EL ARTE Y LAS INSTITUCIONES
A lo largo del extenso y entrampado recorrido de la Historia del Arte ha existido un punto importante para el correcto funcionamiento del arte: la relación del mismo con las instituciones y cómo estas influyen en la representación de la realidad.
El arte nunca ha sido independiente, sino más bien interdependiente. El arte necesita, siempre, del poder de las instituciones para sobrevivir. Y no solo hablamos de la financiación, que es lo primero que pensamos al hablar de este tema. Sino, también, de algo más específico e inherente: un espacio.
El arte necesita de financiación y espacio para poder existir. Así ha sido a lo largo de la Historia del Arte y no existe, actualmente, una razón para pensar que eso vaya a cambiar.
Pero, esta interdependencia acarrea una cuestión compleja: la agenda. Las instituciones ofrecen financiación y espacio, para la creación artística. Y el mundo del arte lo agradece, sin embargo, las instituciones piden a cambio seguir adelante con una agenda específica.
Ahora las preguntas son ¿es posible alcanzar una institución absolutamente independiente?, ¿es necesario que exista? En primer plano, una institución absolutamente independiente vendría a ser un espacio que financia cualquier expresión artística sin llegar a plasmar una agenda específica. Vendría a ser un espacio que muestra arte, por amor al arte y nada más.
Utopía que al final termina siendo insustancial. De hecho, la riqueza de las instituciones se encuentra, precisamente, en la adecuación de su agenda. Pero, claro, esto conlleva a otro problema. Que muchas veces las instituciones velan más por apegarse a su agenda que al correcto trabajo curatorial.
Entonces, esto nos pone contra la espada y la pared. Una utopía insustancial contra una agenda demasiado decorada.
En términos generales, a lo largo de la Historia del Arte, siempre ha habido instituciones detrás de la creación artística que han utilizado el arte como método de propaganda. Anulando, ciertamente, una libertad absoluta en el arte. Porque, “quien paga manda”.
Por lo tanto, al igual que sucede con los medios de comunicación (estos espacios son medios no convencionales de comunicación), es muy difícil alcanzar una objetividad absoluta. Es más, es necesaria la pluralidad de enfoques, para poder contrastar.
Por lo que me parece incoherente para la realidad artística que exista una institución absolutamente independiente. Porque, es más, ni las instituciones nacionales son meramente imparciales.
Al entender la función de una institución nacional, nos damos cuenta de la agenda específica. Sobre todo, si valoramos aquellas que están estrechamente ligadas a los gobiernos de turno. Naturalmente, estas instituciones tendrán la tarea de cambiar la visión artística según la agenda política de quien gobierne.
Por lo que, considero innecesaria la existencia de instituciones absolutamente independientes. Sin embargo, quiero remarcar que existen derechos y deberes, para con el arte. Y, naturalmente, escalas de derechos y deberes.
Una institución nacional y pública debería potenciar la pluralidad de voces artísticas, pues son entidades democráticas cuyo deber es mostrar las realidades sociales, incluso cuando estas realidades se oponen esencialmente.
Ahora, ¿qué sucede con las instituciones artísticas financiadas de manera privada? Pues, a priori, uno puede pensar que tienen mayor derecho de exhibir lo que consideren oportuno y menor deber de reflejar una realidad imparcial de la sociedad.
Por lo tanto, la independencia del arte no existe. El derecho y deber de una institución pública es reflejar lo más parcial que se pueda la realidad; mientras que una institución privada tendrá derechos y deberes moldeables según su agenda.
Y ahí radica la riqueza del arte, en la pluralidad de voces. Pero, como suele suceder a menudo, las agendas se sobreponen al arte.
Una institución nacional y pública debería potenciar la pluralidad de voces artísticas, pues son entidades democráticas cuyo deber es mostrar las realidades sociales, incluso cuando estas realidades se oponen esencialmente.