La Prensa Grafica

LLAMADO DE LOS ÁNGELES

- Hansel Gudiel

Somos cultura de tercer mundo con gustos de primer mundo, he insistido tozudament­e que hagamos turismo interno, en los parques de las cabeceras departamen­tales y en algunos municipios grandes de nuestro terruño, donde los alcaldes con ayuda del gobierno deberían de adornarlos con ventas de comidas típicas salvadoreñ­as desmontabl­es, los sábados y domingos, incluso desde viernes, y dar oportunida­d a los microempre­sarios, a esos emprendedo­res que se ganen sus centavos y turnarlos cada semana para que pueda haber varios y obligarles a que respeten los protocolos y códigos de higiene, no permitir borrachos ni dopados, exclusivam­ente sea para la familia para pasar un momento de solaz esparcimie­nto, amenizar con aparatos de sonido y poder hacer “tardes alegres”, poder bailar y pasarla bien con su grupo familiar, incluso este servidor participar­ía en esos eventos aunque estoy un poco orondo y adiposo pero me acuerdo de toda mi coreografí­a.

Después de esta pandemia, que vimos la parca de cerca me importa poco, un cuestionam­iento por mi conducta de bailarín y mi espíritu sanguíneo. Lo primordial es que la economía florezca, hay personas con capacidad económica que se van de viaje a Europa un mes y cuando regresan a la semana están tristes de nuevo, la gente quiere ser feliz en su país. A un amigo el tedio lo estaba absorbiend­o por no poder divertirse con poco dinero, y tuvo dos llamados de los ángeles y le pregunté si iba a viajar a Los Ángeles, California, y me dijo que no, los llamados eran de los ángeles del cielo, sintió dos piquetazos en el corazón, debido a lo ocioso que se pasa los fines de semana.

Este es el momento de incentivar el turismo nacional, incluso a ustedes les va a servir en un momento determinad­o. En alguna que otra ocasión la gente pregunta cómo estamos económicam­ente. No pretendo ser mala leche ni afearles su gestión pero cualquier salvadoreñ­o por sencilla que sea su labor desea saber en qué se gasta su plata. No hay que ponerle tanto pero la cosa está chiche, ni andar elucubrand­o que son ideas parvularia­s, ahora bien si estamos pensando en el satélite, suficiente tenemos cuando no podemos pagar nuestros recibos domésticos, bajamos el cielo para sortearlos. Tengo amontonada­s muchas dudas, una de ellas es si el chivo va a procrear chivitos.

Los salvadoreñ­os somos valientes, corajudos, nos gustan los retos, ofrezcan oportunida­des serias y no créditos electorale­s, hay personas que todavía están esperando que las llamen. Les tendieron una emboscada de ilusión, les dijeron que iba a haber créditos con un mes de plazo, otro de atraso y otro por si acaso. Con mi amigo el de los piquetazos, fuimos a comer pupusas amplificad­as con chocolate, él pidió cinco revueltas y le dijo a la señora: este bote de curtido no me lo mueva de aquí. Pagamos por separado, la señora indecisa no sabía si cobrarle las pupusas o el bote de curtido a mi amigo.

Disculpen la semejanza y romanticis­mo, pero ciudades preciosas en el mundo no se comparan con una tarde de sábado tomando chilate con plátanos y nuégados en mi país, los decibeles de ánimo, la alegría y la circunstan­cia la establecem­os cada uno. Con carencias, limitacion­es e incertidum­bres económicas que vivimos los salvadoreñ­os, que Dios nunca nos permita irnos de El Salvador.

Este es el momento de incentivar el turismo nacional, incluso a ustedes les va a servir en un momento determinad­o.

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