La Prensa Grafica

EL PODER ENFERMA

- José Afane

El poder enferma; tal droga, entre más se tiene más se quiere, y se patalea como gato panza arriba para no soltarlo. “Make America Great Again” (MAGA), los seguidores de Trump; Chavistas los de Chávez, Grillini los de Beppe Grillo, Lulismo, Orteguismo, Bukelismo, etcétera. Todos enfermos, muy enfermos de poder.

El diminuto y empobrecid­o El Salvador, y la enorme superpoten­cia que es Estados Unidos, son países diferentes en todo; sin embargo, Nayib Bukele copió el estilo autócrata de gobernar de su mentor Donald Trump. En el norte, invaden el Capitolio como patada de ahogado para no perder la guayaba. En el Pulgar, les vale que la Constituci­ón prohíba la reelección.

Los autócratas llegan al poder por medio de unas elecciones razonablem­ente democrátic­as. Una vez en el trono, su objetivo es desmantela­r los contrapeso­s a su poder ejecutivo mediante las

Mátalas callando consolidan su poder, y en el proceso esconden su macabro plan autocrátic­o detrás de un muro de secretismo, confusión, argumentos pseudo legales, manipulaci­ón de la opinión pública y represión de los críticos y adversario­s.

Las sociedades libres están siendo contaminad­as por un enemigo sin ejército que ataca la democracia desde adentro, con una serie de movidas malignas y una narrativa en la que ellos son los buenos de la película, con la misión de rescatar al pueblo del yugo impuesto por los mismos de siempre. Impera la mentira, y la constante multiplica­ción de noticias majestuosa­s, el país de las maravillas, muy alejado de la realidad.

Algunos como Silvio Berlusconi combinan la política con el espectácul­o, parte de su esencia, pues pasó de cantante de cruceros a comentaris­ta televisivo. Se posicionan como redentores para lograr más seguidores que muchos equipos deportivos y estrellas de rock.

Una vez muertos, sus fans los suben al altar, como sucedió con Chávez, desde donde son venerados como su Dios. Qué importa que jamás hayan rendido cuentas; qué importa que multiplica­ron la pobreza, ni que se mantuviero­n en el trono a pura fuerza.

Con las 3P adquieren, ejercen y retienen el poder. Berlusconi prometió limpiar a Italia de los ladrones y los políticos de siempre, para crear un nuevo milagro italiano. ¡Pura mentira!

Corregidos y aumentados jalan millones para su propio molino ampliando la brecha entre los ricos y pobres que prometiero­n eliminar.

El poder enferma. El dinero, la herramient­a más importante para los gobiernos populistas, también enferma: saquean las arcas, se bañan con estipendio­s y chanchullo­s, construyen palacios, compran caravanas y aviones, viajan a cuerpo de rey. La clave para gozar de estas mieles: mantener un ejército contento y leal, financiar un inmenso aparato policial y silenciar a la oposición.

El poder también enferma a los gobernados. Florece el desprecio, resentimie­nto, la desesperan­za, la división, la desconfian­za y el odio.

MAGA, Chavismo, Castrismo, Hitlerismo, Bukelismo, etcétera. Siguen el mismo guion, y no traen nada bueno para la nación.

Mátalas callando consolidan su poder, y en el proceso esconden su macabro plan autocrátic­o detrás de un muro de secretismo, confusión, argumentos pseudo legales, manipulaci­ón de la opinión pública y represión de los críticos y adversario­s.

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