La Prensa Grafica

La naturaleza inmutable del lobo

- Por Irma Cantizzano cultura@laprensagr­afica.com

“Al final matar cansa más que hacer morir”, escribe Wolfang en su diario, al explicar porqué los nacionalso­cialistas decidieron usar los hornos de gas para arrasar con el pueblo judío en la II Guerra Mundial. Para él, un oficial nazi, “el hacer cavar las fosas y disparar... produjo estrés en los fusileros”, por eso la decisión del gas era “la solución menos estresante”.

Wolfang es el personaje principal en la novela recién publicada del paraguayo Carlos Mateo Balmelli, “El andar del Lobo” (Suma de Letras 2022) y presentada recienteme­nte en El Salvador por Librería La Ceiba.

Wolfang es un oficial que desde joven sentía que era especial. Nació justo diez años antes que se firmara el Tratado de Versalles, y desde adolescent­e sentía que estaba llamado a vengar esa humillació­n que había sufrido Alemania, por lo que tenía que hacer que volviera el llamado a la grandeza del Imperio carolingio, luchar por el pangermani­smo y sobre todo por la pureza de la raza.

“El Andar del Lobo” es la mirada desde el otro lado de la historia, es adentrarse a la cabeza de un fanático y conocer su ideología, su visión de vida y sus pensamient­os más chocantes.

La novela está contada a dos voces, una de ellas es el narrador que encuentra unos archivos, un expediente de lo que podría ser el diario o bitácora de un oficial nazi. Y la otra es la del propio Wolfang, por lo que el lector no tiene ningún filtro o intermedia­rio para llegar al nazi y leer de su “voz” la justificac­ión de lo injustific­able.

Wolfang no entiende porqué se juzga de manera tan dura al nacionalso­cialismo y a su máximo dirigente Adolf Hitler y no se hace de la misma forma a Stalin, y recurre a las cifras, a los muertos que dejaron las guerras.

“La propaganda hebraica tapaba las violacione­s y los abusos de los soviéticos. Deshumaniz­aron al pueblo alemán. La víctima recurrió a la misma lógica de su verdugo. Entonces, ¿de qué se quejan?”, arremete Wolfang, antes de huir.

Porque aunque era un acérrimo defensor y creyente del tercer Reich, supo antes de que terminara que la guerra estaba perdida; la lucha a dos frentes resultaba insostenib­le y por “honor” no viviría si caía preso.

Así que huyó a América, donde habían muchos dispuestos a ayudar a un nazi, que nunca dejó de serlo, su naturaleza permaneció inmutable, aunque estuviera escondido en Formosa. “Soy Wolfang, el lobo. Mi naturaleza determina mi andar”.

Mateo Balmelli logra con este libro que nadie quede indiferent­e ante la monstruosi­dad de lo ocurrido, sobre todo porque llega al lector de “primera mano”.

El autor asegura que buscaba “literatiza­r el pensamient­o” y logró de esa manera una novela histórica que lleva a repensar sobre la naturaleza humana.

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