JUVENTUD El desempleo juvenil es un problema estructural. No se resuelve con proyectos puntuales de corto plazo.
Naciones Unidas plantea que no existe una definición internacional universalmente aceptada del grupo de edad que comprende el concepto de juventud. Sin embargo, con fines estadísticos, la ONU considera que jóvenes son aquellas personas de entre 15 y 24 años.
Esta definición de juventud implica a su vez que se considere como “niños” a aquellas personas menores de 14 años. No obstante, la Convención sobre los Derechos del Niño define a los “niños” como personas de hasta 18 años. Según la reforma a la Ley General de Juventud de El Salvador, se considera joven a la persona entre los 15 y 35 años.
Hoy día, 1,200 millones de jóvenes de 15 a 24 años viven en el planeta, lo que representa el 16 % de la población mundial. A nivel centroamericano, las personas entre 10 y 34 años representan cerca del 40 %. La DIGESTYC estimó que el 26.6 % de los salvadoreños tenía de 15 a 29 años en 2021, lo que equivale a 1,681,121 personas. Con el nuevo rango de edades, la cantidad de jóvenes sumaría 2,275,200 personas, equivalente al 36 % de la población cuscatleca.
Naciones Unidas subraya que los jóvenes exigen más oportunidades y soluciones más justas en sus sociedades. Si se les brinda el conocimiento y las oportunidades que necesitan para prosperar, los jóvenes pueden ser una fuerza positiva para que el desarrollo de su país sea inclusivo y sostenible.
De acuerdo con la OIT, la crisis del covid-19 ha exacerbado los desafíos del mercado laboral a los que se enfrentan los jóvenes. Entre 2019 y 2020, los jóvenes experimentaron una pérdida porcentual de empleo mucho mayor que los adultos. Esto es preocupante porque la tasa de desempleo juvenil en El Salvador se estima en 14 %, mientras que el desempleo a escala nacional en 7 %. Entre las razones que los jóvenes consideran que no los contratan está la falta de experiencia, de conocimientos técnicos y del idioma inglés.
Un dato revelador es que –antes y después de la pandemia– cerca del 26 % de los jóvenes no estudiaba ni trabajaba (NINI). Es decir, 1 de cada 4 jóvenes salvadoreños es NINI. Esta situación afecta más a las mujeres (4 de cada 10 mujeres jóvenes son
NINI). Otra dificultad que experimentan frecuentemente numerosos jóvenes es salir de la “realidad virtual” y enfrentar las duras exigencias de la vida diaria.
Manpowergroup publicó una encuesta en 2022 donde el 92 % de los jóvenes salvadoreños señalaba que tenía problemas para encontrar trabajo (el promedio latinoamericano fue 75 %). Las principales áreas en donde a los jóvenes latinoamericanos les gustaría trabajar fueron: (1) administrativas financieras, (2) marketing y ventas, (3) tecnología de la información, (4) manufactura, (5) logística y transporte. Ello significa que el sector primario (agricultura, ganadería y pesca) pareciera no estar en la mente de muchos jóvenes.
Conclusión: el desempleo juvenil es un problema estructural. No se resuelve con proyectos puntuales de corto plazo. La solución pasa por tres procesos complementarios: (1) desconcentración de la actividad económica del AMSS, (2) ampliación de oportunidades de inversión y trabajo en los 14 departamentos, (3) formación laboral en función de la demanda del sector productivo.
Corolario: la migración masiva ha contribuido a la desintegración familiar y la pérdida del sentido de pertenencia. Esa transformación es potenciada por la hiperconectividad, el hiperindividualismo y el hiperconsumismo. Todo ello hace que crezca la indiferencia social, el abandono de los adultos mayores y el deterioro ambiental. El gran reto es que la juventud salvadoreña practique la cultura del cuidado y participe en la solución de los problemas que afectan su vida.