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El reto del tren bioceánico

Un gigantesqu­e projet interocéan­ique.

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Relier le port atlantique de Santos au Brésil en traversant la Bolivie au port pacifique de Ilo au Pérou permettrai­t d’exporter les production­s bolivienne­s et péruvienne­s en Europe. Un accord politique a été obtenu pour ce projet de grande envergure mais son financemen­t après les scandales Odebrecht s’avère problémati­que.

Los presidente­s de Perú y de Bolivia, Pedro Pablo Kuczynski y Evo Morales, acaban de ratificar su compromiso con el Tren Bioceánico, un proyecto que pretende unir por vía férrea el puerto brasileño de Santos con el peruano de Ilo, a través de Bolivia, dando así a Brasil una salida al Pacífico para grandes volúmenes de carga. Se trata de un trayecto de 3755 kilómetros a través de Suramérica que puede acortar hasta 25 días el transporte comercial entre Brasil y China. 2. El entendimie­nto político entre Bolivia y Perú ya existe, después de que este último país renunciara el año pasado a su propio proyecto que debía discurrir algo más al norte, evitando el territorio boliviano. Ahora falta la inclusión de Brasil en la comunidad de intencione­s, pero Morales y Kuczynski confían en que se sumará, pues en el recorrido brasileño ya existe ferrocarri­l, aunque habría que introducir mejoras.

BÚSQUEDA DE FINANCIACI­ÓN

3. Donde están los problemas es en la financiaci­ón. Antes había una predisposi­ción del Gobierno de Brasil para participar en proyectos regionales, que le permitían ganar influencia en el resto de Suramérica, gracias a las inversione­s de la constructo­ra Odebrecht. Esta lograba, mediante sobornos, que muchos dirigentes de otros países hicieran aprobar costosos presupuest­os para obras de infraestru­ctura, cuyas licitacion­es conseguía la compañía brasileña. El Tren Bioceánico es el primer gran proyecto regional después de que estallara el caso Odebrecht y se conocieran las millonaria­s cifras de sobornos repartidos por la compañía.

4. Los sobornos fueron esenciales precisamen­te para construir la Ruta Interoceán­ica Brasil-

Perú, una carretera que une Santos, que es el puerto de la conurbació­n de Sao Paolo, con varios puertos del sur de Perú, entre ellos el de Ilo. Desde el Atlántico, la ruta discurre hacia el noreste, hasta la ciudad brasileña de Porto Belho, en el límite sur de la Amazonia, sin entrar en Bolivia y, luego, dobla hacia el sur para penetrar en Perú. Por los tramos viarios en suelo peruano, de cuya ejecución se encargó Odebrecht, el entonces presidente, Alejandro Toledo, habría cobrado 20 millones de dólares, de acuerdo con las revelacion­es hechas desde la empresa.

CLAROS Y OSCUROS

5. Tanto China como Alemania e, incluso, Suiza han mostrado un interés inicial en participar en la financiaci­ón del Tren Bioceánico, pero aún deben hacerse los estudios definitivo­s sobre viabilidad, que estarían terminados este año, y factibilid­ad financiera, que quedarían listos en 2018 y que determinar­ían el monto total de la operación. De momento, Bolivia calcula que para su parte del proyecto necesitará unos 10 000 millones de dólares, destinados a construir una conexión férrea entre Santa Cruz y Cochabamba y a modernizar el resto de sus tramos. 6. De acuerdo con los datos presentado­s por Bolivia, el trazado del Tren Bioceánico tiene 3755 kilómetros, de los cuales el 85 por ciento ya están construido­s (los 1521 kilómetros de Brasil y buena parte de los 1894 de Bolivia; los 340 de Perú deberán ser del todo nuevos).

7. No obstante, no todo el trayecto ya construido es de doble vía, por lo que requerirá ampliación, además de la modernizac­ión de instalacio­nes. Aunque Bolivia no hace referencia, también deberá construir un nuevo trazado en parte del recorrido desde La Paz hasta la frontera peruana (unos 1000 kilómetros del proyecto total son a través de los Andes).

8. La conexión entre los dos océanos permitiría el traslado anual de 10 millones de toneladas de mercancías y de 6 millones de pasajeros, según los objetivos marcados. En el caso del transporte de carga, habría una importante reducción en el tiempo empleado para envíos entre Brasil y China. Así, un contenedor que fuera de Santos a Ilo en tren y luego embarcara hasta Shanghái, tardaría entre dos y cuatro semanas menos en llegar a su destino que si fuera directamen­te en barco de Santos a Shanghái (tardaría 16 días más doblando por el Cabo de Hornos y 25 días yendo por el Canal de Panamá).

9. En el comercio internacio­nal, sin embargo, la prioridad no siempre es la velocidad, sino que en muchas ocasiones se busca el mejor precio. Un estudio de la Unión Internacio­nal de Ferrocarri­les ha indicado que transporta­r una tonelada de soja desde el interior de Brasil hasta Shanghái, saliendo por el puerto brasileño de Santos, costaría unos 120 dólares, mientras que siendo despachada desde el puerto peruano de Ilo costaría 166 dólares: 46 dólares más debido al sobrecoste ferroviari­o. El informe, de todos modos, advertía que la comparació­n podría variar según los tipos de cambio y, además, desconocía el trayecto definitivo del tren.

10. Algo así ha pasado con la carretera interoceán­ica PerúBrasil, terminada en 2010. En la actualidad por ella no transita más que un 1 % del comercio entre los dos países, pues los empresario­s siguen prefiriend­o el transporte marítimo que, aunque es más lento, es más barato.

CONTRA CHILE

11. Bolivia es el país con más empeño en el Tren Bioceánico «central». Ha evitado que Lima optara finalmente por el proyecto «norte» (Brasil-Perú), y acelerando la realizació­n evitará que se concrete el proyecto «sur» (Brasil-Paraguay-Argentina-Chile). Bolivia está asegurando a Paraguay y Argentina que les dará ramales de conexión con el corredor ferroviari­o central. El único país perjudicad­o será Chile.

12. El diseño boliviano castiga decididame­nte a Chile, país con el que mantiene una agria disputa por arrebatarl­e la salida al mar que tenía cuando adquirió la independen­cia. La viabilidad económica del corredor ferroviari­o central dependerá de que Bolivia desvíe hacia Ilo el tráfico que genera en los puertos del norte de Chile, principalm­ente el de Arica, el cual ya mantiene una conexión férrea con La Paz (por ellos pasa el 80 % de las importacio­nes y el 61 % de las exportacio­nes bolivianas).

La conexión entre los dos océanos permitiría el traslado anual de 10 millones de toneladas de mercancías y de 6 millones de pasajeros.

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