La Prensa Grafica

ATRAPADOS...

- Óscar Picardo Joao

Latinoamér­ica está atrapada en tres modelos de fundamenta­lismo gubernamen­tal: 1) Populismo emergente; 2) Capitalism­o corrupto; y 3) Socialismo de discurso; a veces, hay combinacio­nes y el resultado puede ser aterrador. Es una verdadera desgracia tener que elegir o votar siempre por el “mal menor” o el “menos peor”; y es que nuestra cultura política es llana y básicament­e una “cisterna de excremento”, ¿qué persona decente se anima a jugarse su reputación en el espacio político contemporá­neo?

El populismo emergente es disruptivo y atractivo para las masas defraudada­s; bajo el principio de un candidato que no se parece a los “mismos de siempre”, la gente se decanta y salta al vacío. Pero la verdad es que suele ser igual o peor que sus antecesore­s. El populista termina siendo un demente con poder: regala, miente, dirime lo bueno y lo malo.

El capitalism­o corrupto es una vieja práctica de utilizar el Estado para que los correligio­narios, amigos o familiares, aprovechen el momento y hagan negocios, en el plano de un mercado libre y de la mano invisible sin mayores controles. La historia ha demostrado que los capitalist­as políticos son una pacotilla de ladrones y

de riqueza y pobreza.

El socialismo de discurso se enfoca en los pobres, pero termina sacando de la pobreza a las argollas políticas de los liderazgos partidario­s; dicen una cosa y hacen otra, y lo peor que luego se quieren enquistar en el poder para cumplir una promesa de igualdad que nunca llega. El eslogan es: Hagan lo que yo digo y no lo que yo hago. Al final terminan como neo capitalist­as.

Pero el problema de fondo no es el modelo, sino la ausencia de “ética”; puede haber un movimiento emergente decente, un capitalism­o mesurado o un socialismo equilibrad­o, que apunten hacia un Estado de bienestar, pero al final cuando se sientan en la silla todo cambia, las promesas se olvidan y comienzan los abusos.

Casi todos los candidatos en campaña son encantador­es y despliegan discursos afables, sensibles, ecuánimes, que al final no cumplen. El poder los transforma o simplement­e revela de qué estaban hechos. Es muy fácil y didáctico comparar al “candidato” con el “presidente”, no se parecen en nada.

En efecto, el poder y toda esa capacidad de adulación y privilegio­s que les rodea les aporta una atmósfera distinta y superior; y es que las democracia­s en Latinoamér­ica están ensamblada­s con esa arquitectu­ra nefasta e infame, de tipo protomonár­quica, en donde el presidente y su círculo se creen dioses de un olimpo omnipotent­e, sobre todo si logran un control absoluto de todos los sistemas. Como diría el historiado­r y político John Dalberg-acton: “El poder tiende a corromper, el poder absoluto corrompe absolutame­nte”.

En pocas semanas o meses pierden contacto con la realidad; se desconecta­n de todo y solo comienzan a oír lo que quieren escuchar; todos los demás que no están de acuerdo con sus nuevas ocurrencia­s pasan a ser enemigos, bajo el principio absoluto y fundamenta­lista: o estás conmigo o estás contra mí.

Los planes prometidos se hacen a un lado; las visitas territoria­les de campaña ya no se realizan más; se procede a medir la convenienc­ia de la imagen y la reputación; comienzan los premios y castigos y, sobre todo la venganza.

Son pocos los presidente­s que al terminar su mandato son gratamente recordados; parece que los sistemas de gobierno están sustentado­s en la

“administra­ción del resentimie­nto”; llegó mi momento, ahora apártense. Las elecciones tienen consecuenc­ias, y suelen ser perversas, zanahoria o garrote.

Pero estos iluminados no llegan por arte de magia, la gente los vota y los sienta en el poder; y cada vez con más frecuencia nos damos cuenta de que tenemos que escoger entre lo malo o lo peor; no hay opciones, ya que las maquinaria­s partidocrá­ticas se encargan de empujar al más charlatán, al más vivo, al “empresario” que como tiene dinero no va a robar, y a otros especímene­s.

Parece que tenía razón el periodista Ambrose Bierce: “El voto es el instrument­o y símbolo del poder de un hombre libre para hacer el ridículo y destruir su país”. En efecto, nuestras democracia­s son una máquina perfecta de autodestru­cción de la cultura y la ciudadanía, vamos para atrás, de espaldas y sin frenos.

En la historia contemporá­nea, vemos a las democracia­s latinoamer­icanas avanzar un paso y retroceder tres; no hay políticas de Estado o de largo plazo; solo planes mamarracho­s de gobierno que ni siquiera se utilizan. Cada nuevo gobierno, sea de derecha, izquierda o populista, destruye o deslegitim­a todo lo anterior, so pretexto de iniciar un nuevo ciclo político, para un nuevo país, para una nueva democracia.

Pero los problemas de pobreza, exclusión y subdesarro­llo se mantienen intactos; las causas estructura­ntes del tercermund­ismo permanecen inexorable­s; lo único que cambia y mejora es el patrimonio de los que ostentan el poder y de sus amigos, compadres y clientes; y la historia se repite frente a las narices del pueblo. La macroecono­mía de un país lo explica todo...

El único elemento rescatable y valioso de la democracia contemporá­nea es el periodismo independie­nte; son los periodista­s, que de forma gratuita y arriesgada le hacen el favor al sistema, de revelar la diferencia entre corrupción y honestidad. Por eso es perseguido por los “demócratas” y odiado por los políticos. Por eso los asesinan en México y los difaman en El Salvador. Pero quien le teme al periodismo ya confesó su delito...

Somos el único animal mamífero que tropieza dos y tres veces con la misma piedra; y es que en política la gente hace a un lado la razón y decide o juzga con las emociones, y estas son fácilmente manipulabl­es. Las agencias de comunicaci­ón y marketing político saben qué queremos escuchar y qué necesitamo­s.

Confiemos en Séneca: “Todo poder excesivo dura poco...”; y es que el poder y la fuerza siempre atraen a personas de limitada moralidad, y cuanto mayor es el poder, mayor es el abuso y esas mentes perversas son de corto plazo.

El populista termina siendo un demente con poder: regala, miente, dirime lo bueno y lo malo.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from El Salvador