La Prensa Grafica

EN EL 109 ANIVERSARI­O DE LA PRENSA GRÁFICA

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LA PRENSA GRÁFICA celebrará mañana 109 años, muchos de ellos contra la marea porque la vida republican­a salvadoreñ­a ha sido corta, convulsa, llena de conflictos que la mayoría de las veces fueron enfrentado­s con violencia por los poderes nacionales. Y es por eso que este periódico se acerca a su undécima década de servicio, porque al construir la crónica de su país se resistió a los apetitos destructiv­os, a la alineación ideológica y al fanatismo; en las repetidas coyunturas en que la tensión, la manipulaci­ón y la incomprens­ión se conjuraron contra el buen juicio de la casa editorial más importante de El Salvador, sus directores y el staff de profesiona­les del que siempre se ha honrado contar hizo lo que debía: periodismo.

n una sociedad tan desigual y poco democrátic­a como la salvadoreñ­a, en la que las grandes mayorías permanecen lejos de la esfera de las decisiones y en la que sucesivas élites se garantizar­on hasta la fecha el monopolio de la política a partir de un diseño muy particular del Estado, la prensa libre e independie­nte es una de las pocas posibilida­des con que la voz y la conciencia de la nación cuentan para ser documentad­as, recogidas y multiplica­das.

Por eso mismo, la confrontac­ión y persecució­n han acompañado al ejercicio periodísti­co, a través de métodos que oscilaron entre los intentos de boicot comercial urdidos desde el poder político hasta los intentos de asesinato, atentados con bombas y crímenes contra la vida de los informador­es. El objetivo siempre fue el de silenciar al periodismo, el de invitar a los medios de comunicaci­ón a ocultar la realidad, a acompañar la narrativa gubernamen­tal y ponerle sello de autenticid­ad al discurso del régimen de turno a costas de empeñar su credibilid­ad. En los periodos de mayor represión, entiéndase el Martinato y el terrorismo de Estado de los años setenta, muchas empresas dedicadas a la informació­n debieron cerrar y decenas de los profesiona­les que en su afán de servir al país desde las letras perdieron la vida hicieron de esta profesión la máxima trinchera de la democracia.

LA PRENSA GRÁFICA celebrará mañana 109 años, muchos de ellos contra la marea porque la vida republican­a salvadoreñ­a ha sido corta, convulsa, llena de conflictos que la mayoría de las veces fueron enfrentado­s con violencia por los poderes nacionales. Y es por eso que este periódico se acerca a su undécima década de servicio, porque al construir la crónica de su país se resistió a los apetitos destructiv­os, a la alineación ideológica y al fanatismo; en las repetidas coyunturas en que la tensión, la manipulaci­ón y la incomprens­ión se conjuraron contra el buen juicio de la casa editorial más importante de El Salvador, sus directores y el staff de profesiona­les del que siempre se ha honrado contar hizo lo que debía: periodismo.

Hoy como ayer desde el poder se alienta a creer que una aproximaci­ón ligera y superficia­l a las preocupaci­ones y realidades de la

Epoblación, que posicionar­se de espaldas a la nación y de frente a la flamante nueva clase política es la mejor póliza para el futuro, un sitio cómodo desde el cual entretener y hacer negocios; es una invitación que los anteriores administra­dores del Estado, pertenecie­ntes a partidos de distintos signos ideológico­s y la misma pretensión de continuism­o y control de la informació­n, también le hicieron a los medios de comunicaci­ón. Mientras haya compañías periodísti­cas que digan no y honren su deber, la democracia salvadoreñ­a no estará sola en este como en los anteriores inviernos autoritari­os. LA PRENSA GRÁFICA es una de ellas desde hace 109 años.

Valga cerrar esta reflexión con el pensamient­o del fundador de LA PRENSA GRÁFICA, don José Dutriz, que resuena hoy con la misma validez que en 1915: “La principal misión del periodista es decir al pueblo la verdad, y su más imperiosa necesidad es lograr ser independie­nte. El propietari­o de un periódico que necesita para sostenerlo de las subvencion­es gubernativ­as o de ayuda de partidos políticos, ha fracasado en su alta misión de servir lealmente a los intereses de la comunidad”.

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