente creencia –en aumento– entre los ciudadanos es que necesitan armas para su seguridad personal.

Tanta frecuencia de crueldad deja perplejos. El último incidente, tan noticiado, del joven de 18 años que cometió la masacre en Uvalde, pequeña localidad cercana a la frontera de México, asesinando 19 niños enfermos y dos maestras, ha dejado paralizado al mundo. Se comienza a entrar en un “mata-mata” incontrola­ble. El asesino, conocido como especialme­nte violento, de conducta agresiva, pero más especialme­nte con las mujeres, procedía de una familia desintegra­da. No sintió ni la sana diciplina ni la convivenci­a social, ciertament­e le faltó la afectivida­d familiar.

Muchos factores habrán influencia­do a que tome tan sanguinari­a actitud. Difícil es trazar un perfil de los asesinos que realizan tiroteos masivos. Este individuo, por ejemplo, sin antecedent­es criminales ni relación con la escuela, niños o maestros que atacó, realiza una sanguinari­a matanza.

Sí es bueno resaltar que la cantidad de material violento que está a mano de la juventud, en películas o videojuego­s, acaba estimuland­o crueles reacciones. La violencia está siendo el modo frecuente de enfrentar complejida­des que se consideran sin solución.

“Vuestra divina ley es transgredi­da, vuestro Evangelio abandonado, torrentes de iniquidad inundan toda la tierra, la impiedad está sobre el trono, vuestro santuario es profanado y la abominació­n está hasta en el lugar santo”.

Apenas una breve y trágica noticia, recienteme­nte ocurrida y poco noticiada: más de 38 católicos fueron asesinados en un ataque perpetrado durante la celebració­n de una misa, en Owo, Nigeria. Disparando indiscrimi­nadamente y haciendo estallar una bomba. Ya le llaman: “La masacre de Pentecosté­s”.

en América Latina. En 1970 había un 92 % de católicos. En 1995 el 80 %, ya en 2018 descendió a un 59 %.

en donde se proponen ideas de tipo moral o social contrarias a las enseñanzas del Magisterio de siempre de la Iglesia.

La alegría, la paz, la bondad, la mansedumbr­e, la pureza desaparece­n paso a paso dando lugar a la envidia, la discordia, la ira, la impureza, la tristeza. Todo eso nos deja espantados, atemorizad­os, sin palabras. Nos hace elevar los pensamient­os y clamar, como lo hacía San Luis María Grignion de Montfort, en su profética “Oración Abrasada”, de la que me atrevo a transcribi­r apenas unos párrafos. Encontrare­mos aquí el motivo de todo lo que ocurre:

“Es tiempo de actuar, Señor, han quebrantad­o tu ley” (Sl 119, 126), “Vuestra divina ley es transgredi­da, vuestro Evangelio es abandonado, los torrentes de iniquidad inundan toda la tierra y arrastran hasta vuestros siervos, toda la tierra está desolada, la impiedad está sobre el trono, vuestro santuario es profanado y la abominació­n está hasta en el lugar santo”. A seguir preguntaba: “¿Dejaréis todo así al abandono? ¿Os callaréis siempre? ¿Soportaréi­s siempre? ¿No hace falta que vuestra voluntad se haga sobre la tierra como en el cielo y que venga vuestro reino? ¿No habéis mostrado anticipada­mente a algunos de vuestros amigos una futura renovación de vuestra Iglesia? Amén, ven Señor Jesús” (Ap 22, 20).

Se condolía el santo de ver a Dios “todos los días tan cruel y tan impunement­e ofendido”. Por eso implora, al final de su oración: “¡Señor, levantaos! ¿Por qué parecéis dormir? (Sl 44, 24). Levantaos en vuestra omnipotenc­ia, vuestra misericord­ia y vuestra justicia, para guardar vuestra casa, para defender vuestra gloria y salvar nuestras almas, para que no haya más que un rebaño y un pastor, y que todos os rindan gloria en vuestro templo. Amén”.

¿Cuáles podrán ser las consecuenc­ias?: pues, las estamos viendo y viviendo: “Guerra, hambre, persecucio­nes a la Iglesia y al Santo Padre, varias naciones serán aniquilada­s”, nos dice el Mensaje de Fátima.

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HERALDOS DEL EVANGELIO

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