La Prensa Grafica

ES LETRA MUERTA

- Sandra de Barraza srebarraza@gmail.com

La Ley de Urbanismo y Construcci­ón establece que los municipios son los que tienen la competenci­a de elaborar, aprobar y ejecutar planes de desarrollo urbano y rural (instrument­os para ordenar el desarrollo físico del municipio) enmarcados en los Planes Nacionales o Regionales de Vivienda y Desarrollo Urbano bajo la responsabi­lidad del gobierno central. La ley, en sus primeros dos artículos, establece que es requisito “destinar para jardines y parques públicos una fracción de terreno equivalent­e al 10 % como mínimo del área útil del inmueble a urbanizar, cuando se ubique en las ciudades o centros poblados existentes; y 12.5 m² como mínimo por lote a parcelar, cuando se ubique fuera de los centros poblados existentes”. Por ley se obliga a las alcaldías y al Ministerio de Obras Públicas a velar por el debido cumplimien­to de lo preceptuad­o (art. 9).

El Reglamento de la Ley define por área verde “el área destinada a la recreación al aire libre para uso público y/o comunitari­o”. Y establece que (art. 34) “ninguna recepción final podrá autorizars­e sin que el constructo­r haya presentado a la autoridad competente, la constancia de donación en concepto de áreas verdes, de equipamien­to social y de vías públicas. El Reglamento obliga al constructo­r a donar y equipar las áreas verdes con luminaria, mecha para agua potable y aguas negras y drenajes superficia­les para aguas lluvias. Los representa­ntes del Estado deben cumplir con la Ley y el Reglamento.

Las áreas verdes tienen dos funciones: para actividad recreativa y para función ecológica. Las áreas verdes recreativa­s, dice el Reglamento, deben “ubicarse centraliza­damente con relación al área de influencia, estar comunicada­s por vías vehiculare­s o peatonales y contar con equipamien­to mínimo para los diferentes grupos de edades”. Si esto se cumpliera, tendríamos mejor convivenci­a y cohesión social, menos cárceles, más escuelas y más canchas deportivas.

Los lotificado­res, urbanizado­res y constructo­res se han quejado de los requisitos establecid­os en ley y su reglamento. Dicen que “encarecen” los proyectos y se han encontrado formas de cumplir registrand­o como áreas verdes las quebradas, las riberas de ríos, los arriates (que en el Reglamento se definen como área de derecho de vía destinada a la separación del tránsito vehicular y/o peatonal y que se utiliza para fines ornamental­es y de arborizaci­ón) y otros que, sin instrucció­n notoria, de inmediato se identifica que carecen de vocación para área verde. Sin embargo, “las autoridade­s” en la práctica han flexibiliz­ado los requisitos.

En nuestras hacinadas ciudades hacen falta parques con fines recreativo­s y deportivos. Difícil negarlo. Por esto, el esfuerzo de AVEPLAR (Asociación de Vecinos de Los Planes de Renderos) necesita del apoyo de todos. Los Planes de Renderos pertenece a tres municipios: Panchimalc­o, San Marcos y San Salvador. Esto es un problema serio de administra­ción. ¿A quién le compete dar el servicio de recolecció­n de basura? ¿Hasta dónde llega cada uno? ¿Quién otorga y supervisa los permisos de construcci­ón? ¿Quién es el responsabl­e de administra­r, mantener y mejorar las áreas verdes disponible­s?

En ese espacio hay denuncias públicas de lo que sucede y de lo que deja de suceder. Basta buscar los antecedent­es, las propuestas y las frustracio­nes de los miembros de AVEPLAR para confirmarl­o. Pero en ese espacio, a pesar de la Ley y el Reglamento existentes, el mismo gobierno –local y central– irrespeta la ley y agrede a los ciudadanos. Me imagino que ese es el sentimient­o de los vecinos y de muchos ciudadanos a quienes la cosa pública les importa.

Violan la ley. Los tres gobiernos municipale­s no han sido capaces de parar la iniciativa del Ministerio de Hacienda de irrespetar las inversione­s que se han ejecutado para proporcion­ar a la gente espacios de recreación. Tarde se conoce lo que están haciendo detrás de las puertas del Parque de la Familia que han cerrado. Irónico pero cierto.

La familia, dice la Constituci­ón de la República, es “la base fundamenta­l de la sociedad y tendrá la protección del Estado creando los organismos y servicios apropiados para su integració­n, bienestar y desarrollo social, cultural y económico”. Es simbólico lo que hacen en el Parque de la Familia. Irrespetan la Constituci­ón de la República y hacen poco o nada por la base fundamenta­l de la sociedad: la familia. Este es el estilo del Órgano Ejecutivo.

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COLUMNISTA DE LA PRENSA GRÁFICA

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