Washington D.C. celebra festival dedicado a los salvadoreños
urante junio, Washington D.C. celebra el Mes de la Herencia Hispana, nombrado así por la alcaldesa Muriel Bowser, para honrar la diversidad y el legado de los inmigrantes en la ciudad estadounidense. Estas actividades arrancaron con el festival “Mi Pequeño El Salvador”, dedicado a la comunidad salvadoreña, la más grande en el área metropolitana de la capital.
Los salvadoreños se destacan en D.C. por ser, además, dueños de negocios, empresarios, trabajadores y emprendedores. “Nuestra ciudad es más fuerte y vibrante, gracias a la gran contribución de nuestras comunidades inmigrantes”, dijo la alcaldesa. Durante la pandemia, los negocios fundados y manejados por salvadoreños continuaron sus labores y ge
Dneraron empleos para los locales. El año pasado, Bowser designó el 6 de agosto como el Día del Salvadoreño-estadounidense. El último censo, realizado en 2020, arrojó que el 28 % de los 701,974 habitantes de D.C. son salvadoreños.
El director de la Oficina de Asuntos Latinos de la Alcaldía (MOLA, en inglés), Eduardo Perdomo, también reconoció el aporte de los salvadoreños. “Han ayudado a nuestras comunidades en muchas formas. Crean empleos, diversifican nuestra cultura y han contribuido a que nuestra economía crezca. Es con eventos como este donde se reconoce la cultura, que todos podemos disfrutar de ese legado cultural de nuestros inmigrantes”, dijo Perdomo.
El festival es organizado por MOLA y la Oficina de Asuntos para la Comunidad (MOCCA, en inglés). Esta última dirigida por Jackie Reyes, la primera latina, nacida en El Salvador, en ser elegida para un cargo de dirección de la alcaldía.
EL BARRIO EMBLEMÁTICO
El festival “Mi Pequeño El Salvador” se desarrolla por segundo año consecutivo en la calle Mount Pleasant, en el barrio que lleva el mismo nombre. Esta es una zona emblemática para los salvadoreños. Los que llegaron en la década de los 80, huyendo de la guerra que vivió el país, se anclaron allí. En 1991, un salvadoreño murió a manos de una policía, en la esquina opuesta al parque donde se celebró el festival. Ese hecho marcó un momento importante en la Mount Pleasant, porque unió a todas las personas: blancos, negros y latinos se tomaron la calle para protestar por la violencia y la discriminación.
Después de ese incidente, poco a poco la Mount Pleasant se fue transformando. Los negocios salvadoreños fundados hacen más de 40 años, que vivieron los disturbios de mayo de 1991, siguen en pie y son muy visitados. Sigue siendo el barrio y la calle donde se puede ir a comer pupusas o visitar el salón de belleza más antiguo de la ciudad, fundado por la salvadoreña Rosibel Arbaiza.
“Los salvadoreños han ayudado a nuestras comunidades en muchas formas. Crean empleos, diversifican nuestra cultura y han contribuido a que nuestra economía crezca”. Eduardo Perdomo, DIRECTOR DE MOLA, ALCALDÍA DE WASHINGTON D.C.