LOS JÓVENES Y MAYORES DEBEN AHORRAR E INVERTIR PARA EL RETIRO
Cuando una persona tiene entre 25 y 40 años piensa que tiene toda la vida por delante y que es el momento de disfrutar lo que está ganando, viajando y gastando en todo lo que le hace feliz. En muchos casos los jóvenes pasan momentos de escasez de dinero durante sus años de estudios en escuelas y en universidades, por lo que cuando salen al mundo laboral sienten un gran alivio con los ingresos que están generando y solo piensan en comprar todo aquello que soñaban y que no pudieron adquirir antes.
La educación del ahorro para la vejez y para el retiro varía de país en país. Al haber tenido la oportunidad de vivir la mayor parte de mi vida en El Salvador y ahora en Estados Unidos, esto me permite comparar las diferentes formas cómo se prepara la gente para la vejez. Pero lo que no cambia es que los jóvenes ven lejos el retiro y las personas que ya llegaron a los cincuenta saben que tienen poco tiempo para ahorrar. Es por ello que los jóvenes deben educarse desde que tienen veinte años porque el tiempo es su mejor amigo, si saben ahorrar e invertir, mientras que para las personas mayores, el tiempo es su peor enemigo.
Los padres de familia deberíamos ser los primeros educadores de nuestros hijos en materia financiera. Es importante ahorrarles y enseñarles a ahorrar desde pequeños porque los ahorros se multiplican con los años y décadas y son los jóvenes los que tienen el tiempo para que sus ahorros se multipliquen muchas veces.
Ahora que trabajo en administración de patrimonios (wealth management) en Estados Unidos, he aprendido sobre el 401K; los IRA; seguros de vida que generan ingresos libres de impuestos para el dueño de la póliza y el beneficio por muerte también libre de impuestos para sus beneficiarios; anualidades que crecen con impuestos diferidos hasta que se supere los 59.5 años; cuentas de money market líquidas que ganan más del 5 % y portafolios de inversión conservadores en bonos o riesgosos en acciones; he aprendido mucho sobre fideicomisos que es algo que casi no existe en El Salvador; he aprendido sobre la necesidad de mantener un equilibrio entre liquidez de corto plazo e inversiones poco líquidas de largo plazo; sobre todo he aprendido sobre la necesidad de utilizar softwares para planificar la forma como cada persona puede ahorrar, invertir y así proyectar cuánto va a tener para el momento del retiro, si hace lo planificado a través del tiempo.
La recomendación que hoy le hago a los jóvenes es que comiencen lo más temprano posible a planificar su retiro que puede llegar en 30, 40 o 50 años y a las personas mayores de 50 años que siempre hay alternativas para tener un retiro decente en la medida que se planifica adecuadamente. En Estados Unidos, por el impacto que tienen los impuestos al momento de heredar su patrimonio, las personas deben organizar adecuadamente su herencia y no basta solamente con tener un testamento. Los seguros de vida se utilizan también para dejarle suficiente liquidez a los beneficiarios para pagar los impuestos y para recibir efectivo libre de impuestos.
Los seguros de vida, las anualidades y otros seguros complementan el patrimonio de las personas para que al momento de retirarse cuentan también con beneficios ante enfermedades, necesidades de cuidados a largo plazo, accidentes, imposibilidades de seguir trabajando, y muchos otros beneficios al ser planificados adecuadamente.
Hay tanto que aprender en materia financiera que la mejor recomendación que le puedo dar tanto a jóvenes, como a personas de mediana edad o adultos mayores, es que nunca es demasiado temprano, ni tampoco muy tarde, para educarse, planificar y adquirir todos aquellos productos que les puedan garantizar un mejor retiro ante cualquier contingencia o ante el inevitable efecto del tiempo.
La pandemia nos enseñó lo poco que necesitamos para vivir y eso es lo que aprenden los jóvenes en la escuela y la universidad, y si no nos creáramos tantas necesidades de consumo, podríamos ahorrar, invertir y multiplicar el poco o mucho dinero que cada quien pueda acumular con el paso del tiempo. Hagámonos el propósito de educarnos financieramente, independientemente de la edad que tengamos, para tener un futuro mejor.