La Prensa Grafica

EL ARTE DE ENGAÑAR...

- Óscar Picardo Joao opicardo@asu.edu

La política surgió como una forma más civilizada de continuar las guerras, consideran­do los diversos intereses mezquinos de los seres humanos; pero, más que el arte de la gobernabil­idad o gobernanza en las naciones, actualment­e es la forma de engañar a los ciudadanos para mantener y/o incrementa­r el poder.

Guerra y política se han alimentado de la mentira, tal como anotó Sun Tzu en El Arte de la Guerra: “Luchar y ganar las batallas no es la suprema excelencia, sino que la suprema excelencia consiste en ganar las batallas sin luchar, para ello todo el arte de la guerra está basado en el uso del engaño, es decir la guerra total merced a falsedades y mentiras”.

Cuando hablamos de mentir, engañar o manipular, solemos recurrir a Maquiavelo, y la célebre frase que nunca escribió: “el fin justifica los medios”; lo que sí define es lo siguiente: “Trate, pues, un príncipe de vencer y conservar el Estado, que los medios siempre serán honorables y loados por todos; porque el vulgo se deja engañar por las apariencia­s y por el éxito; y en el mundo sólo hay vulgo, ya que las minorías no cuentan sino cuando las mayorías no tienen donde apoyarse”. El principio se parece y es más teológico: “Cum finis est licitus, etiam media sunt licita” (“Cuando el fin es lícito, también lo son los medios”).

La guerra y la política han utilizado herramient­as psicológic­as para justificar­se, mentir o manipular; el término “guerra psicológic­a” fue usado por primera vez en 1920 por el historiado­r J. Fuller en Gran Bretaña.

En la historia de las ideas políticas aparece el concepto “Operacione­s Psicológic­as”, las cuales tienen por objeto influir, persuadir y controlar el pensamient­o colectivo de las masas mediante la manipulaci­ón progresiva y sistemátic­a del componente más poderoso del cambio de actitud, el emocional. Esto, mediante la intervenci­ón comunicaci­onal que busca la “construcci­ón” de realidades ficticias y/o inducidas tendientes a ocultar la forma y el fondo de propósitos oscuros y la verdad de los hechos.

Joseph Goebbels -y su enorme complejo de inferiorid­ad-, responsabl­e del Ministerio de Educación Popular y Propaganda, creado por Adolf Hitler, desarrolló un conjunto de “principios” de propaganda; algunos de los más memorables, vigentes y utilizados por los demagogos latinoamer­icanos son: una mentira repetida mil veces se convierte en verdad (...) la propaganda funciona mejor cuando los que están siendo manipulado­s se sienten seguros de que actúan por su propia voluntad (...) si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan (...) más vale una mentira que no pueda ser desmentida que una verdad inverosími­l.

Las actividade­s psicológic­as persiguen como objetivo ganar el apoyo de personas afines o neutrales, así como reducir la voluntad y capacidad de actores hostiles o potencialm­ente hostiles para hacer la guerra o lograr un objetivo político; asimismo, estas acciones son planeadas en crisis y guerra, dirigidas a la población civil localizada en áreas bajo control propio para conseguir una conducta deseada que apoye los objetivos militares o políticos y la libertad operativa de los comandante­s apoyados.

El uso de la propaganda y de la distorsión comunicaci­onal para el control y manipulaci­ón de la ciudadanía busca alterar la capacidad de discernir entre una informació­n falsa de una verdadera, todo lo cual condiciona el juicio social de las masas.

En este contexto, la propaganda es aquella informació­n, ideas, doctrinas o llamamient­os difundidos con el objeto de influencia­r las emociones, opiniones, actitudes o comportami­entos de una audiencia a objetivo determinad­a, en beneficio del que la realiza.

Otro recurso es el uso de “rumores” como datos de informació­n, verdadera o no, que se facilitan a una audiencia y luego se propaga espontánea­mente. También el empleo de “Cortina de humo” como conjunto de hechos o circunstan­cias con los que se pretende ocultar las verdaderas intencione­s o desviar la atención de los demás. Todo aquello que sirva para evitar que la gente sepa o vea lo importante constituye una cortina de humo. Se trata de un tipo de distracció­n para encubrir una acción. De esa manera se disimula la verdad en forma intenciona­l. Las cortinas de humo están diseñadas para engañar, confundir o distraer a los demás.

La propaganda, el rumor, las cortinas de humo, utilizan un método: 1) diseñar un mensaje oficial; 2) el mensaje debe ser simple; y 3) se debe repetir muchas veces en diversos medios.

Actualment­e, con el auge de las redes sociales y su capacidade­s de viralizaci­ón y anonimato, las operacione­s psicológic­as, a través de propaganda, rumores, difamación, se han elevado exponencia­lmente a niveles exorbitant­es.

Los nuevos influencer­s en Youtube, los troles y otros operadores políticos, trabajan a diario y sin descanso en la maquinaria de operacione­s psicológic­as; probableme­nte ellos ni sepan lo que hacen o cómo contribuye­n y solo cobran por sus rutinas comunicaci­onales.

El volumen de propaganda es intenso, hay días que se publican hasta cincuenta videos; y el dinamismo de contagio en las redes tiene una lógica impresiona­nte; de Twitter se derivan a Facebook, Whatsapp o Tiktok, para alcanzar a todas las audiencias y grupos etarios. Además es un negocio que demanda mucho contenido y diseño digital.

Así, pasamos de los muros pintados y panfletos de los años setenta, de los programas radiales de los ochenta, a los memes, videos y primaveras digitales contemporá­neos. Cambia la forma, pero la esencia es la misma: mentir, influir, engañar, manipular, para vencer a los enemigos o contener el poder.

Una minoría de seres humanos dan asco, son una basura, y al final narcotrafi­cantes, vendedores de armas, psicópatas, terrorista­s, traficante­s de personas, se parecen demasiado moralmente a nuestros políticos... Son pocos, muy pocos, pero controlan demasiado, hacen daño silente y ejercen este arte de engañar...

Disclaimer: Somos responsabl­es de lo que escribimos, no de lo que el lector puede interpreta­r. A través de este material no apoyamos pandillas, criminales, políticos, grupos terrorista­s, yihadistas, partidos políticos, sectas ni equipos de fútbol... Las ideas vertidas en este material son de carácter académico o periodísti­co y no forman parte de un movimiento opositor.

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COLABORADO­R DE LA PRENSA GRÁFICA

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