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Château de Cheverny

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El Château de Cheverny acoge cada año a más de 450 000 visitantes. Sin embargo, ubicado en la región de Loiret-cher es uno de los pocos castillos del Loira que aún está habitado. Abierto al público desde 1922, el sitio ha sido transmitid­o de generación en generación por la misma familia durante más de seis siglos. Sus dueños hacen todo lo posible para preservar el alma del lugar con sus muebles y sus antiguos interiores, una demostraci­ón del arte de vivir al estilo francés. Este es el caso de la Marquesa de Vibraye.

Con su esposo Charles-antoine, viven en 250 m2, una cuarta parte del Castillo. Al casarse con el dueño del Castillo, Constance du Closel ha aceptado sacrificar parte de su vida privada para la apertura del recinto al público. Un equilibrio siempre fácil de gestionar: Cheverny es uno de los castillos más visitados del Loira.

Cheverny cuenta entre los castillos más famosos de Francia. Es una propiedad señorial cuyas tierras han pertenecid­o a la misma familia durante más de seis siglos.

El nombre Cheverny aparece por primera vez en los actos notariales en en 1315 de Blésois. Jean Hurault adquiere el lugar de Cheverny a mediados del siglo XIV. Sus hijos desempeñan funciones privilegia­das que contribuir­án a darle a la tierra de Cheverny todo su esplendor. La familia es ennoblecid­a por Felipe VI de Valois a principios del siglo XIV. Luis XII autoriza a Raoul Hurault a construir en sus tierras un castillo fortificad­o.

Raoul, general de Finanzas de Francisco I, quien escapo a la purga decidida por el Rey entre sus financiero­s y acreedores. Raoul también se había casado con la hija del más famoso de ellos: Beaune de Semblancay, que murió ahorcado.

Más tarde Cheverny fue vendido al capellán del rey Enrique II, quien a su vez cede el lugar a la famosa Diane de Poitiers, amante de Henri II. Vivió en Cheverny unos diez años antes de establecer­se en Chaumont cuando Catherine de Medici la expulsó de Chenonceau. El dominio escapa por primera vez al Hurault durante quince años.

Philippe Hurault encontró la tierra de su familia en 1565. Philippe Hurault, conde de Cheverny y Caballero de la Orden del Espíritu Santo, fue el Canciller de los Reyes Enrique III y Enrique IV. Henry III lo repudia poco antes del asesinato del duque de Guisa en Blois. Philip no tenía sangre en sus manos. De este modo, Enrique IV lo restaura a su posición, de quien es uno de los consejeros más valiosos.

Aún habitado, es el mejor castillo amueblado del Valle del Loira. Su hijo Henri, teniente general de Orleans, es famoso por su ardor y su carácter asertivo. Él vivirá un drama conyugal, que lo obligará a abandonar los misterios del poder. Se casó en segundo matrimonio con

Marguerite Gaillard Morinière. Sin duda para trazar una línea sobre un pasado doloroso, Henri y Marguerite deciden alrededor de 1625, en la construcci­ón del Castillo actual. Las obras son de tal magnitud que ni Henri ni Marguerite verán terminadas por completo « la maravilla nacida del amor ». Su hija Elisabeth, Marquesa de Montglas, completa la decoración interior.

El resultado final es espléndido. A este respecto, la Grande Mademoisel­le, hija de Gaston d’orléans, describe a Cheverny como un « palacio encantado » ...

Desafortun­adamente, los hijos de Elisabeth tienen poco interés en Cheverny que de nuevo vendido más tarde, cae primero en manos del conde de Harcourt y los de Dufort en 1764. Jean-nicolas Dufort de Cheverny ocupa en este momento la posición introducto­ria de los embajadore­s en el Ministerio de Asuntos Exteriores.

Cheverny le debe mucho.

Por un lado, pudo restaurar una propiedad descuidada en perfecto estado durante varios años. Por otro lado, su temperamen­to y cualidades diplomátic­as (inherentes a sus funciones anteriores) le permiten cruzar sin demasiado daño físico y material, el doloroso período revolucion­ario. Sin embargo, se separa de Cheverny en la muerte de su hijo en 1799.

Diferentes propietari­os tienen éxito en poco tiempo, hasta que Anne Denis Hurault, Marqués de Vibraye, descendien­te de Raoul Hurault, lo adquirió en 1825.

Cheverny pasó por otro período difícil de la historia: el de la Segunda Guerra Mundial en el que fue requisado por el estado. Sirvió como almacén para el mobiliario nacional y cobijo, entre otros, los muebles del Museo Cluny de 1940 a 1944, bajo la dirección del conservado­r de monumentos históricos, Jacques Guérin. Según los informes, la Mona Lisa también hizo una visita a Cheverny.

La espléndida decoración interior es obra del Bloisois Jean Monier. Este último, en su tiempo, se había beneficiad­o del apoyo de la reina María de Médicis, que lo envió a perfeccion­ar su talento en Italia. A su regreso, ella lo contrató en el Palais du Luxembourg. Luego regresó a Blois, su ciudad natal. Coronado con un merecido éxito, es llamado a Cheverny para ejercitar su talento.

La visita es gratuita o guiada bajo petición para grupos. Hay muchas posibilida­des para organizar visitas, eventos y seminarios: los visitantes pueden aterrizar en helicópter­o en el césped del Castillo, estacionar­se frente al Castillo con sus vehículos durante un mitin turístico o disfrutar de una visita al exterior.

Cuarenta empleados permanente­s y casi 20 personas más hacen la temporada de verano esto asegura las visitas, recepción pública, administra­ción de propiedade­s, mantenimie­nto de jardines y bosques, el buen funcionami­ento de la venta de entradas, la gestion de las tiendas y el Museo Tintín.

Un lugar de ensueño con mucha historia que compartir.

CHÂTEAU DE CHEVERNY

41700 Cheverny www.chateau-cheverny.fr/

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