MAYO FLORIDO Y UN GENOCIDIO SIN SONIDO
Mayo, ese mes espléndido y primaveral... pero a la vez con un recuerdo negro en la historia del mundo: el mapamundi tiene un giro.
El tema palestino-israelí cae en la indiferencia de la gente por ser un tópico repetitivo, confuso, que raya en el “aburrimiento” (me decían)... Pero siguiendo la frase de Luther King: “no me duelen los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena”, supone algo gravísimo (y más aún en personas que pertenecen a la diáspora palestina), porque estamos a “nada” de una catástrofe humanitaria grave ¡en pleno siglo XXI!
Claro, resulta difícil comprender las causas del conflicto palestino-israelí si no consideramos que Palestina representa un territorio cuya descolonización aún está pendiente. ¿Estamos conscientes de que es el único caso del sistema internacional que se ha mantenido en esa condición, ya que el proceso de descolonización de países africanos y asiáticos vino a concluir en la década de los setenta del siglo XX?, aún me cuesta entender: ¿por qué Palestina ha sido marginada del derecho a la “autodeterminación de los pueblos” respecto de las potencias colonizadoras en pleno siglo XXI?
Todo arranca con la decisión del Reino Unido (que administraba Palestina después de la Primera Guerra Mundial) de modificar el statu quo de la población nativa u originaria (los palestinos).
Esta, y solo esta, es la base central para comprender los 75 años de “ocupación” (desde la creación del Estado de Israel en mayo, 1948). Desde entonces se ha dado “rienda libre” a un sistema de limpieza étnica de los territorios palestinos, siendo el objetivo político de Israel el tener un Estado judío. Por tanto, era absolutamente necesario erradicar (a como diera lugar) la población palestina nativa.
Todos los crímenes de lesa humanidad que comete Israel (masacres, desplazamientos forzados, apartheid) se dan en el contexto de la creación de su Estado, el cual aún no alcanza las dimensiones que pretenden: ocupar todo el territorio que pertenece a los palestinos.
El rasgo de estar frente a un Estado racista y excluyente ha significado que las negociaciones sean inviables. Además –como consideran que su proyecto estatal está inconcluso y siguen edificando asentamientos y desplazando a los palestinos o arrebatándoles su tierra–: no hay forma de negociar fronteras, ya que ellos están en pleno proceso de expansión, y nadie (ni siquiera la ONU) puede coaccionarlos para que respeten la legislación internacional; el derecho internacional humanitario; y aún peor, “los Derechos Humanos”.
Mayo, lamentamos hoy por hoy, 75 años de la declaración del Estado de Israel. ¿Y cuál es la ironía aquí? Que Israel es el único país creado por la ONU y el que más la ha irrespetado.
En el ambiente flotan sentimientos encontrados. En el reverso de la misma moneda, los palestinos recordamos, este mes, la “Nakba” (la catástrofe).
Quizá ya la sabemos, pero es válido volver sobre la historia una vez más: la creación de Israel supuso el éxodo forzado de 800,000 personas (el 80 % de la población palestina), y 531 pueblos destruidos expulsando de sus hogares a familias enteras (con llave en mano) y obligados a instalarse en precarios campos de refugiados en los países árabes vecinos.
Situación que sigue ocurriendo ahora: familias siendo “expulsadas de sus casas” de forma cínica y descarada ante “todos los medios y redes sociales posibles y existentes”, y ¿qué dice el mundo?
Aquel mayo de 1948, con la expiración del mandato Palestina, David Ben Gurion declaró el Estado de Israel.
Después de esa declaración: Palestina dejaba de existir.
Un pueblo despojado de su tierra, desplazado de su nación, amordazado, encarcelado, silenciado. Un pueblo al que han tratado de aniquilar, volviéndolo invisible. Un pueblo al que han tratado de reinventar, condenándolo a la inexistencia.
Ya no importa, a estas alturas, si Israel justificó su derecho a este territorio basándose en que hace dos mil años existían en la zona “reinos israelitas” (justificación histórica) o basándose en la promesa hecha por Dios hacia el pueblo judío (justificación religiosa), o si querían “inocentemente” buscar un refugio para los supervivientes del Holocausto, pues produjeron otro. ¡Lo que importa es que estamos ante un “genocidio silencioso” a plena vista mundial! británico sobre