CAMBIO CLIMÁTICO, ¿QUÉ VA A PASAR?
Changement climatique, que va-t-il se passer ?
Déjà sept ouragans ont déferlé sur l’Atlantique nord depuis juin alors que la moyenne n’en compte que cinq par an ! Deux d’entre eux, Irma et María correspondent à des cyclones de catégorie 5 avec des vents dépassant les 250 km/heure. La fréquence et l’intensité de ces ouragans sont-elles directement liées au réchauffement climatique ? Doit-on s’attendre à une recrudescence de ces catastrophes naturelles si une vraie politique environnementale n’est pas mise en place à échelle internationale ?
El Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), organismo oficial que agrupa a cerca de 2000 expertos, admitió hace ya tiempo, sin ningún género de dudas, que las alteraciones climáticas se deben al aumento de la concentración en la atmósfera de dióxido de carbono (CO2) proveniente del uso excesivo de combustibles fósiles —gas, petróleo o carbón—, así como a la utilización de productos químicos, conocidos como clorofluorocarburos (CFC), que dañan la capa de ozono responsable de absorber la radiación ultravioleta del sol. Todo ello, como ya predijo en 1896 el químico sueco Svante Arrhenius, provoca un incremento del efecto invernadero —fenómeno natural que mantiene la temperatura en el planeta—, con el consiguiente recalentamiento global del planeta, el derretimiento de los hielos polares y el aumento del nivel de los océanos, con todo lo que ello implica: incremento del vapor de agua y, por tanto, fuertes aguaceros e inundaciones; desapa-
rición de costas e islas, desplazamiento de pueblos enteros y extinción de numerosas especies.
VOZ DE ALARMA
2. Las declaraciones del presidente estadounidense Bill Clinton en Port Douglas Park (Australia), el 22 de noviembre de 1996, fueron tajantes al respecto: «Si no trabajamos para reducir las dañinas emisiones de gases de efecto invernadero que provienen de automóviles, plantas de energía eléctrica, bosques quemados, etc., y que están calentando nuestro planeta, a fines del próximo siglo tendremos un aumento de tres grados centígrados en las temperaturas. El nivel del mar será entre 15 y 90 centímetros más alto que el actual y amenazará en 2100 a 92 millones de personas. Las lluvias habrán disminuido en las regiones tropicales y subtropicales y se incrementarán en las septentrionales, lo que en general reducirá los cultivos de alimentos en países en desarrollo. Mientras que la mortalidad aumentará a medida que se acentúan la intensidad y duración de las olas de calor, y los mosquitos que extienden la malaria y el dengue emigran hacia el norte».
3. Durante cien años los científicos consideraron muy controvertida la hipótesis de que el ser humano pudiera aumentar con su actividad la temperatura del planeta, pero hoy ya se sabe que es un hecho, es más.
4. Por el momento, la evidencia de la alteración climática es impactante. En los últimos cien años la Tierra ha registrado un aumento de temperatura de entre 0,4 y 0,8° C. Tras más de 30 años bajo el efecto del recalentamiento, el banco de hielo en los polos pierde 37.000 km2 por año. Las temperaturas alrededor de la Antártida han aumentado cinco veces más que el promedio global en los últimos 50 años.
5. Por otro lado, al calentarse la atmósfera aumenta la temperatura en la superficie del mar y se incrementa la intensidad de las tormentas, huracanes, tifones, ciclones tropicales, etc. De ahí que, en los últimos años, Centroamérica haya sido azotada por fuertes fenómenos climáticos con un alto coste en vidas y daños materiales.
6. En el otro lado del termómetro, a medida que la temperatura aumenta, las sequías y olas de calor son cada vez más comunes en todo el planeta. Los incendios forestales causaron también estragos en la Europa mediterránea el pasado verano. Sólo en Grecia se registraron más de 150 siniestros. Y la situación puede empeorar el próximo periodo estival. Asimismo, cuando Asia fue afectada por el fenómeno climático de El Niño, en 1998, sufrió la peor sequía en medio siglo con los cultivos de arroz en ruina y numerosos incendios forestales. El calentamiento del clima tiene además resultados imprevisibles, tanto en la Gran Barrera de Coral australiana, que morirá a causa de las temperaturas superiores a 29 °C, como en los Alpes compartidos por Austria, Francia, Italia, Suiza, Eslovenia y Liechtenstein. Según Erwin Mayer, climatólogo de Greenpeace, se ha registrado en ellos un aumen-
to de la temperatura de 1,8 °C en los últimos 100 años, lo que provoca que se produzcan numerosos aludes y avalanchas en alturas superiores a los 1500 metros.
7. La meteorología solo estudia las fluctuaciones rápidas de la atmósfera, pero las predicciones a largo plazo tienen en cuenta tendencias y fenómenos muy lentos y hoy, gracias a los programas informáticos y las exploraciones por satélite, resulta más fácil prever el clima de 2050 o 2100, que el tiempo que hará la próxima semana.
LO QUE NOS ESPERA
8. Una decena de modelos climáticos realizados por equipos franceses y británicos del instituto Pierre-Simon de Laplace han llegado a la conclusión de que el tipo de tormentas e inundaciones que afectaron a varias zonas de las islas Británicas el pasado octubre serán más frecuentes en el futuro y que, de no tomar medidas inmediatas, las inundaciones y el desbordamiento de los ríos causarán en este país pérdidas multimillonarias. El incremento de temperatura en las capas superiores del mar producirá, en el golfo de México y la bahía de Bengala, huracanes un 60 por ciento más fuertes que los actuales. En general las zonas septentrionales de Europa serán afectadas por graves tornados e inundaciones, aunque disfrutarán de temperaturas invernales más moderadas y veranos más cálidos; mientras que el sur, y sobre todo la cuenca mediterránea, sufrirá estaciones estivales demasiado calurosas para que los turistas acudan a ellas. España, Italia y Grecia padecerán un proceso salvaje de desertificación. 9. Al mismo tiempo, y coincidiendo con las profecías de Nostradamus, el nivel del mar aumentará de aquí a 2050 unos 30 centímetros, lo cual hará desaparecer los diques holandeses. Y, en lugares como Bangladesh, los 25 millones de personas que viven a menos de medio metro sobre el nivel del mar, tendrán que desplazarse hacia las ciudades del interior. Peor será la situación de India que, con el deshielo del Himalaya y el recalentamiento, conocerá en las próximas décadas inundaciones catastróficas que anegarán la mitad de sus tierras. El ascenso del mar tendrá repercusiones imprevisibles en la desaparición de especies de aves zancudas que encuentran su alimento en las franjas costeras, que desaparecerán. Aunque, en general, las especies amenazadas son cada vez más numerosas, unas porque son frágiles, como las mariposas o las ranas y, otras, como el cocodrilo, las morsas, el salmón del Atlántico o el tigre asiático, porque su hábitat está a punto de desaparecer. En 2100 habremos extinguido la mitad de las especies del planeta.
El incremento de temperatura en las capas superiores del mar producirá, en el golfo de México y la bahía de Bengala, huracanes un 60 por ciento más fuertes que los actuales.
10. Y lo peor, dentro de 25 años la Tierra tendrá 10 000 millones de pobladores y de ellos solo 3000 millones dispondrán de 1700 metros cúbicos de agua por año. Los puntos más calientes del planeta —Siria, Irak, Turquía, Egipto, Sudán, Etiopía, India, Israel— serán los más afectados por la escasez de agua.
11. En definitiva, la superficie de la Tierra podría llegar a un nivel de temperatura no experimentado en los últimos 9000 años.
MEDIDAS POR TOMAR
12. Como dice Pascale Delecluse, «la primera medida que tengamos que tomar ha de ser individual y pedagógica. El cambio climático no es cuestión únicamente de multinacionales que contaminan. Es la calefacción, el transporte, cosas que conciernen a cada uno de nosotros. El clima no está a merced de la fatalidad, la humanidad tiene el poder de actuar o bien o mal. Y ello nos da una responsabilidad nueva. No se trata de realizar profecías apocalípticas, sino de enfrentar una realidad que cambia».