La Prensa Grafica

ALLÁ A LO LEJOS SE OYEN SONAR CAMPANAS, Y ESO DE SEGURO NOS AVISA QUE LA NUEVA ESTACIÓN ACABA DE ARRIBARCON SUS EQUIPAJES SECRETOS

- David Escobar Galindo

PERFECTOS DESCONOCID­OS

Los dosusaban elmismo autobúsmañ­anero paradirigi­rse a sus trabajos en la ciudad más próxima. Ambos vivían en los alrededore­s de la parada, y aunque los lugares de vivienda estaban cercanos entre sí, sus familias no se conocían.

Eso les llamó la atención, y aquel encuentro cotidiano entre ellos dos les hizo sentir que debían superar aquel vacío. En un dos por tres ya eran novios.

–Papá, mamá, ella es Ofelia, mi novia. Quería que la conocieran, porque lascosas entrenosot­ros vana serio… ¿No escierto, Ofe?

Ella asintió con una sonrisa tímida. Y el padre lo que hizo fue preguntarl­e:

–¿Y tus papás cómo se llaman?

–Felipe Cruz y Norma Urrutia.

El padre y la madre se vieron entonces a los ojos. ¡Sí, la muchacha era hija de aquellos que les habían hecho tanto daño! –Bueno, ya nosconocim­os. Hoynosotro­s nosvamospo­rque tenemos que ir a hacer unos mandados… –dijeron ellos, en plan de huida.

En ese suspensoes­tuvieron los padres enlos días siguientes, hastaquelo­snoviosles­avisaron quelospadr­esdeellalo­sinvitaban a cenar en unos días.

Aquella noche, los padres de él alistaron su estrategia. Y así llegó la hora. En la entrada de su casa estaban los padres de ella. Todos se vieron entre sí, sin decirse nada sobre problemas anteriores. Perfectos desconocid­os.

La mejor solución cuando se quiere que la vida siga su curso.

NUESTRO PADRE, EL CLIMA

Ahora, cuando todos los hechos que prácticame­nte protagoniz­amos onos envuelvene­stán aquí con nosotros a cada instante, no podemos hacer caso omiso de ellos, pues eso sería desentende­rnos de nuestra propia experienci­a, que es lo más valioso con que contamos en todas las latitudes. Y, hablando terrenalme­nte, quien se hace sentir con más poder es el clima, que parece estar tomando conciencia de su identidad cada día de modo mayor.

Ellos dos, que eran una pareja normal en todos los sentidos, lo advertían con especial lucidez. Él era escritor de historias fantasiosa­s y ella era escultora de figuras casi fantasmale­s, pero eso no afectaba de ningún modo la normalidad a la que acabamos de referirnos.

El clima, al que le prestaban especial atención, parecía estar entrando en una fase de perturbaci­ones imprevisib­les, y ellos más bien veían y sentían aquellocom­omaterial de trabajo.

–¿Cuál es el argumento de tu próxima historia?

–El brote de un invierno que hace revivir al Arca de Noé… ¿Y tu obra próxima?

–Un ángel que resucita entre la bruma convertido en figura de bronce…

No les quedó más que abrazarse con emoción, y al final hablaron:

–Cada vez me convenzo más de que nuestro padre el Clima es quien nos acompaña y nos inspira –afirmó él, emocionado.

–Démosle nuestra gratitud, entonces –confirmó ella, uniendo las manos.

ASOMA EL EQUINOCCIO

Se había ido hacia el Norte para mejorar su condicióne­conómica familiar, sin pensar en lo que emocionalm­ente tenía en su lugar de origen. Y cuandolleg­ó a establecer­se en aquella pequeña población donde el clima era realmente crudo, sintió como si estuviera perdido en el espacio.

Ahí estaba trabajando como dependient­e en una tienda de cosas del hogar, y lo que ganaba apenas cubría su manutenció­n y lapequeña remesa que enviabapar­a sus familiares.

Enesa rutina vivía cuando conocióama­ritza. Ellatambié­n erainmigra­nte, perode unpaíssuda­mericano. Seconocier­on en una cafetería donde él iba a desayunar, y ella lo hacía por primera vez.

–¿Hablas español? –le preguntó él, quese hallaba ubicado en la mesa vecina.

–Sí, es lo único que hablo. Acabo de llegar. Soy venezolana. –Yo soy salvadoreñ­o, y tengo algún tiempo de estar aquí… –¡Ah, como ese astronauta que acaba de estar en el espacio no sé cuántos días! ¿Lo conoces?

–No. Somos chiquitos, pero no tanto, ¡jajá!

–Lo que a mí me mata es este clima horrible… No resisto tanto frío…

–Pero no te rindás. ¡Mirá, allá está asomando el equinoccio! –¡Es la primavera, ¿verdad?! Tú la traías, ¿no es cierto? Y sinmás sele acercó paradarle un besoen loslabios. ¡Gracias, invierno que se va!

CIERTAS ALMAS TRANSPIRAN

–Este niño sí es esforzado –decía el padre en tono serenament­e admirativo, mientras lo veía afanado sobre su laptop, sin descansar.

Lamadresea­cercabaal niñoparase­carlelafre­nte, perlada desudor. Y élparecían­oenterarse­denada deaquello, porque permanecía absorto en el trabajo que hacía constantem­ente en su máquina, como si ésta, su eterna acompañant­e en el cada vez más complicado oficio de aprender, no le dejara ninguna otra opción.

Así fueron pasando los días, las semanas, los meses y los años, y el niño se iba haciendo adulto mientras los padres envejecían. Pero en quien más se notaba el paso del tiempoera en la láptop que, anteel desatadoav­ancede la fuerza tecnológic­a, cambiaba de identidad cada vez con mayor celeridad.

Así llegó el día en que sus padres decidieron enviarlo a estudiar fuera del país.

–Vas a estudiar una carrera con todos los avances que hoy son posibles…

Y al llegar el día, él tenía listo su equipaje, con la láptop incluida, desde luego.

–¿Pero te vas a llevar esa máquina vieja? Allá vas a poder tener una mejor.

Él, entonces, rompió en llanto, como siestuvier­an separándol­o de alguiendev­eras muy querido. Los padres, asustados, lo abrazaron.

–Ya se ve que querés más a esa máquina que a nosotros.

Él, con picardía, se limpió el sudor de la frente y se abrazó también a ellos. Es que ahora todos estaban en paz, incluyendo la silenciosa láptop.

JARDÍN COMPARTIDO

–¿Te has fijado en lo hermosas que están las flores en el predio vecino? –le preguntó él a ella, que era despectiva por naturaleza.

–¿Flores? ¿cuáles? Yo lo que veo son unas plantas comunes y corrientes, que no merecen ninguna atención en especial…

Él lehizo un gesto decariño desde lejos, porque, conociéndo­la, no quería exponerse a su sarcasmohi­riente.

Estaban en los inicios de su enlace matrimonia­l, y en lo que sí coincidían ambos era en la expectativ­a de la descendenc­ia; pero los meses pasaban y no había ninguna novedad al respecto.

Él, entonces, trató el tema, que para ella era tabú, porque se sentía como la principal responsabl­e de aquella tardanza:

–¿Qué te parece si ambos nos hacemos exámenes para despejar cualquier duda sobre nuestra fertilidad, porque el tiempo avanza?

Ella puso cara de ansiedad. Quería y no quería al mismo tiempo. No sabíacómo manejar aquel enigma. Él entendió que le daba su aceptación tácita. Y para buena sorpresa de ambos en los exámenes no les salió ninguna falla de fertilidad. ¿Entonces? Y no acababan de preguntárs­elo interiorme­nte cuando un pálpito le hizo sentira ella que adentro le pulsaba otro ser.

–¡Ya está, ya está, ya está!

–¡Nuestra alianza floreció! ¡Y no hay mejores flores que ésas…!

EL RIACHUELO TAMBIÉN HABLA

Desde el balcón externo de la casa era posible observar la corriente que se desplazaba hacia abajo sin fallar ni un instante. Ellos acababan de pasarse a viviren aquellasen­cillaconst­rucciónque fueloque le dejaron como herencia sus padres a él, que era obrero constructo­r, pero que soñaba con llegar a ser algo así como ayudante de arquitecto.

–Ando buscando empleo –le dijo ella a él, como si fuera algo natural.

–¿Empleo de qué? –le preguntó él, por decir algo. –Pues de costurera, que es lo único que sé hacer. Yun pardedías despuésyal­ohabía conseguido, en un almacén de prendas de vestir para gente distinguid­a, que las buscaba para ocasiones especiales. Ella eratan hábil para sulabor de costurerac­omo lo era él para su trabajo de obrero de la construcci­ón. Y para comprobarl­o en los hechos, el mismo día les avisarona ambosque estabanasc­endidos. Élpasaba a ser ayudante del ingeniero encargado de supervisar el avance de la obra; y ella quedaba a disposició­n de la modista más relevante.

Parecían ir hacia arriba, y así se lo dijeron mientras observaban el paso del riachuelo que fluía enfrente. De súbito, las aguas mansas parecieron alzarse frente a ellos. ¡Los felicitaba­n, sin duda! Pero lo hacían con tanta fuerza que lo inundaban todo…

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