LA RESPONSABILIDAD DE ENSEÑAR
Con ocasión que el 22 de junio fue el día que dedicamos a reconocer y realzar el papel que se le encomienda realizar al Maestro dentro de la sociedad para complementar la labor educativa que debe iniciar y atenderse siempre dentro de la familia, viene muy al caso reflexionar con las palabras que el reconocido cantautor español Joan Manuel Serrat acaba de dirigir desde la Universidad de Costa Rica a “las mujeres y hombres que desde la educación, la escuela y la Universidad trabajan en la conquista de un mundo más justo, donde los sueños se acerquen más a la realidad”.
Educar ha constituido siempre un gran desafío para padres y maestros, y de manera general para toda la sociedad, pero especialmente la academia que se dedica a estudiar, investigar y determinar el modelo educativo que se necesita en una comunidad. Implica la formación y preparación de las nuevas generaciones para hacer frente a las dificultades de todo tipo que cada persona tendrá que superar para lograr sus anhelos. Es una tarea que se ha vuelto crucial en una época en que las frustraciones y desilusiones acumuladas durante generaciones está haciendo que principalmente los jóvenes reclamen y se cuestionen todo, hasta los valores tradicionales que se observaron en la sociedad, y esto hace que en todo el mundo estemos viviendo un periodo de transición que nos debe llevar a buscar nuevos caminos para resolver viejos problemas que no hemos sido capaces de resolver, a pesar de tantos avances que ha habido a lo largo de la historia.
Con la misma sensibilidad e inspiración que le sirvieron para escribir las canciones que lo llevaron a recorrer el mundo y conocer diferentes culturas, algunas de las reflexiones que a propósito de los fenómenos que estamos observando, compartió y transmitió Joan Manuel Serrat a la comunidad educativa que le reconoció su trayectoria, las transcribo en los siguientes párrafos:
“Miren, soy como todos ustedes fruto del tiempo y del mundo, del tiempo y del mundo que me ha tocado vivir. Un tiempo de confusión y angustia, de soledad, de falta de referentes, donde se ha perdido la confianza en el sistema, en sus representantes y en sus instituciones, donde los jóvenes se sienten engañados y los mayores traicionados, y donde más que nunca nos necesitamos los unos a los otros porque todos somos importantes, porque todos tenemos que sentirnos importantes”.
“En los últimos años ha sido extraordinario el crecimiento tecnológico y científico que hemos experimentado, pero también ha sido muy grande la pérdida de los valores morales de nuestra sociedad. Se han producido daños terribles a la naturaleza, muchos de ellos irreparables, y es vergonzosa la corrupción que desde el poder se ha filtrado a toda la sociedad. Más que una crisis económica diría que estamos atravesando una crisis de modelo de vida, y sin embargo sorprende el conformismo con el que parte de la sociedad lo contempla como si se tratara de una pesadilla de la que tarde o temprano despertaremos. Espectadores y víctimas parecemos esperar que nos salven aquellos mismos que nos han llevado hasta aquí”.
“Es necesario que recuperemos los valores democráticos y morales que han sido sustituidos por la vileza y la avidez del mercado donde todo tiene un precio, y donde todo se compra, y donde todo se vende. Es un derecho y una obligación restaurar la memoria y reclamar un futuro para una juventud que necesita reconocerse y ser reconocida. Talvez no sepamos cuál es el camino, talvez no sepamos por dónde se llega antes, pero sí sabemos qué caminos son los que no debemos volver a tomar. Que los gritos de la angustia no nos vuelvan sordos y que lo cotidiano no se convierta en normalidad capaz de volver de piedra nuestros corazones”.
Todos somos maestros y guía para las nuevas generaciones porque todos enseñamos y compartimos conocimientos, valores y experiencias. Las reflexiones compartidas nos pueden ayudar en la búsqueda de los nuevos caminos que tenemos que recorrer para que podamos progresar con armonía, seguridad y estabilidad.
Es una tarea que se ha vuelto crucial en una época en que las frustraciones y desilusiones acumuladas durante generaciones está haciendo que principalmente los jóvenes reclamen y se cuestionen todo.