ESPEJISMO IMPECABLE
QUE SOMOS SUS DISCÍPULOS MÁS FIELES Y SUS MÁS ENTREGADOS MENSAJEROS
PIDÁMOSLE TODOS LOS DÍAS A LA LUZ QUE JAMÁS VAYA A OLVIDAR
En la vida, a todos nos llega un momento en que parece que se nos empieza a abrir la puerta de lo desconocido. Y eso asusta y al mismo tiempo crea expectativas sin precedentes. Él estaba justamente en ese punto, por la edad y por las condiciones existenciales. No hacía mucho que había enviudado y sus dos hijos se hallaban iniciando sus estudios superiores fuera del país; pero él no se sentía solo, porque su creatividad artística lo acompañaba prácticamente en todo momento.
Como había comenzado a experimentar insomnio, dispuso trabajar de noche en sus experimentos pictóricos, sobre todo en aquellos que tenían que ver con las fantasías del misterio, que antes él nunca había tenido el impulso de descifrar, y que hoy parecían estar aguardando alguna señal invitadora.
Así fue cómo empezó a pintar casi en la penumbra, y la sensación que le producía eso era semejante a un recorrido cotidiano por los senderos de su memoria, que hasta ese momento habían permanecido totalmente ajenos a toda posibilidad de ser transitados. Y lo más sorprendente de todo era que el ansia de crear se le hizo urgente cada vez más, acumulándosele sin cesar los lienzos concluidos.
Hasta que un día le contó su experiencia a uno de sus pocos amigos cercanos, que lo era de infancia, y él lo instó a hacer una exposición en alguna galería.
Pero cuando la iba a recoger sus cuadros para tal propósito, se topó con que todos estaban en blanco. ¡Un perfecto misterio! Casi saltó de gozo. El misterio perfecto.