El Jinete, un negocio con medio siglo de historia
Desde hace 50 años, la familia Posada dirige esta talabartería y marroquinería en Metapán.
“Los jóvenes de hoy en día desconocen qué es una talabartería y la importancia que tiene este oficio para un sector en específico, como lo es la ganadería”. Julio César Posada, PROPIETARIO
La talabartería y marroquinería El Jinete, situada en la ciudad de Metapán, Santa Ana, es de los pocos negocios en el país que aún se dedican a elaborar artículos de cuero. Esta talabartería tiene 50 años desde que fue fundada por la familia Posada.
El Jinete fue fundado en Aguilares, San Salvador, pero desde hace 25 años se trasladó a Metapán, según explican, por la alta demanda y presencia de la ganadería en la zona, así como también, para comercializar sus artículos en los sectores más inmediatos de Guatemala.
Actualmente, Julio César Posada, de 51 años, se encuentra al frente de este negocio, y junto a sus cuatro hermanos continúan manteniendo el legado familiar, que se ubica en la 1ª calle oriente, entre 2ª avenidanorteyavenidaisidromenéndez,barrio San Pedro, Metapán.
“Con mis hermanos aprendimos este negocio desde los 15 años gracias a un tío, poco a poco (fuimos) adquiriendo la experiencia necesaria, nos hicimos cargo del negocio. Siempre se busca mejorar y en Metapán era mucha la demanda de clientes”, comentó Julio César.
La talabartería consiste en la elaboración de monturas para animales de carga utilizando como materia prima el cuero de res; mientras que la marroquinería es la fabricación de artículos personales como cinchos, carteras, estuches para pistolas, navajas,fundasparacelulares,entreotros, a base del cuero de res.
El trabajo de montura inicia desde la elaboración de plantillas del diseño para posteriormente marcarlas sobre el cuero paraluegosercortadasyserforradas.luego, se cose para comenzar con el pegado sobre la madera y añadirle detalles como las correas. Este trabajo puede llevar desde dos a cuatro días, dependiendo el diseño solicitado por el cliente, explicaron.
“Trabajamos con cuero de alta calidad como las especialidades de Baqueta o Carnaza, nosotros trabajamos hasta con siete tipos de cuero procesados para ofrecerle una variedad al cliente y así varía el precio, desde $150 hasta $450 que pueden varias dependiendo el estilo si es americano, guatemalteco o mexicano”, agregó Marlon Guardado, trabajador.
La familia Posada asegura que su talabartería es la única que aún trabaja las monturas de caballo en la zona occidental del país y que, ante la desaparición de este oficio, se han convertido en referentes de distribución a nivel nacional de este artículo para el sector ganadero.
No obstante, comentan que este oficio ha disminuido considerablemente en los últimos años debido a la disminución de personasqueaúnsededicanalaganadería y por el incremento de los costos del cuero de res, que en su mayoría es importado de diferentes países de Latinoamérica.
“Es un trabajo muy difícil de aprender, se hace complicado darle la oportunidad a personas por lo complejo que resulta ser y eso ha hecho que las talabarterías estén desapareciendo”, concluyó Julio César.